Liber II, 518-525

Ipsum autem sumptis Priamum iuuenalibus armis
ut uidit, 'quae mens tam dira, miserrime coniunx,
impulit his cingi telis? Aut quo ruis?' inquit. 520
'Non tali auxilio nec defensoribus istis
tempus eget; non, si ipse meus nunc adforet Hector.
Huc tandem concede; haec ara tuebitur omnis,
aut moriere simul.' Sic ore effata recepit
ad sese et sacra longaeuum in sede locauit. 525

Mas cuando, cogidas sus armas juveniles, al mismo Príamo
vio,
“¿Qué mente tan terrible, misérrimo esposo,
te empujó a ceñirte con estas armas? o ¿a dónde corres?" dijo. 520
"No de tal auxilio ni de esos defensores
este momento precisa; no,
ni aunque mi Héctor en persona estuviera presente.
Pero, ven aquí; este ara nos protegerá a todos,
o moriremos a la vez.” Habiendo hablado así con su boca lo recibió
junto a sí y colocó al muy anciano en la sede sagrada. 525

Liber II, 506-517

Forsitan et Priami fuerint quae fata requiras.
Vrbis uti captae casum conuulsaque uidit
limina tectorum et medium in penetralibus hostem,
arma diu senior desueta trementibus aeuo
circumdat nequiquam umeris et inutile ferrum 510
cingitur, ac densos fertur moriturus in hostis.
Aedibus in mediis nudoque sub aetheris axe
ingens ara fuit iuxtaque ueterrima laurus
incumbens arae atque umbra complexa Penatis.
Hic Hecuba et natae nequiquam altaria circum, 515
praecipites atra ceu tempestate columbae,
condensae et diuum amplexae simulacra sedebant.

Quizás también me preguntes cuáles fueron los hados de Príamo.
Cuando vio la caída de su ciudad capturada y arrancadas
las puertas de las habitaciones y al enemigo en medio de los lugares íntimos,
el anciano las armas hace tiempo desacostumbradas por la edad
en vano pone alrededor de sus hombros temblorosos y el hierro inútil 510
se ciñe, y se lanza a morir entre los abundantes enemigos.
En medio de la edificación y bajo el eje desnudo del éter
hubo un ingente altar y a su lado un laurel vetustísimo
cayendo sobre el ara y abrazando con su sombra los Penates.
Aquí, Hécuba y sus hijas en vano alrededor de los altares, 515
como palomas que se precipitan por la negra tempestad,
muy juntas y abrazando las estatuas de los dioses estaban sentadas.

Liber II, 494-505

Fit uia ui; rumpunt aditus primosque trucidant
immissi Danai et late loca milite complent. 495
Non sic, aggeribus ruptis cum spumeus amnis
exiit oppositasque euicit gurgite moles,
fertur in arua furens cumulo camposque per omnis
cum stabulis armenta trahit. Vidi ipse furentem
caede Neoptolemum geminosque in limine Atridas, 500
uidi Hecubam centumque nurus Priamumque per aras
sanguine foedantem quos ipse sacrauerat ignis.
Quinquaginta illi thalami, spes tanta nepotum,
barbarico postes auro spoliisque superbi
procubuere; tenent Danai qua deficit ignis. 505

Se hace camino a la violencia; rompen las entradas y a los primeros acuchillan
los dánaos que se meten y
llenan ampliamente de soldados los lugares. 495
No de manera distinta a cuando, rotos los diques, un espumoso río
salió
y venció con su remolino las moles que se le oponían,
es llevado enfurecido a los sembrados y por todos los campos
junto con los establos ganado arrastra. Vi yo mismo al enfurecido
por la mantanza Neoptólemo y a los dos atridas en la puerta, 500

vi a Hécuba y a sus cien nueras y a Príamo por los altares
manchando de sangre los fuegos que él en persona había consagrado.
Aquellos cincuenta tálamos, esperanza tan grande de nietos,
sus puertas soberbias por el oro de los bárbaros y los despojos
cayeron; llegan los dánaos a donde no llega el fuego. 505

Liber II, 483-493

Apparet domus intus et atria longa patescunt;
apparent Priami et ueterum penetralia regum,
armatosque uident stantis in limine primo. 485
At domus interior gemitu miseroque tumultu
miscetur, penitusque cauae plangoribus aedes
femineis ululant; ferit aurea sidera clamor.
Tum pauidae tectis matres ingentibus errant
amplexaeque tenent postis atque oscula figunt. 490
Instat ui patria Pyrrhus; nec claustra nec ipsi
custodes sufferre ualent; labat ariete crebro
ianua, et emoti procumbunt cardine postes.

