Liber III, 161-171

Mutandae sedes. Non haec tibi litora suasit
Delius aut Cretae iussit considere Apollo.
Est locus, Hesperiam Grai cognomine dicunt,
terra antiqua, potens armis atque ubere glaebae;
Oenotri coluere uiri; nunc fama minores 165
Italiam dixisse ducis de nomine gentem.
Hae nobis propriae sedes, hinc Dardanus ortus
Iasiusque pater, genus a quo principe nostrum.
Surge age et haec laetus longaeuo dicta parenti
haud dubitanda refer: Corythum terrasque requirat 170
Ausonias; Dictaea negat tibi Iuppiter arua.'


Deben ser cambiadas las sedes. No estas riberas te aconsejó
el Delio ni te ordenó Apolo asentarte en Creta.
Hay un lugar, los griegos lo llaman con el nombre de Hesperia,
una tierra antigua, poderosa en las armas y en la fertilidad de la gleba;
la habitaron hombres de Enotria; ahora es fama que sus descendientes 165
la llamaron gens Italia por el nombre de un jefe.
Tenemos estas sedes como propias, de aquí surgió Dárdano
y el padre Yasión, el primero del cual surge nuestra estirpe.
Levanta, pues, y
estas palabras, alegre, a tu longevo padre,
de las que no debe dudarse, cuenta: que busque Córito y las tierras 170
ausonias; Júpiter te niega los campos dicteos”


Liber III, 147-160

Nox erat et terris animalia somnus habebat:
effigies sacrae diuum Phrygiique penates,
quos mecum a Troia mediisque ex ignibus urbis
extuleram, uisi ante oculos astare iacentis 150
in somnis multo manifesti lumine, qua se
plena per insertas fundebat luna fenestras;
tum sic adfari et curas his demere dictis:
'Quod tibi delato Ortygiam dicturus Apollo est,
hic canit et tua nos en ultro ad limina mittit. 155
Nos te Dardania incensa tuaque arma secuti,
nos tumidum sub te permensi classibus aequor,
idem uenturos tollemus in astra nepotes
imperiumque urbi dabimus. Tu moenia magnis
magna para longumque fugae ne linque laborem. 160


Noche era y en las tierras el sueño poseía a los animales:
las sagradas efigies de los dioses y los frigios Penates,
que conmigo de Troya y de en medio de los fuegos de la ciudad
había sacado, parecieron estar erguidos ante mis ojos yacentes 150
en sueños, manifiestos por la mucha luz, con la que
la luna llena se derramaba por las abiertas ventanas;
Entonces, así hablaban y con estas palabras quitaban mis preocupaciones:
"Lo que Apolo te iba a decir si te dirigieras a Ortigia,
aquí te lo canta y
a tus umbrales, además, he aquí, nos envía. 155
Nosotros te seguimos a ti, incendiada Dardania, y a tus armas;
nosotros bajo tu mando hemos recorrido el mar hinchado con las naves,
nosotros mismos levantaremos a los astros a los nietos que llegarán
y daremos el imperio a tu ciudad. Tú, para grandes, murallas
grandes prepara y no dejes el enorme esfuerzo de tu huida. 160


Liber III, 135-146

Iamque fere sicco subductae litore puppes, 135
conubiis aruisque nouis operata iuuentus,
iura domosque dabam, subito cum tabida membris
corrupto caeli tractu miserandaque uenit
arboribusque satisque lues et letifer annus.
Linquebant dulcis animas aut aegra trahebant 140
corpora; tum sterilis exurere Sirius agros,
arebant herbae et uictum seges aegra negabat.
Rursus ad oraclum Ortygiae Phoebumque remenso
hortatur pater ire mari ueniamque precari,
quam fessis finem rebus ferat, unde laborum 145
temptare auxilium iubeat, quo uertere cursus.


Y ya en un casi seco litoral habían sido varadas las popas, 135
de los matrimonios y los nuevos campos se ocupaba la juventud,
yo les daba leyes y casas, cuando súbitamente
vino putrefacta para los miembros,
desde una región corrupta del cielo, y deplorable
para árboles y sembrados una epidemia y un año mortífero.
Dejaban sus dulces almas o enfermos arrastraban 140
sus cuerpos; además Siro abrasaba los estériles campos,
estaban secas las hierbas y una mies enferma nos negaba el alimento.
De nuevo al oráculo de Ortigia y a Febo, recorriendo
el mar, exhorta mi padre
a ir y a suplicar su venia,
qué fin da a estos sufrimientos, de dónde nos ordena 145
buscar auxilio a nuestro esfuerzos, a dónde dirigir el rumbo.


Liber III, 121-134

Fama uolat pulsum regnis cessisse paternis
Idomenea ducem, desertaque litora Cretae,
hoste uacare domum sedesque astare relictas.
Linquimus Ortygiae portus pelagoque uolamus
bacchatamque iugis Naxon uiridemque Donusam, 125
Olearon niueamque Paron sparsasque per aequor
Cycladas, et crebris legimus freta concita terris.
Nauticus exoritur uario certamine clamor:
hortantur socii Cretam proauosque petamus.
Prosequitur surgens a puppi uentus euntis, 130
et tandem antiquis Curetum adlabimur oris.
Ergo auidus muros optatae molior urbis
Pergameamque uoco, et laetam cognomine gentem
hortor amare focos arcemque attollere tectis. 


Vuela el rumor de que ha sido expulsado del reino de su padre
el jefe Idomeneo, que habían sido abandonadas los litorales de Creta,
que la patria estaba libre de enemigos y que sedes vacías estaban levantadas.
Dejamos el puerto de Ortigia y por el mar volamos
y Naxos que celebra a Baco en sus collados y la verde Donusa, 125
y Oléaros y la nívea Paros y esparcidas por el mar
las Cícladas recorrimos y los mares agitados por
abundantes tierras.
Un clamor náutico surge en disputa varia:
exhortan los compañeros a que
busquemos Creta  y a nuestros antepasados.
Sigue un viento que surge de la popa que avanza, 130
y, finalmente, llegamos a las antiguas orillas de los curetes.
Así pues, ansioso levanto los muros de la
deseada ciudad
y Pergámea la llamo y a mi pueblo alegre con el nombre
lo exhorto a amar sus hogares y a levantar la ciudadela sobre los tejados.

