Liber III, 84-98

Templa dei saxo uenerabar structa uetusto:
'da propriam, Thymbraee, domum; da moenia fessis 85
et genus et mansuram urbem; serua altera Troiae
Pergama, reliquias Danaum atque immitis Achilli.
Quem sequimur? quoue ire iubes? ubi ponere sedes?
Da, pater, augurium atque animis inlabere nostris.'
Vix ea fatus eram: tremere omnia uisa repente, 90
liminaque laurusque dei, totusque moueri
mons circum et mugire adytis cortina reclusis.
Summissi petimus terram et uox fertur ad auris:
'Dardanidae duri, quae uos a stirpe parentum
prima tulit tellus, eadem uos ubere laeto 95
accipiet reduces. Antiquam exquirite matrem.
Hic domus Aeneae cunctis dominabitur oris
et nati natorum et qui nascentur ab illis.'


Veneraba yo los templos del dios levantados en una vieja roca:
“Danos, Timbreo, una casa propia; da murallas a los fatigados 85
y un linaje y una ciudad que permanezca; salva la nueva
Pérgamo de Troya, reliquia de los dánaos y del cruel Aquiles.
¿A quién seguimos? o ¿a dónde nos mandas ir? ¿Dónde poner nuestras sedes?
Danos, padre, un augurio y deslízate en nuestros espíritus.”
Apenas había dicho estas cosas: todo me pareció temblar de repente, 90
y los umbrales y el laurel del dios, y el monte entero
moverse alrededor y en el abierto santuario retumbar su trípode.
Sumisos, caemos a tierra y una voz es llevada a nuestros oídos:
“Duros Dardánidas, la primera tierra que os creó de la estirpe
de vuestros padres, esa misma con alegre ubre 95
os recibirá de regreso. Buscad a la antigua madre.
Aquí la casa de Eneas dominará sobre todas las riberas
y los hijos de los hijos y los que nazcan de ellos.”


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