Aparece la casa interiormente y largos atrios se descubren;
aparecen los lugares íntimos de Príamo y de los reyes antiguos,
y ven armados que están en la primera puerta. 485
En cambio, el interior del palacio con gemidos y mísero tumulto
se mezcla, y hasta lo más hondo la hueca edificación por los llantos
femeninos aúlla; hiere los áureos astros el clamor.
Entonces, las pávidas madres bajo los ingentes techos andan errantes
y abrazándose a los postes se detienen y los llenan de besos. 490
Insta con la fuerza de su padre Pirro; y ni los cerrojos ni los mismos
guardias someterlo pueden; se tambalea por el frecuente ariete
la puerta, y sacados de su quicio caen los postes.

Liber II, 469-482

Vestibulum ante ipsum primoque in limine Pyrrhus
exsultat telis et luce coruscus aena: 470
qualis ubi in lucem coluber mala gramina pastus,
frigida sub terra tumidum quem bruma tegebat,
nunc, positis nouus exuuiis nitidusque iuuenta,
lubrica conuoluit sublato pectore terga
arduus ad solem, et linguis micat ore trisulcis. 475
Vna ingens Periphas et equorum agitator Achillis,
armiger Automedon, una omnis Scyria pubes
succedunt tecto et flammas ad culmina iactant.
Ipse inter primos correpta dura bipenni
limina perrumpit postisque a cardine uellit 480
aeratos; iamque excisa trabe firma cauauit
robora et ingentem lato dedit ore fenestram.

Ante el mismo vestíbulo y en el primer umbral, Pirro
exulta brillante entre las flechas y la luz broncínea: 470

como cuando una culebra nutrida de malas hierbas
,
a la que una bruma frígida
cubría hinchada bajo tierra,
está ahor
a a la luz, nueva y brillante por su juventud, dejados los despojos,
estirada al sol y resplandece con su boca de lengua trisulca.
475
A la vez el ingente Perifante y el auriga de los caballos de Aquiles,

su escudero Automedonte, a la vez toda la juventud de Esciros

al palacio se acercan y lanzan llamas al tejado.

Él mismo entre los primeros rompe, cogida su hacha de doble punta,
la dura puerta y
arranca desde el quicio las jambas
480
broncíneas; y ya, cortada una viga, horadó el firme roble
y
abrió un enorme agujero de boca ancha.

Liber II, 453-468

Limen erat caecaeque fores et peruius usus
tectorum inter se Priami, postesque relicti
a tergo, infelix qua se, dum regna manebant, 455
saepius Andromache ferre incomitata solebat
ad soceros et auo puerum Astyanacta trahebat.
Euado ad summi fastigia culminis, unde
tela manu miseri iactabant inrita Teucri.
Turrim in praecipiti stantem summisque sub astra 460
eductam tectis, unde omnis Troia uideri
et Danaum solitae naues et Achaica castra,
adgressi ferro circum, qua summa labantis
iuncturas tabulata dabant, conuellimus altis
sedibus impulimusque; ea lapsa repente ruinam 465
cum sonitu trahit et Danaum super agmina late
incidit. Ast alii subeunt, nec saxa nec ullum
telorum interea cessat genus.

Había un umbral y una puerta oculta y un acceso transitable
de las casas de Príamo entre sí, y una puerta abandonada
de la parte posterior, por donde la infeliz Andrómaca, mientras su reino existía, 455
frecuentemente solía ir sin compañía
junto a sus suegros y llevaba al abuelo al niño Astianacte.
Escapo al techo de más alta cúpula, desde donde
los míseros teucros arrojaban con la mano sus dardos inútiles.
Una torre que estaba en el precipicio y levantada hacia los astros 460
desde el más alto techo, desde donde solía verse toda Troya
y las naves de los dánaos y el campamento aqueo,
tanteando con el hierro alrededor, por donde las tablas más importantes
presentaban junturas tambaleantes, de su alto sitio la arrancamos

y empujamos; aquella deslizándose de repente, ruina 465
arrastra con el estruendo y sobre las tropas de los dánaos ampliamente
cayó. Pero otros acuden y no cesan entretanto
ni las de piedras ni todo género de dardos.