Liber III, 99-120

Haec Phoebus; mixtoque ingens exorta tumultu
laetitia, et cuncti quae sint ea moenia quaerunt, 100
quo Phoebus uocet errantis iubeatque reuerti.
Tum genitor ueterum uoluens monimenta uirorum
'Audite, o proceres,' ait 'et spes discite uestras.
Creta Iouis magni medio iacet insula ponto,
mons Idaeus ubi et gentis cunabula nostrae. 105
Centum urbes habitant magnas, uberrima regna,
maximus unde pater, si rite audita recordor,
Teucrus Rhoeteas primum est aduectus in oras,
optauitque locum regno. Nondum Ilium et arces
Pergameae steterant; habitabant uallibus imis. 110
Hinc mater cultrix Cybeli Corybantiaque aera
Idaeumque nemus, hinc fida silentia sacris,
et iuncti currum dominae subiere leones.
Ergo agite et diuum ducunt qua iussa sequamur:
placemus uentos et Cnosia regna petamus. 115
Nec longo distant cursu: modo Iuppiter adsit,
tertia lux classem Cretaeis sistet in oris.'
Sic fatus meritos aris mactauit honores,
taurum Neptuno, taurum tibi, pulcher Apollo,
nigram Hiemi pecudem, Zephyris felicibus albam. 120


Estas cosas dijo Febo; y en medio del tumulto surgió una ingente
alegría, y todos preguntan cuáles son esas murallas, 100
a donde
Febo llama a los errantes y les ordena volver.
Entonces, mi padre, evocando los recuerdos de los hombres viejos,
“Oid, oh próceres," dice" y conoced vuestras esperanzas.
Creta, la isla del gran Júpiter, yace en medio del ponto,
donde el monte Ida y la cuna de nuestro pueblo. 105
Cien grandes ciudades habitan, ubérrimos reinos,
de donde
nuestro más gran padre, si recuerdo lo escuchado bien,
Teucro, arribó por primera
vez a las costas reteas
y eligió un lugar para su reino. Todavía no Ilión ni la ciudadela
de Pérgamo
se habían levantado; habitaban en los profundos valles. 110
De aquí la madre que mora en el Cibelo y los bronces de los Coribantes
y el bosque ideo, de aquí los fieles silencios en las cosas sagradas,
y los leones vinieron uncidos al carro de su dueña.
Así que vamos y sigamos por donde nos guien los mandatos de los dioses:
aplaquemos los vientos y busquemos los reinos de Cnosos. 115
Y no están alejados por un largo camino: con que Júpiter nos asista,
la tercera luz colocará nuestra flota en las orillas de Creta.”
Habiendo hablado así, sacrificó en los altares honores merecidos,
un toro a Neptuno, un toro para ti, bello Apolo,
una oveja negra al Invierno y a los felices Céfiros una blanca. 120


Liber III, 84-98

Templa dei saxo uenerabar structa uetusto:
'da propriam, Thymbraee, domum; da moenia fessis 85
et genus et mansuram urbem; serua altera Troiae
Pergama, reliquias Danaum atque immitis Achilli.
Quem sequimur? quoue ire iubes? ubi ponere sedes?
Da, pater, augurium atque animis inlabere nostris.'
Vix ea fatus eram: tremere omnia uisa repente, 90
liminaque laurusque dei, totusque moueri
mons circum et mugire adytis cortina reclusis.
Summissi petimus terram et uox fertur ad auris:
'Dardanidae duri, quae uos a stirpe parentum
prima tulit tellus, eadem uos ubere laeto 95
accipiet reduces. Antiquam exquirite matrem.
Hic domus Aeneae cunctis dominabitur oris
et nati natorum et qui nascentur ab illis.'


Veneraba yo los templos del dios levantados en una vieja roca:
“Danos, Timbreo, una casa propia; da murallas a los fatigados 85
y un linaje y una ciudad que permanezca; salva la nueva
Pérgamo de Troya, reliquia de los dánaos y del cruel Aquiles.
¿A quién seguimos? o ¿a dónde nos mandas ir? ¿Dónde poner nuestras sedes?
Danos, padre, un augurio y deslízate en nuestros espíritus.”
Apenas había dicho estas cosas: todo me pareció temblar de repente, 90
y los umbrales y el laurel del dios, y el monte entero
moverse alrededor y en el abierto santuario retumbar su trípode.
Sumisos, caemos a tierra y una voz es llevada a nuestros oídos:
“Duros Dardánidas, la primera tierra que os creó de la estirpe
de vuestros padres, esa misma con alegre ubre 95
os recibirá de regreso. Buscad a la antigua madre.
Aquí la casa de Eneas dominará sobre todas las riberas
y los hijos de los hijos y los que nazcan de ellos.”


Liber III, 69-83

Inde ubi prima fides pelago, placataque uenti
dant maria et lenis crepitans uocat Auster in altum, 70
deducunt socii nauis et litora complent;
prouehimur portu terraeque urbesque recedunt.
Sacra mari colitur medio gratissima tellus
Nereidum matri et Neptuno Aegaeo,
quam pius arquitenens oras et litora circum 75
errantem Mycono e celsa Gyaroque reuinxit,
immotamque coli dedit et contemnere uentos.
Huc feror, haec fessos tuto placidissima portu
accipit; egressi ueneramur Apollinis urbem.
Rex Anius, rex idem hominum Phoebique sacerdos, 80
uittis et sacra redimitus tempora lauro
occurrit; ueterem Anchisen agnouit amicum.
Iungimus hospitio dextras et tecta subimus. 


Luego, cuando hay la primera confianza en el piélago y los vientos
dan mares aplacados y crepitando suave el Austro nos llama a alta mar, 70
sacan los compañeros las naves y llenan el litoral;
somos arrastrados del puerto y se retiran las tierras y las ciudades.
Está habitada en medio del mar una tierra sagrada gratísima
a la madre de las Nereidas y a Neptuno Egeo,
a la que, errante por orillas y litorales, el pío arquero 75
la amarró de la elevada Míconos y Gíaros
e, inmóvil, le concedió ser habitada y despreciar los vientos.
Aquí soy llevado, esta, placidísima, agotados, en su seguro puerto
nos recibe; avanzando, veneramos la ciudad de Apolo.
El rey Anio, el mismo rey de hombres y sacerdote de Febo,
80
con sus sienes ceñidas con cintas y laurel sagrado,
corre al encuentro; reconoció a su viejo amigo
Anquises.
Juntamos las diestras en hospitalidad y a su morada entramos.


Liber III, 60-68

Omnibus idem animus: scelerata excedere terra, 60
linqui pollutum hospitium et dare classibus Austros.
Ergo instauramus Polydoro funus, et ingens
aggeritur tumulo tellus; stant Manibus arae
caeruleis maestae uittis atraque cupresso,
et circum Iliades crinem de more solutae; 65
inferimus tepido spumantia cymbia lacte
sanguinis et sacri pateras, animamque sepulcro
condimus et magna supremum uoce ciemus.


En todos el mismo ánimo: partir de una tierra maldita, 60
ser dejado un alojamiento manchado y ofrecer los Austros a la flota.
Así pues, instauramos el funeral para Polidoro y ingente cantidad
de tierra se amontona sobre su túmulo; se alzan a sus Manes aras
tristes con bandas azules y negro ciprés,
y alrededor las troyanas con el pelo suelto según la costumbre;
65
echamos espumantes cuencos de tibia leche
y páteras de sangre sagrada, y su alma
en el sepulcro
encerramos y, por última vez, lo invocamos a grandes voces.