Liber II, 442-452

Haerent parietibus scalae postisque sub ipsos
nituntur gradibus clipeosque ad tela sinistris
protecti obiciunt, prensant fastigia dextris.
Dardanidae contra turris ac tota domorum 445
culmina conuellunt; his se, quando ultima cernunt,
extrema iam in morte parant defendere telis,
auratasque trabes, ueterum decora alta parentum,
deuoluunt; alii strictis mucronibus imas
obsedere fores, has seruant agmine denso. 450
Instaurati animi regis succurrere tectis
auxilioque leuare uiros uimque addere uictis.

Se fijan las escalas a las paredes y bajo las mismas puertas
se apoyan en los escalones y protegidos con los escudos con sus izquierdas
hacia las flechas se lanzan y tratan de coger con sus diestras los aleros.
Por contra, los dardánidas las torres y todos 445
los tejados de las casas destruyen; por estas cosas, ya que ven el final,
ya en la extrema muerte preparan defenderse de las flechas,
y las doradas vigas, altivo adorno de los antiguos padres,
hacen rodar; otros con las espadas desenvainadas las últimas
puertas protegieron, en formación apretada las vigilan. 450
Nuestros espíritus se dispusieron a defender la morada del rey
y a aliviar con ayuda a los hombres y a añadir fuerza a los vencidos.

Liber II, 431-441

Iliaci cineres et flamma extrema meorum,
testor, in occasu uestro nec tela nec ullas
uitauisse uices, Danaum et, si fata fuissent
ut caderem, meruisse manu. Diuellimur inde,
Iphitus et Pelias mecum (quorum Iphitus aeuo 435
iam grauior, Pelias et uulnere tardus Vlixi),
protinus ad sedes Priami clamore uocati.
Hic uero ingentem pugnam, ceu cetera nusquam
bella forent, nulli tota morerentur in urbe,
sic Martem indomitum Danaosque ad tecta ruentis 440
cernimus obsessumque acta testudine limen.

¡Cenizas ilíacas y llama final de los míos,
os pongo
por testigos de que en vuestro ocaso ni flechas ni
vicisitud alguna evité, y
, de que, si los hados hubieran sido
que cayera, lo merecería a manos de los dánaos!
De allí nos separamos,
Ífito y Pelias conmigo (de los cuales Ífito por su edad 435
ya más agobiado y Pelias lento por la herida de Ulises),
sin detenernos a la residencia de Príamo llamados por el clamor.
Aquí verdaderamente vemos una ingente lucha, como si en ningún lugar
hubiera más guerras, como si nadie muriera en toda la ciudad,
así vemos a un indómito Marte y a los dánaos lanzándose hacia la edificación 440
y la puerta asediada por la testudo que se había acercado.

Liber II, 413-430

Tum Danai gemitu atque ereptae uirginis ira
undique collecti inuadunt, acerrimus Aiax
et gemini Atridae Dolopumque exercitus omnis: 415
aduersi rupto ceu quondam turbine uenti
confligunt, Zephyrusque Notusque et laetus Eois
Eurus equis; stridunt siluae saeuitque tridenti
spumeus atque imo Nereus ciet aequora fundo.
Illi etiam, si quos obscura nocte per umbram 420
fudimus insidiis totaque agitauimus urbe,
apparent; primi clipeos mentitaque tela
agnoscunt atque ora sono discordia signant.
Ilicet obruimur numero, primusque Coroebus
Penelei dextra diuae armipotentis ad aram 425
procumbit; cadit et Rhipeus, iustissimus unus
qui fuit in Teucris et seruantissimus aequi
(dis aliter uisum); pereunt Hypanisque Dymasque
confixi a sociis; nec te tua plurima, Panthu,
labentem pietas nec Apollinis infula texit. 430

Después, los dánaos con gritos y con la ira por la doncella arrebatada
por todos lados, reunidos, nos invaden, el acérrimo Áyax
y los gemelos atridas y todo el ejército de los dólopes: 415
como cuando vientos adversos en quebrado remolino
chocan, el Céfiro y el Noto y el alegre Euro
con sus orientales caballos; gritan los bosques y se enfurece con su tridente
el espumoso Nereo y sacude desde el fondo profundo los mares.
También aquellos, a los que en la oscura noche a través de la sombra 420
dispersamos con emboscadas y perseguimos por toda la ciudad,
aparecen; reconocen, los primeros, los escudos y las flechas de mentira
y señalan las voces discordantes
por el sonido.
Al punto somos aplastados por su número y el primero Corebo
por la diestra de Penéleo junto al altar de la diosa armipotente 425
cayó; cae también Ripeo, el más justo
que hubo entre los teucros y el más observador de la equidad
(
a los dioses de otra manera les pareció); perecen Hípanis y Dimante
atravesados por sus compañeros; y a ti, Panto, ni tu muchísima piedad
ni la ínfula de Apolo te protegieron cuando caías. 430

Liber II, 402-412

Heu nihil inuitis fas quemquam fidere diuis!
Ecce trahebatur passis Priameia uirgo
crinibus a templo Cassandra adytisque Mineruae
ad caelum tendens ardentia lumina frustra, 405
lumina, nam teneras arcebant uincula palmas.
Non tulit hanc speciem furiata mente Coroebus
et sese medium iniecit periturus in agmen;
consequimur cuncti et densis incurrimus armis.
Hic primum ex alto delubri culmine telis 410
nostrorum obruimur oriturque miserrima caedes
armorum facie et Graiarum errore iubarum.

¡Ay, en nada le está permitido a uno confiar contra la voluntad de los dioses!
He aquí que era arrastrada la doncella hija de Príamo
de sus cabellos sueltos, Casandra,
fuera del templo y del santuario de Minerva,
tendiendo hacia el cielo sus
ardientes ojos en vano, 405
sus ojos, pues cadenas retenían sus tiernas manos.
No soportó este espectáculo, enfurecida su mente, Corebo,
y se lanzó dispuesto a morir en medio del ejército;
todos lo seguimos y nos precipitamos contra muchas armas.
Entonces, primero, desde el alto tejado del templo por la flechas 410
de los nuestros somos abatidos y surgió una misérrima matanza
por el aspecto de nuestras armas y el error de los
penachos griegos.

Liber II, 386-401

Atque hic successu exsultans animisque Coroebus
'O socii, qua prima' inquit 'Fortuna salutis
monstrat iter, quaque ostendit se dextra, sequamur:
mutemus clipeos Danaumque insignia nobis
aptemus. Dolus an uirtus, quis in hoste requirat? 390
Arma dabunt ipsi.' Sic fatus deinde comantem
Androgei galeam clipeique insigne decorum
induitur laterique Argiuum accommodat ensem.
Hoc Rhipeus, hoc ipse Dymas omnisque iuuentus
laeta facit: spoliis se quisque recentibus armat. 395
Vadimus immixti Danais haud numine nostro
multaque per caecam congressi proelia noctem
conserimus, multos Danaum demittimus Orco.
Diffugiunt alii ad nauis et litora cursu
fida petunt; pars ingentem formidine turpi 400
scandunt rursus equum et nota conduntur in aluo.

Y entonces Corebo, exsultante por el éxito y los ánimos
"Oh amigos, por donde" dice "la primera Fortuna
muestra el camino de la salvación y por donde se muestra favorable, sigamos:
cambiemos los escudos y las insignias de los dánaos a nosotros
adaptemos. Engaño o valor, ¿quién en un enemigo va a exigir? 390
Ellos mismos nos darán sus armas." Habiendo hablado así, luego el emplumado
yelmo de Andrógeo y la hermosa insignia de su escudo
se coloca y acomoda en su lado la espada argiva.
Esto Ripeo, esto el propio Dimante y toda la juventud
alegre hace: cada uno se arma con los recientes despojos. 395
Avanzamos mezclados con los dánaos no con nuestro numen
y, avanzando en medio de la ciega noche, muchos combates
trabamos, a muchos de los dánaos enviamos al Orco.
Unos huyen a sus naves y con su carrera a la costa
segura se dirigen; otros con miedo vergonzoso al ingente 400
caballo trepan de nuevo y se esconden en el conocido vientre.