Liber III, 49-59

Hunc Polydorum auri quondam cum pondere magno
infelix Priamus furtim mandarat alendum 50
Threicio regi, cum iam diffideret armis
Dardaniae cingique urbem obsidione uideret.
Ille, ut opes fractae Teucrum et Fortuna recessit,
res Agamemnonias uictriciaque arma secutus
fas omne abrumpit: Polydorum obtruncat, et auro 55
ui potitur. Quid non mortalia pectora cogis,
auri sacra fames! Postquam pauor ossa reliquit,
delectos populi ad proceres primumque parentem
monstra deum refero, et quae sit sententia posco.


A este Polidoro, en otro tiempo, con gran una cantidad de oro,
el infeliz Príamo, furtivamente, lo había enviado para que lo criara 50
al rey de Tracia, desconfiando ya de las armas
de Dardania y viendo que la ciudad era rodeada por el asedio.
Aquel, cuando se quebraron las fuerzas de los teucros y Fortuna se retiró,
siguiendo las cosas de Agamenón y las armas vencedoras,
rompió todo lo permitido: a Polidoro mata y
del oro 55
por la fuerza
se apodera. ¡A qué no obligas a los mortales pechos,
execrable hambre de oro! Después que el pavor dejó mis huesos,
a próceres selectos de mi pueblo y a mi padre el primero
el prodigio de los dioses refiero y cuál es su parecer les pido.


Liber III, 37-48

Tertia sed postquam maiore hastilia nisu
adgredior genibusque aduersae obluctor harenae,
(eloquar an sileam?) gemitus lacrimabilis imo
auditur tumulo et uox reddita fertur ad auris: 40
'Quid miserum, Aenea, laceras? Iam parce sepulto,
parce pias scelerare manus. Non me tibi Troia
externum tulit aut cruor hic de stipite manat.
Heu fuge crudelis terras, fuge litus auarum:
nam Polydorus ego. Hic confixum ferrea texit 45
telorum seges et iaculis increuit acutis.'
Tum uero ancipiti mentem formidine pressus
obstipui steteruntque comae et uox faucibus haesit. 


Pero después que con mayor esfuerzo a unas terceras ramas
me dirijo y lucho de rodillas contra la adversa arena,
(¿podré seguir o me callaré?), un gemido digno de ser llorado
se oye desde lo profundo del túmulo y una voz emitida es llevada a mis oídos: 40
“¿Por qué
a un desgraciado, Eneas, desgarras? Respeta ya al sepultado,
deja de profanar tus pías manos. Troya no me hizo
extraño para ti ni mana del tronco esta sangre.
¡Ay!, huye de estas crueles tierras, huye de este avaro litoral:
pues yo soy Polidoro. Aquí, atravesado, me cubrió una férrea 45
multitud de dardos y aumentó con agudas jabalinas.”
Entonces, en verdad, con mi mente oprimida por un doble terror,

quedé estupefacto y se me erizaron los cabellos y la voz se clavó en mi garganta.


Liber III, 24-36

Accessi uiridemque ab humo conuellere siluam
conatus, ramis tegerem ut frondentibus aras, 25
horrendum et dictu uideo mirabile monstrum.
Nam quae prima solo ruptis radicibus arbos
uellitur, huic atro liquuntur sanguine guttae
et terram tabo maculant. Mihi frigidus horror
membra quatit gelidusque coit formidine sanguis. 30
Rursus et alterius lentum conuellere uimen
insequor et causas penitus temptare latentis;
ater et alterius sequitur de cortice sanguis.
Multa mouens animo Nymphas uenerabar agrestis
Gradiuumque patrem, Geticis qui praesidet aruis, 35
rite secundarent uisus omenque leuarent.


Me acerqué y traté de arrancar del suelo verde
maleza, para cubrir con sus frondosas ramas los altares, 25
y veo un admirable prodigio horrendo de contar.
Pues en cuanto del suelo, cortadas sus raíces, el primer arbusto
es arrancado, a este se le licúan gotas de negra sangre
y la tierra con su peste manchan. Un frígido horror
me sacude los miembros y mi sangre gélida se me cuaja de miedo. 30
De nuevo trato de arrancar un flexible junco de otro
y de examinar en profundidad las causas latentes;
y negra sangre mana de la corteza del otro.
Moviendo muchas cosas en mi ánimo, veneraba a las Ninfas agrestes
y al padre Gradivo, el que vela por los campos de los getas, 35
según el rito, para que hicieran favorables estas visiones e hicieran leve este presagio.

Liber III, 13-23


Terra procul uastis colitur Mauortia campis
(Thraces arant) acri quondam regnata Lycurgo,
hospitium antiquum Troiae sociique penates 15
dum fortuna fuit. Feror huc et litore curuo
moenia prima loco fatis ingressus iniquis
Aeneadasque meo nomen de nomine fingo.
Sacra Dionaeae matri diuisque ferebam
auspicibus coeptorum operum, superoque nitentem 20
caelicolum regi mactabam in litore taurum.
Forte fuit iuxta tumulus, quo cornea summo
uirgulta et densis hastilibus horrida myrtus.
 
Lejos, una tierra de Marte con vastos campos es cultivada
(los tracios la aran), gobernada en otro tiempo por el cruel Licurgo,
hospicio antiguo de Troya y Penates aliados 15
mientras
hubo fortuna. Soy llevado aquí y en el curvo litoral
las primeras murallas coloco entrando por los hados inicuos
e invento el nombre "Enéadas" a partir de mi propio nombre.
Llevaba sacrificios a mi madre,
hija de Dione, y a los dioses
protectores de las obras empezadas y para el supremo 20
rey de los habitantes del cielo sacrificaba en el litoral un resplandeciente toro.
Casualmente, había al lado un túmulo, en lo más alto del cual
ramitas de cornejo y un mirto erizado de densas varas.

Liber III, 1-12


Postquam res Asiae Priamique euertere gentem
immeritam uisum superis, ceciditque superbum
Ilium et omnis humo fumat Neptunia Troia,
diuersa exsilia et desertas quaerere terras
auguriis agimur diuum, classemque sub ipsa 5
Antandro et Phrygiae molimur montibus Idae,
incerti quo fata ferant, ubi sistere detur,
contrahimusque uiros. Vix prima inceperat aestas
et pater Anchises dare fatis uela iubebat,
litora cum patriae lacrimans portusque relinquo 10
et campos ubi Troia fuit. Feror exsul in altum
cum sociis natoque penatibus et magnis dis. 

Después de que las cosas de Asia y la gente que no lo merecía
de Príamo destruir pareció oportuno a los de arriba y cayó la soberbia
Ilión y desde el suelo echa humo toda la neptunia Troya,
a diversos exilios y a buscar tierras desiertas
somos llevados por los augurios de los dioses y una flota al pie de la misma 5
Antandro preparamos y de los montes del frigio Ida,
inseguros de a dónde nos llevan los hados, dónde establecernos se nos concederá,
y reunimos a los hombres. Apenas había empezado el primer estío
y el padre Anquises ordenaba dar las velas a los hados,
cuando llorando dejo el litoral de mi patria y sus puertos 10
y sus campos donde existió Troya. Soy llevado como exiliado al mar,
con mis socios y mi hijo, con los Penates y los grandes dioses.

Liber III - Sinopsis

Eneas, con los compañeros que han podido escapar a la catástrofe, prepara una flota y navega a las costas de Tracia. Comienza así un periplo que le lleva sucesivamente a la isla de Delos (para con sultar el oráculo), a Creta, de donde deben partir precipitadamente a causa de la peste, y a las islas Estrófades (encuentro con Celeno y las demás Harpías; nueva profecía sobre su destino). Llegan a las costas de Epiro, donde encuentran a Andrómaca y Héleno; le anuncia éste su brillante porvenir y le advierte de los peligros que debe evitar en la navegación hacia Italia. Bordean las costas de Sicilia y, frente al Etna, encuentran al griego Aqueménides, superviviente de la expedición de Ulises, que les refiere la aventura con el Ciclope Polifemo. Evitan luego los escollos de Escila y Caribdis siguiendo los consejos de Heleno, y llegan al fin al puerto de Drépano, donde muere Anquises, el padre del héroe. Viene luego la tempestad que les ha arrojado a las playas de África, con lo que termina el relato de Eneas a la reina.

Liber II, 796-804


Atque hic ingentem comitum adfluxisse nouorum
inuenio admirans numerum, matresque uirosque,
collectam exsilio pubem, miserabile uulgus.
Vndique conuenere animis opibusque parati
in quascumque uelim pelago deducere terras. 800
Iamque iugis summae surgebat Lucifer Idae
ducebatque diem, Danaique obsessa tenebant
limina portarum, nec spes opis ulla dabatur.
Cessi et sublato montis genitore petiui. 

Y encuentro admirándome que un ingente número
de nuevos compañeros ha afluido
aquí, madres y hombres,
juventud reunida para el exilio, mísero vulgo.
De todas partes llegaron preparados de ánimos y recursos
hacia cualesquiera tierras que yo quisiera conducirlos por el mar. 800
Y ya surgía Lucifer de las cumbres del altísimo Ida
y traía el día, y los dánaos tenían sitiados
los umbrales de las puertas y no se daba esperanza alguna de ayuda.
Me retiré y busqué
los montes con mi padre levantado.

Liber II, 771-795

Quaerenti et tectis urbis sine fine ruenti
infelix simulacrum atque ipsius umbra Creusae
uisa mihi ante oculos et nota maior imago.
Obstipui, steteruntque comae et uox faucibus haesit.
Tum sic adfari et curas his demere dictis: 775
'Quid tantum insano iuuat indulgere dolori,
o dulcis coniunx? Non haec sine numine diuum
eueniunt; nec te comitem hinc portare Creusam
fas, aut ille sinit superi regnator Olympi.
Longa tibi exsilia et uastum maris aequor arandum, 780
et terram Hesperiam uenies, ubi Lydius arua
inter opima uirum leni fluit agmine Thybris.
Illic res laetae regnumque et regia coniunx
parta tibi; lacrimas dilectae pelle Creusae.
Non ego Myrmidonum sedes Dolopumue superbas 785
aspiciam aut Grais seruitum matribus ibo,
Dardanis et diuae Veneris nurus;
sed me magna deum genetrix his detinet oris.
Iamque uale et nati serua communis amorem.'
Haec ubi dicta dedit, lacrimantem et multa uolentem 790
dicere deseruit, tenuisque recessit in auras.
Ter conatus ibi collo dare bracchia circum;
ter frustra comprensa manus effugit imago,
par leuibus uentis uolucrique simillima somno.
Sic demum socios consumpta nocte reuiso. 795 


A mí, que andaba buscando y por las casas de la ciudad corría,
el espectro y la infeliz sombra de la propia Creúsa
se apareció ante mis ojos y una imagen mayor que la conocida.
Quedé estupefacto, se me erizaron los cabellos y la voz se me quedó en la garganta.
Entonces hablaba así y con estas palabras me quitaba las preocupaciones:
“¿De qué sirve abandonarte tanto a un dolor insano,
oh dulce cónyuge? No estas cosas sin el numen de los dioses
suceden; y llevar de aquí a Creúsa como compañera
no te está permitido, ni aquel soberano del Olimpo superior lo permite.
Un largo exilio y una vasta llanura del mar que debe ser arada por ti,
y llegarás a la tierra de Hesperia, donde el lidio Tíber
entre los opimos campos de los hombres fluye con lento curso.
Allí cosas alegres y un reino y una cónyuge real
te surgirán; aleja las lágrimas por tu querida Creúsa.
Yo las sedes soberbias de mirmídones o dólopes
no veré, ni iré para servir a las madres griegas,
yo, dardánida y nuera de la divina Venus;
sino que me detiene en estas orillas la gran madre de los dioses.
Y ya adiós y guarda el amor a nuestro común hijo.”
Cuando me entregó estas palabras, me dejó llorando y queriendo
decir mucha cosas, y se retiró hacia las tenues auras.
Tres veces intenté en aquel momento dar mis brazos alrededor de su cuello;
tres veces huyó de mis manos su imagen en vano aprisionada,
igual a los leves vientos y parecidísima al sueño alado.
Así, finalmente, consumida la noche, vuelvo a ver a mis compañeros.

Liber II, 750-770

Stat casus renouare omnis omnemque reuerti 750
per Troiam et rursus caput obiectare periclis.
Principio muros obscuraque limina portae,
qua gressum extuleram, repeto et uestigia retro
obseruata sequor per noctem et lumine lustro:
horror ubique animo, simul ipsa silentia terrent. 755
Inde domum, si forte pedem, si forte tulisset,
me refero: inruerant Danai et tectum omne tenebant.
Ilicet ignis edax summa ad fastigia uento
uoluitur; exsuperant flammae, furit aestus ad auras.
Procedo et Priami sedes arcemque reuiso: 760
et iam porticibus uacuis Iunonis asylo
custodes lecti Phoenix et dirus Vlixes
praedam adseruabant. Huc undique Troia gaza
incensis erepta adytis, mensaeque deorum
crateresque auro solidi, captiuaque uestis 765
congeritur. Pueri et pauidae longo ordine matres
stant circum.
Ausus quin etiam uoces iactare per umbram
impleui clamore uias, maestusque Creusam
nequiquam ingeminans iterumque iterumque uocaui. 770