Liber II, 370-385

Primus se Danaum magna comitante caterua 370
Androgeos offert nobis, socia agmina credens
inscius, atque ultro uerbis compellat amicis:
'Festinate, uiri! Nam quae tam sera moratur
segnities? Alii rapiunt incensa feruntque
Pergama: uos celsis nunc primum a nauibus itis?' 375
Dixit, et extemplo (neque enim responsa dabantur
fida satis) sensit medios delapsus in hostis.
Obstipuit retroque pedem cum uoce repressit.
Improuisum aspris ueluti qui sentibus anguem
pressit humi nitens trepidusque repente refugit 380
attollentem iras et caerula colla tumentem.
Haud secus Androgeos uisu tremefactus abibat.
Inruimus densis et circumfundimur armis,
ignarosque loci passim et formidine captos
sternimus; aspirat primo Fortuna labori. 385

El primero, acompañándolo una gran caterva de dánaos, 370
Andrógeo se nos presenta, creyéndonos tropa aliada
sin saberlo, y además, nos reprende con palabras amigas:
“¡Daos prisa, hombres! Pues ¿qué pereza tan duradera
os demora? Otros roban y destruyen la incendiada
Pérgamo: ¿vosotros ahora por vez primera llegáis de las altas naves?” 375
Dijo, e inmediatamente (pues no se le daban respuestas
bastante creíbles) sintió que se había metido en medio de enemigos.
Quedó estupefacto y detuvo hacia atrás el pie junto con la voz.
Como quien poniendo pie en el suelo entre ásperas zarzas
pisó una serpiente, sin verla, y tembloroso de repente huye 380
de la que levanta sus iras e hincha su cuello azulado.
No de otro modo se marchaba Andrógeo tembloroso por la visión.
Salimos corriendo y los rodeamos con muchas armas,
e ignorantes del lugar por todas partes y capturados por el miedo
los aplastamos; sopla favorablemente Fortuna en nuestra empresa primera. 385

Liber II, 361-369

Quis cladem illius noctis, quis funera fando
explicet aut possit lacrimis aequare labores?
Vrbs antiqua ruit multos dominata per annos;
plurima perque uias sternuntur inertia passim
corpora perque domos et religiosa deorum 365
limina. Nec soli poenas dant sanguine Teucri;
quondam etiam uictis redit in praecordia uirtus
uictoresque cadunt Danai. Crudelis ubique
luctus, ubique pauor et plurima mortis imago.

¿Quién el desastre de aquella noche, quién los funerales con palabras
explicaría o podría igualar las fatigas con lágrimas?
Una antigua ciudad se derrumba dominada durante muchos años;
y por las calles están tendidos por todas partes muchísimos cuerpos inertes
y por las casas y los sagrados umbrales de los dioses. 365
Y no sólo los teucros pagaban su castigo con sangre;
que a veces también el valor vuelve a los corazones de los vencidos
y caen dánaos vencedores. Por todas partes cruel
luto, por todas partes pavor y muchísima imagen de muerte.

Liber II, 347-360

Quos ubi confertos ardere in proelia uidi,
incipio super his: 'Iuuenes, fortissima frustra
pectora, si uobis audentem extrema cupido
certa sequi, quae sit rebus fortuna uidetis: 350
excessere omnes adytis arisque relictis
di quibus imperium hoc steterat; succurritis urbi
incensae. Moriamur et in media arma ruamus.
Vna salus uictis nullam sperare salutem.'
Sic animis iuuenum furor additus. Inde, lupi ceu 355
raptores atra in nebula, quos improba uentris
exegit caecos rabies catulique relicti
faucibus exspectant siccis, per tela, per hostis
uadimus haud dubiam in mortem mediaeque tenemus
urbis iter; nox atra caua circumuolat umbra. 360

Cuando los vi juntos mostrar ardor en el combate,
empiezo además con estas cosas: "Jóvenes, corazones en vano valientes,
si tenéis un decidido deseo de seguir al que se atreve
a cosas extremas, podéis ver qué fortuna hay en nuestras cosas: 350
marcharon, abandonados los templos y las aras, todos
los dioses con los que este imperio se había mantenido en pie; socorréis a una ciudad
incendiada. Muramos y en medio de las armas
corramos.
La única salvación para los vencidos es no esperar salvación ninguna.”
Así se añadió furor en los espíritus de los jóvenes. Y luego,
como lobos 355
raptores en la oscura niebla, a quienes una terrible rabia en el vientre
los lanza fuera, ciegos, y sus cachorros abandonados
esperan con sus fauces secas, a través de dardos, a través de los enemigos
marchamos a una muerte no dudosa y ocupamos
el camino de centro de la ciudad; la negra noche vuela alrededor con su cóncava sombra. 360