Está decidido volver a pasar todos los avatares y regresar 750
por toda Troya y de nuevo lanzar mi cabeza a los peligros.
En un principio, los muros y los oscuros umbrales de la puerta,
por la que había salido, intento alcanzar de nuevo y las huellas hacia atrás
observadas sigo por la noche y las recorro con una lumbre:
el horror por todas partes en mi pecho, a la vez, los mismos silencios me aterran. 755
Luego a casa, por si acaso había llevado hacia allí sus pasos, por si acaso,
me hago volver: habían penetrado los dánaos y toda la casa tenían.
Al punto, el fuego voraz a los techos más altos por el viento
es llevado; los sobrepasan las llamas y el calor ruge hacia las auras.
Avanzo y las sedes de Príamo y la ciudadela vuelvo a ver: 760
y ya
en los pórticos vacíos en el templo de Juno
guardianes selectos, Fénix y el cruel Ulises,
el botín custodiaban. Aquí de todas partes el tesoro de Troya,
arrebatado de los templos incendiados, y las mesas de los dioses
y las cráteras de oro sólido y la ropa apresada 765
se amontona. Los niños y las pávidas madres en larga fila
están alrededor.
Es más, incluso atreviéndome a lanzar voces entre las sombras,
llené las calles con mi clamor y, triste, a Creúsa
en vano, repitiéndolo una y otra vez una y otra vez, llamé . 770

Liber II, 735-749


Hic mihi nescio quod trepido male numen amicum 735
confusam eripuit mentem. Namque auia cursu
dum sequor et nota excedo regione uiarum,
heu misero coniunx fatone erepta Creusa
substitit, errauitne uia seu lapsa resedit,
incertum; nec post oculis est reddita nostris. 740
Nec prius amissam respexi animumue reflexi
quam tumulum antiquae Cereris sedemque sacratam
uenimus: hic demum collectis omnibus una
defuit, et comites natumque uirumque fefellit.
Quem non incusaui amens hominumque deorumque, 745
aut quid in euersa uidi crudelius urbe?
Ascanium Anchisenque patrem Teucrosque penatis
commendo sociis et curua ualle recondo;
ipse urbem repeto et cingor fulgentibus armis.

Entonces a mí, turbado, no sé qué numen poco amigo 735
me arrebató mi confundida mente. Pues mientras en mi carrera sitios
inaccesibles sigo y me aparto del límite conocido de las vías,
ay mísero, mi cónyuge Creúsa me fue arrebata, incierto si por su hado
se detuvo o si se equivocó de camino o si cansada se sentó;
y después no fue devuelta a nuestros ojos. 740
Y no me volví a mirar a la que se había perdido ni presté atención
antes de que al túmulo de la antigua Ceres y a su sede sagrada
llegamos: aquí, finalmente, reunidos todos, sólo ella
faltó y a sus compañeros y a su hijo y a su esposo pasó inadvertida.
¿A quién no acusé, enloquecido, de dioses y hombres, 745
o qué vi más cruel en la ciudad destruida?
A Ascanio y a mi padre Anquises y los Penates teucros
 
encomiendo a mis compañeros y los escondo en un hondo valle;
yo mismo me vuelvo a la ciudad y me ciño con mis fulgentes armas.

Liber II, 721-734


Haec fatus latos umeros subiectaque colla
ueste super fuluique insternor pelle leonis,
succedoque oneri; dextrae se paruus Iulus
implicuit sequiturque patrem non passibus aequis;
pone subit coniunx. Ferimur per opaca locorum, 725
et me, quem dudum non ulla iniecta mouebant
tela neque aduerso glomerati examine Grai,
nunc omnes terrent aurae, sonus excitat omnis
suspensum et pariter comitique onerique timentem.
Iamque propinquabam portis omnemque uidebar 730
euasisse uiam, subito cum creber ad auris
uisus adesse pedum sonitus, genitorque per umbram
prospiciens 'Nate,' exclamat, 'fuge, nate; propinquant.
Ardentis clipeos atque aera micantia cerno.'

Habiendo dicho estas cosas, mis anchos hombros y mi cuello agachado
cubro con un vestido y con la piel de un león amarillo,
y me pongo debajo de mi carga; de mi diestra el pequeño Julo
se agarró y sigue a su padre con pasos no iguales;
detrás viene mi cónyuge. Somos llevados por los sitios oscuros de los lugares 725
y a mí, a quien ningún arma lanzada conmovía
ni los griegos aglomerados en un enjambre adverso,
ahora todas las brisas me aterrorizan, todo sonido me excita
indeciso y temiendo igualmente por mi compañero y por mi carga.
Y ya estaba cerca de las puertas y parecía todo el camino 730
haber salvado cuando, súbitamente, un sonido abundante a mis oídos
de unos pasos pareció llegar, y mi padre
entre las sombras
mirando: “Hijo," exclama, "huye, hijo; se acercan.
Puedo ver sus escudos ardientes y sus brillantes bronces.”

Liber II, 707-720

'Ergo age, care pater, ceruici imponere nostrae;
ipse subibo umeris nec me labor iste grauabit;
quo res cumque cadent, unum et commune periclum,
una salus ambobus erit. Mihi paruus Iulus 710
sit comes, et longe seruet uestigia coniunx.
Vos, famuli, quae dicam animis aduertite uestris.
Est urbe egressis tumulus templumque uetustum
desertae Cereris, iuxtaque antiqua cupressus
religione patrum multos seruata per annos; 715
hanc ex diuerso sedem ueniemus in unam.
Tu, genitor, cape sacra manu patriosque penatis;
me bello e tanto digressum et caede recenti
attrectare nefas, donec me flumine uiuo
abluero.' 720

“Vamos pues, querido padre, ponte en mi cuello,
yo mismo te subiré en mis hombros y no me pesará ese esfuerzo;
adondequiera que los hechos vayan a parar, uno y común será el peligro,
una la salvación para ambos. Que para mí el pequeño Julo 710
sea compañero y de lejos observe sus huellas mi cónyuge.
Vosotros, esclavos, a las cosas que diré prestad atención con vuestros espíritus.
Hay para los que se alejan de la ciudad un túmulo y un
templo vetusto
de Ceres abandonada y a su lado un antiguo ciprés
conservado por la religión de nuestros padres durante muchos años; 715
desde diversos sitios vendremos a esta única sede.
, padre, coge con tu mano las cosas sagradas y los patrios Penates;
a mí que salgo de una guerra tan grande y de una reciente matanza,
no me está permitido tocarlos hasta que en un río vivo
me purifique.” 720

Liber II, 692-706

Vix ea fatus erat senior, subitoque fragore
intonuit laeuum, et de caelo lapsa per umbras
stella facem ducens multa cum luce cucurrit.
Illam summa super labentem culmina tecti 695
cernimus Idaea claram se condere silua
signantemque uias; tum longo limite sulcus
dat lucem et late circum loca sulphure fumant.
Hic uero uictus genitor se tollit ad auras
adfaturque deos et sanctum sidus adorat. 700
'Iam iam nulla mora est; sequor et qua ducitis adsum,
di patrii; seruate domum, seruate nepotem.
Vestrum hoc augurium, uestroque in numine Troia est.
Cedo equidem nec, nate, tibi comes ire recuso.'
Dixerat ille, et iam per moenia clarior ignis 705
auditur, propiusque aestus incendia uoluunt.