Liber II, 336-346

Talibus Othryadae dictis et numine diuum
in flammas et in arma feror, quo tristis Erinys,
quo fremitus uocat et sublatus ad aethera clamor.
Addunt se socios Rhipeus et maximus armis
Epytus, oblati per lunam, Hypanisque Dymasque 340
et lateri adglomerant nostro, iuuenisque Coroebus
Mygdonides—illis ad Troiam forte diebus
uenerat insano Cassandrae incensus amore
et gener auxilium Priamo Phrygibusque ferebat,
infelix qui non sponsae praecepta furentis 345
audierit!

Por tales palabras del hijo de Otris y el numen de los dioses
a las llamas y a las armas soy llevado, a donde la triste Erinia,
a donde el fragor me llama y el clamor levantado hasta el éter.
Se me unen mis amigos Ripeo y el más grande con las armas,
Épito, presentados por la luna, e Hípanis y Dimante 340
y se ponen a nuestro lado y el joven Corebo
hijo de Migdón
casualmente en aquellos días a Troya
había llegado encendido por amor insano a Casandra
y como yerno llevaba ayuda a Príamo y
a los frigios,
¡infeliz, que no oyó los preceptos de una esposa inspirada! 345

Liber II, 318-335

Ecce autem telis Panthus elapsus Achiuum,
Panthus Othryades, arcis Phoebique sacerdos,
sacra manu uictosque deos paruumque nepotem 320
ipse trahit cursuque amens ad limina tendit.
'Quo res summa loco, Panthu? quam prendimus arcem?'
Vix ea fatus eram gemitu cum talia reddit:
'Venit summa dies et ineluctabile tempus
Dardaniae. Fuimus Troes, fuit Ilium et ingens 325
gloria Teucrorum; ferus omnia Iuppiter Argos
transtulit; incensa Danai dominantur in urbe.
Arduus armatos mediis in moenibus astans
fundit equus uictorque Sinon incendia miscet
insultans. Portis alii bipatentibus adsunt, 330
milia quot magnis umquam uenere Mycenis;
obsedere alii telis angusta uiarum
oppositis; stat ferri acies mucrone corusco
stricta, parata neci; uix primi proelia temptant
portarum uigiles et caeco Marte resistunt.' 335

Mas he aquí que Panto, escapándose de las flechas de los aqueos,
Panto el de Otris, sacerdote de la ciudadela y de Febo,
en sus manos las cosas sagradas y los dioses vencidos y su pequeño nieto 320
él mismo lleva y se dirige, loco, con su carrera a las puertas.
“¿En qué lugar la cosa es más preocupante, Panto? ¿Qué ciudadela ocupamos?”
Apenas había dicho estas cosas, con gemidos me devuelve otras de tal clase:
“Ha llegado el último día y el tiempo ineluctable
de Dardania. Hubo troyanos, hubo una Ilión y una ingente 325
gloria de los teucros; un fiero Júpiter todas las cosas a Argos
se llevó; los dánaos dominan en una ciudad incendiada.
Estando erguido en medio de las murallas soldados armados
derrama el caballo y el victorioso Sinón incendios entremezcla,
burlándose. Otros están a las puertas con las dos hojas abiertas, 330
cuantos miles llegaron alguna vez de la gran Micenas;
asediaron otros con lanzas opuestas las partes estrechas
de las vías; se levanta una línea de hierro con armas brillantes
apretada, dispuesta a morir; apenas intentan combates los primeros
vigías de las puertas y resisten en una batalla a ciegas.” 335

Liber II, 309-317

Tum uero manifesta fides, Danaumque patescunt
insidiae. Iam Deiphobi dedit ampla ruinam 310
Volcano superante domus, iam proximus ardet
Vcalegon; Sigea igni freta lata relucent.
Exoritur clamorque uirum clangorque tubarum.
Arma amens capio; nec sat rationis in armis,
sed glomerare manum bello et concurrere in arcem 315
cum sociis ardent animi; furor iraque mentem
praecipitat, pulchrumque mori succurrit in armis.