Apenas había dicho estas cosas el anciano, y con súbito fragor
tronó por la izquierda y deslizándose desde el cielo entre las sombras
una estrella llevando un haz con mucha luz pasó corriendo.
Vimos que aquella pasando sobre los más altos tejados de la casa 695
se escondía clara en el bosque del Ida
y señalando caminos; entonces por un largo sendero el surco
da luz y los lugares humean ampliamente con azufre.
Entonces, en verdad, vencido, mi padre se levanta hacia las auras
y habla a los dioses y adora la sagrada estrella. 700
“Ya ya no hay demora alguna; te sigo y a donde me lleváis voy,
dioses patrios; salvad mi casa, salvad a mi nieto.
Este es vuestro augurio y en vuestro numen está Troya.
Cedo, ciertamente, e
, hijo, no rechazo ir como un compañero para ti.”
Había dicho aquel, y ya por las murallas más claro el fuego 705
se oye y más cerca se revuelven las llamas del incendio.

Liber II, 679-691


Talia uociferans gemitu tectum omne replebat,
cum subitum dictuque oritur mirabile monstrum. 680
Namque manus inter maestorumque ora parentum
ecce leuis summo de uertice uisus Iuli
fundere lumen apex, tactuque innoxia mollis
lambere flamma comas et circum tempora pasci.
Nos pauidi trepidare metu crinemque flagrantem 685
excutere et sanctos restinguere fontibus ignis.
At pater Anchises oculos ad sidera laetus
extulit et caelo palmas cum uoce tetendit:
'Iuppiter omnipotens, precibus si flecteris ullis,
aspice nos, hoc tantum, et si pietate meremur, 690
da deinde auxilium, pater, atque haec omina firma.' 

Vociferando tales cosas con su gemido toda la casa llenaba,
cuando surge un prodigio súbito y admirable de decir. 680
Pues entre las manos y los rostros de sus tristes padres,
he aquí que desde lo alto de la cabeza de Julo pareció
difundir su luz una leve corona e, inofensiva al tacto, una dulce
llama lamer sus cabellos y posarse alrededor de sus sienes.
Nosotros, pávidos, temblábamos de miedo y el cabello
que ardía 685
sacudíamos y extinguíamos los fuegos sagrados en una fuente.
Pero el padre Anquises
sus ojos hacia los astros, alegre,
levantó y junto con su voz las palmas al cielo tendió:
“Júpiter omnipotente, si te ablandas por algunas preces,
míranos, tan sólo esto, y, si merecemos de tu piedad, 690
danos luego tu ayuda, padre, y confirma estos presagios.”

Liber II, 671-678


Hinc ferro accingor rursus clipeoque sinistram
insertabam aptans meque extra tecta ferebam.
Ecce autem complexa pedes in limine coniunx
haerebat, paruumque patri tendebat Iulum:
'Si periturus abis, et nos rape in omnia tecum; 675
sin aliquam expertus sumptis spem ponis in armis,
hanc primum tutare domum. Cui paruus Iulus,
cui pater et coniunx quondam tua dicta relinquor?' 

Entonces me ciño de nuevo con el hierro y en el escudo mi izquierda
insertaba adaptándola y me lanzaba fuera de la casa.
Pero he aquí que, abrazando mis pies, en el umbral mi cónyuge
estaba quieta y tendía a su padre al pequeño Julo:
"Si vas a morir, arrástranos contigo a todas las cosas; 675
pero si, por tu experiencia, alguna esperanza pones en las armas que han sido cogidas,
primero protege esta casa. ¿A quién el pequeño Julo,
a quién tu padre y la llamada en otro tiempo tu cónyuge somos entregados?”


Liber II, 650-670

Talia perstabat memorans fixusque manebat. 650
Nos contra effusi lacrimis coniunxque Creusa
Ascaniusque omnisque domus, ne uertere secum
cuncta pater fatoque urgenti incumbere uellet.
Abnegat inceptoque et sedibus haeret in isdem.
Rursus in arma feror mortemque miserrimus opto. 655
Nam quod consilium aut quae iam fortuna dabatur?
'Mene efferre pedem, genitor, te posse relicto
sperasti tantumque nefas patrio excidit ore?
Si nihil ex tanta superis placet urbe relinqui,
et sedet hoc animo perituraeque addere Troiae 660
teque tuosque iuuat, patet isti ianua leto,
iamque aderit multo Priami de sanguine Pyrrhus,
natum ante ora patris, patrem qui obtruncat ad aras.
Hoc erat, alma parens, quod me per tela, per ignis
eripis, ut mediis hostem in penetralibus utque 665
Ascanium patremque meum iuxtaque Creusam
alterum in alterius mactatos sanguine cernam?
Arma, uiri, ferte arma; uocat lux ultima uictos.
Reddite me Danais; sinite instaurata reuisam
proelia. Numquam omnes hodie moriemur inulti.' 670 

Se quedaba inmóvil recordando tales cosas y permanecía fijo. 650
Nosotros, por contra, deshechos en lágrimas, mi esposa Creúsa
y Ascanio y toda la casa, (le pedimos) que no derribar
consigo
todas las cosas mi padre quisiera y precipitarse a un hado que apremia.
Se niega y se mantiene en lo empezado y en las mismas sedes.
De nuevo a las armas soy llevado y deseo, misérrimo, la muerte. 655
Pues, ¿qué plan o qué fortuna ya se daba?
“¿Acaso esperaste, padre,
que, abandonado tú, yo podría escapar
y un crimen tan grande salió de tu boca paterna?
Si place a los dioses que nada sea dejado de una ciudad tan grande
y permanece en este ánimo y
le agrada añadir a la Troya que va a perecer 660
a ti y a los tuyos, la puerta está abierta a esa muerte,
y ya llegará de la mucha sangre de Príamo Pirro,
quien mata al hijo ante el rostro de su padre, al padre junto al ara.
¿Por esto era,
nutricia madre, por lo que entre los dardos, entre los fuegos
me sacaste, para ver al enemigo en medio de nuestras habitaciones 665
y a Ascanio y a mi padre y con ellos Creúsa,
uno junto al otro sacrificados en sangre?
Armas, hombres, traed armas; la última luz llama a los vencidos.
Devolvedme a los dánaos; permitid que vuelva a ver los combates
emprendidos. No todos moriremos hoy sin venganza.” 670

Liber II, 634-649

Atque ubi iam patriae peruentum ad limina sedis
antiquasque domos, genitor, quem tollere in altos 635
optabam primum montis primumque petebam,
abnegat excisa uitam producere Troia
exsiliumque pati. 'Vos o, quibus integer aeui
sanguis,' ait, 'solidaeque suo stant robore uires,
uos agitate fugam. 640
Me si caelicolae uoluissent ducere uitam,
has mihi seruassent sedes. Satis una superque
uidimus excidia et captae superauimus urbi.
Sic o sic positum adfati discedite corpus.
Ipse manu mortem inueniam; miserebitur hostis 645
exuuiasque petet. Facilis iactura sepulcri.
Iam pridem inuisus diuis et inutilis annos
demoror, ex quo me diuum pater atque hominum rex
fulminis adflauit uentis et contigit igni.' 


Y cuando ya se llegó al umbral de la sede paterna
y a la antigua casa, mi padre, a quien llevarme el primero a los altos 635
montes deseaba y el primero buscaba,
se niega a alargar su vida, caída Troya,
y a soportar el exilio: "¡Oh vosotros, que tenéis íntegra la sangre
de la edad," dice, "y cuyas fuerzas permanecen solidas en su vigor,
vosotros emprended la huida! 640
Si los habitantes del cielo hubieran querido que yo conservase la vida,
me habrían salvado también estas sedes. Bastante y de sobra una vez
vimos su destrucción y escapamos a la ciudad
conquistada.
Así, oh así, marchaos despidiéndoos de mi cuerpo abandonado.
Yo mismo por mi mano la muerte
encontraré; se compadecerá el enemigo 645
y buscará mis despojos. Pérdida soportable la del sepulcro.
Ya hace tiempo odioso a los dioses e inútil los años
prolongo, desde que el padre de dioses y rey de hombres
me sopló con los vientos del rayo y me tocó con su fuego.” 

Liber II, 624-633


Tum uero omne mihi uisum considere in ignis
Ilium et ex imo uerti Neptunia Troia: 625
ac ueluti summis antiquam in montibus ornum
cum ferro accisam crebrisque bipennibus instant
eruere agricolae certatim, illa usque minatur
et tremefacta comam concusso uertice nutat,
uulneribus donec paulatim euicta supremum 630
congemuit traxitque iugis auulsa ruinam.
Descendo ac ducente deo flammam inter et hostis
expedior: dant tela locum flammaeque recedunt. 

Entonces, en verdad, me pareció que se asentaba en fuegos toda
Ilión y que la neptunia Troya era arrancada de cuajo: 625
y como en los montes más altos un antiguo olmo
cortado con hierro y con muchas hachas de dos filos se esfuerzan
en abatir los campesinos a porfía, aquel siempre amenaza
y tembloroso su cabellera, sacudida la copa, mueve,
hasta que paulatinamente vencido para siempre por las heridas 630
gimió y, arrancado, trajo la ruina a los collados.
Desciendo y, guiándome un dios, entre las llamas y los enemigos
paso: las flechas abren paso y las llamas retroceden.

Liber II, 604-623

Aspice (namque omnem, quae nunc obducta tuenti
mortalis hebetat uisus tibi et umida circum 605
caligat, nubem eripiam; tu ne qua parentis
iussa time neu praeceptis parere recusa):
hic, ubi disiectas moles auulsaque saxis
saxa uides, mixtoque undantem puluere fumum,
Neptunus muros magnoque emota tridenti 610
fundamenta quatit totamque a sedibus urbem
eruit. Hic Iuno Scaeas saeuissima portas
prima tenet sociumque furens a nauibus agmen
ferro accincta uocat.
Iam summas arces Tritonia, respice, Pallas 615
insedit nimbo effulgens et Gorgone saeua.
Ipse pater Danais animos uirisque secundas
sufficit, ipse deos in Dardana suscitat arma.
Eripe, nate, fugam finemque impone labori;
nusquam abero et tutum patrio te limine sistam.' 620
Dixerat et spissis noctis se condidit umbris.
Apparent dirae facies inimicaque Troiae
numina magna deum. 
 
Mira (pues toda la nube, que ahora puesta delante protegiéndote
te oscurece tu visión mortal y, húmeda, alrededor 605
te envuelve en niebla, retiraré; tú no temas de tu madre
algunos mandatos ni rehúses obedecer sus preceptos):
aquí, donde las moles deshechas y las rocas arrancadas
de las rocas ves y el humo ondulante mezclado con el polvo,
Neptuno con su gran tridente los muros y los removidos 610
cimientos golpea y toda la ciudad desde sus bases
destruyó. Aquí la crudelísima Juno las puertas Esceas
ocupa la primera  y, enfureciéndose, al ejército aliado de las naves,
ceñida con la espada, convoca.
Ya la más alta ciudadela, mira, Palas Tritonia 615
habita, brillando en su nimbo, y la cruel gorgona.
Mi propio padre ánimos a los dánaos y fuerzas favorables
proporciona, él mismo suscita a los dioses contra las armas dárdanas.
Huye precipitademente, hijo, y pon fin a tu sufrimiento;
nunca te faltaré y te estableceré seguro en el umbral patrio.” 620
Había dicho y se escondió en las espesas sombras de la noche.
Aparecen, crueles rostros y enemigos de Troya,
los grandes númenes de los dioses.

Liber II, 588-603


Talia iactabam et furiata mente ferebar,
cum mihi se, non ante oculis tam clara, uidendam
obtulit et pura per noctem in luce refulsit 590
alma parens, confessa deam qualisque uideri
caelicolis et quanta solet, dextraque prehensum
continuit roseoque haec insuper addidit ore:
'Nate, quis indomitas tantus dolor excitat iras?
Quid furis? Aut quonam nostri tibi cura recessit? 595
Non prius aspicies ubi fessum aetate parentem
liqueris Anchisen, superet coniunxne Creusa
Ascaniusque puer? Quos omnis undique Graiae
circum errant acies et, ni mea cura resistat,
iam flammae tulerint inimicus et hauserit ensis. 600
Non tibi Tyndaridis facies inuisa Lacaenae
culpatusue Paris, diuum inclementia, diuum
has euertit opes sternitque a culmine Troiam.

Tales cosas lanzaba yo y me dejaba llevar por mi mente enfurecida,
cuando
como diosa, ante mis ojos nunca tan clara, para que la viera
se me presentó y con luz pura refulgió a través de la noche 590
mi nutricia madre, confiada y como y cuán grande suele ser vista
por los que habitan el cielo, y cogido con su diestra
me contuvo y estas cosas añadió además con su boca de rosa:
“Hijo, ¿qué dolor tan grande provoca tu ira indómita?
¿Por qué te enfureces? o ¿A dónde se ha ido tu cuidado por mí? 595
¿No verás antes dónde a tu padre Anquises
, cansado por su edad,
has dejado o si vive tu cónyuge Creúsa
y tu hijo Ascanio? Por todas partes a todos estos
los rodean las tropas griegas, y, si no persistiera mi cuidado,
ya los habrían llevado las llamas y
se habría clavado el puñal enemigo. 600
No sea para ti odiosa la belleza de la espartana hija de Tindáreo
o culpado Paris, la inclemencia de los dioses, de los dioses,
destruyó estas riquezas y derribó a Troya de su cumbre.

Liber II, 577-587


'Scilicet haec Spartam incolumis patriasque Mycenas
aspiciet, partoque ibit regina triumpho?
Coniugiumque domumque patris natosque uidebit
Iliadum turba et Phrygiis comitata ministris? 580
Occiderit ferro Priamus? Troia arserit igni?
Dardanium totiens sudarit sanguine litus?
Non ita. Namque etsi nullum memorabile nomen
feminea in poena est, habet haec uictoria laudem;
exstinxisse nefas tamen et sumpsisse merentis 585
laudabor poenas, animumque explesse iuuabit
ultricis famam et cineres satiasse meorum.'

“¿De verdad ésta, incólume, Esparta y su patria Micenas
volverá a ver e irá como reina con el triunfo obtenido?
¿Y a su cónyuge y a la casa de su padre y a sus hijos verá
acompañada por una turba de troyanas y servidores frigios? 580
¿Habrá muerto por la espada
Príamo? ¿Troya habrá ardido por el fuego?
¿Tantas veces habrá sudado con sangre el litoral dardanio?
No así. Pues, aunque ningún nombre memorable
en el castigo femenino hay, esta victoria tiene su alabanza;
por haber extinguido esta impiedad, s
in embargo, e infligir a los que lo merecían 585
castigos seré alabado y será grato que esta fama haya llenado mi espíritu
y haya saciado las cenizas vengadoras de los míos.”

Liber II, 567-576

Iamque adeo super unus eram, cum limina Vestae
seruantem et tacitam secreta in sede latentem
Tyndarida aspicio; dant claram incendia lucem
erranti passimque oculos per cuncta ferenti. 570
Illa sibi infestos euersa ob Pergama Teucros
et Danaum poenam et deserti coniugis iras
praemetuens, Troiae et patriae communis Erinys,
abdiderat sese atque aris inuisa sedebat.
Exarsere ignes animo; subit ira cadentem 575
ulcisci patriam et sceleratas sumere poenas.

Y estaba ya además tan solo, cuando la puerta de Vesta
guardando y estando escondida en silencio en un sitio secreto
veo a la hija de Tindáreo; los incendios me dan luz clara
a mí que voy errante y que dirijo mis ojos por todas partes por todas las cosas. 570
Aquella,  a los teucros enemigos por la caída de Pérgamo
y el castigo de los dánaos y la ira de su esposo abandonado
temiéndose de antemano, Erinia común de Troya y de su patria,
se había escondido y estaba sentada
, odiada, en los altares.
Ardieron fuegos en mi espíritu; la ira me subió  575
por vengar mi patria que caía y castigar los crímenes.

Liber II, 559-566

At me tum primum saeuus circumstetit horror.
Obstipui; subiit cari genitoris imago, 560
ut regem aequaeuum crudeli uulnere uidi
uitam exhalantem, subiit deserta Creusa
et direpta domus et parui casus Iuli.
Respicio et quae sit me circum copia lustro.
Deseruere omnes defessi, et corpora saltu 565
ad terram misere aut ignibus aegra dedere. 

Y entonces, por vez primera, me rodeó el cruel horror.
Quedé estupefacto; me vino
la imagen de mi querido padre, 560
cuando vi al rey de su misma edad por la herida cruel
exhalando la vida, me vino la abandonada Creúsa
y mi casa saqueada y la suerte de mi pequeño Julo.
Miro atrás y reviso qué tropa hay a mi alrededor.
Me abandonaron todos agotados y sus cuerpos de un salto 565
a tierra enviaron o, heridos, los dieron a las llamas.

Liber II, 547-558

Cui Pyrrhus: 'Referes ergo haec et nuntius ibis
Pelidae genitori. Illi mea tristia facta
degeneremque Neoptolemum narrare memento.
Nunc morere.' Hoc dicens altaria ad ipsa trementem 550
traxit et in multo lapsantem sanguine nati,
implicuitque comam laeua, dextraque coruscum
extulit ac lateri capulo tenus abdidit ensem.
Haec finis Priami fatorum, hic exitus illum
sorte tulit Troiam incensam et prolapsa uidentem 555
Pergama, tot quondam populis terrisque superbum
regnatorem Asiae. Iacet ingens litore truncus,
auulsumque umeris caput et sine nomine corpus.

A éste Pirro: “Llevarás, pues, estas cosas y serás mi mensajero
ante el Pelida, mi padre. A aquel sobre mis tristes hechos
y sobre el
degenerado Neoptólemo acuérdate de hablarle.
Ahora, muere.” Diciendo esto, hasta el mismo altar al que estaba temblando 550
y resbalando en la mucha sangre de su hijo arrastró,
y con la izquierda cogió su cabello, con la diestra
sacó su espada brillante y la hundió en el costado hasta la empuñadura.
Éste fue el fin de los hados de Príamo, esta muerte
le cayó en suerte al que estaba viendo Troya incendiada y arruinada 555
Pérgamo, en otro tiempo soberbio rey de tantos pueblos y tierras
de Asia. Yace su ingente tronco en la playa,
y
su cabeza arrancada de los hombros y su cuerpo sin nombre.

Liber II, 533-546

Hic Priamus, quamquam in media iam morte tenetur,
non tamen abstinuit nec uoci iraeque pepercit:
'At tibi pro scelere,' exclamat, 'pro talibus ausis 535
di, si qua est caelo pietas quae talia curet,
persoluant grates dignas et praemia reddant
debita, qui nati coram me cernere letum
fecisti et patrios foedasti funere uultus.
At non ille, satum quo te mentiris, Achilles 540
talis in hoste fuit Priamo; sed iura fidemque
supplicis erubuit corpusque exsangue sepulcro
reddidit Hectoreum meque in mea regna remisit.'
Sic fatus senior telumque imbelle sine ictu
coniecit, rauco quod protinus aere repulsum, 545
et summo clipei nequiquam umbone pependit.

Entonces Príamo, aunque ya en medio de la muerte se detiene,
sin embargo, no se abstuvo ni ahorró voz ni ira:

“En cuanto a ti
, por este crimen," exclama," por tales maldades, 535
los dioses, si hay en el cielo alguna piedad que se preocupe de tales cosas,
te paguen gracias dignas y devuelvan los premios
debidos,
que me hiciste ver personalmente la muerte
de mi hijo
y manchaste con su funeral los rostros paternos.
Ni siquiera
aquel, del que te finges nacido, Aquiles 540
fue de tal manera con su enemigo Príamo; sino que los juramentos y la fidelidad
del suplicante respetó
y el cuerpo exangüe de mi Héctor al sepulcro
restituyó y me devolvió a mi reino.”

Así habló el anciano y una flecha
débil sin golpe
lanzó, que rechazó inmediatamente el ronco bronce, 545

y quedó en vano colgando del centro del escudo.

Liber II, 526-532

Ecce autem elapsus Pyrrhi de caede Polites,
unus natorum Priami, per tela, per hostis
porticibus longis fugit et uacua atria lustrat
saucius. Illum ardens infesto uulnere Pyrrhus
insequitur, iam iamque manu tenet et premit hasta. 530
Vt tandem ante oculos euasit et ora parentum,
concidit ac multo uitam cum sanguine fudit.

Pero he aquí que, escapando de la matanza de Pirro, Polites,
uno de los hijos de Príamo, entre las armas, entre los enemigos
por los largos pórticos huye y los atrios vacíos recorre
herido. Enardecido por la herida del enemigo Pirro
lo persigue y ya ya lo tiene a mano y le da con su lanza. 530
Cuando, finalmente, escapó ante los ojos y los rostros de sus padres,
cayó y exhaló su vida junto con mucha sangre.