Entonces verdaderamente es manifiesta su lealtad y patentes
las trampas
de los dánaos. Ya fue derrumbada la amplia la casa
de Deífobo, 310
superándola Vulcano, ya cerca arde
Ucalegonte; las anchas aguas del Sigeo relucen con fuego.
Surge el clamor de los hombres y el clangor de las tubas.
Cojo, loco, mis armas; y no pongo suficiente atención en las armas,
sino que
por reunir un grupo para el combate y correr a la ciudadela 315
junto con mis amigos
arde mi ánimo; el furor y la ira mi mente
precipitan
y se presenta un hermoso morir en las armas.

Liber II, 298-308

Diuerso interea miscentur moenia luctu,
et magis atque magis, quamquam secreta parentis
Anchisae domus arboribusque obtecta recessit, 300
clarescunt sonitus armorumque ingruit horror.
Excutior somno et summi fastigia tecti
ascensu supero atque arrectis auribus asto:
in segetem ueluti cum flamma furentibus Austris
incidit, aut rapidus montano flumine torrens 305
sternit agros, sternit sata laeta boumque labores
praecipitisque trahit siluas; stupet inscius alto
accipiens sonitum saxi de uertice pastor.

Se mezclan, entretanto, las murallas con luto diverso,
y más y más, aunque la casa de mi padre
Anquises estaba lejos apartada y cubierta por árboles, 300
se hacían claros los sonidos y estalló el horror de las armas.
Soy echado de mi sueño y la cumbre del más alto techo
en mi ascenso sobrepaso y con los oídos atentos me detengo
:
como cuando
sobre el sembrado una llama por los enfurecidos Austros
cae o el rápido torrente del río del monte 305
inunda los campos, inunda los alegres sembrados y las labores de los bueyes
y arranca los bosques escarpados; queda estupefacto,

ignorante, el pastor recibiendo el sonido del alto peñasco.

Liber II, 281-297

'O lux Dardaniae, spes o fidissima Teucrum,
quae tantae tenuere morae? quibus Hector ab oris
exspectate uenis? ut te post multa tuorum
funera, post uarios hominumque urbisque labores
defessi aspicimus! quae causa indigna serenos 285
foedauit uultus? aut cur haec uulnera cerno?'
Ille nihil, nec me quaerentem uana moratur,
sed grauiter gemitus imo de pectore ducens,
'Heu fuge, nate dea, teque his' ait 'eripe flammis.
Hostis habet muros; ruit alto a culmine Troia. 290
Sat patriae Priamoque datum: si Pergama dextra
defendi possent, etiam hac defensa fuissent.
Sacra suosque tibi commendat Troia penatis;
hos cape fatorum comites, his moenia quaere
magna pererrato statues quae denique ponto.' 295
Sic ait et manibus uittas Vestamque potentem
aeternumque adytis effert penetralibus ignem.

“¡Oh, luz de Dardania, oh de los teucros la más firme esperanza!
¿Qué demora tan grande te retuvo? ¿De qué riberas vienes
ansiado Héctor? ¡Cómo, después de muchos funerales
de los tuyos, después de tantas fatigas de hombres y de nuestra ciudad
cansados te vemos! ¿Qué indigna causa tu rostro 285
sereno afeó? o ¿por qué estas heridas veo?”
Él nada, y no se para ante mí que pregunto cosas vanas,
sino que sacando con gravedad un gemido de lo hondo de su pecho,
“Ay, huye, hijo de diosa," -dijo- "y líbrate de estas llamas.
El enemigo tiene los muros; Troya se derrumba desde su alta cumbre. 290
Bastante se ha dado a la patria y a Príamo: si Pérgamo con tu diestra
pudiera ser defendida, también por esta hubiera sido defendida.
Troya te encomienda sus objetos sagrados y sus Penates;
tómalos como compañeros de tus hados, para ellos busca
grandes murallas que, recorrido el mar, finalmente establecerás.” 295
Así dice y con sus manos las cintas y Vesta poderosa
y el fuego eterno saca del interior del santuario.

Liber II, 268-280

Tempus erat quo prima quies mortalibus aegris
incipit et dono diuum gratissima serpit.
In somnis, ecce, ante oculos maestissimus Hector 270
uisus adesse mihi largosque effundere fletus,
raptatus bigis ut quondam, aterque cruento
puluere perque pedes traiectus lora tumentis.
Ei mihi, qualis erat, quantum mutatus ab illo
Hectore qui redit exuuias indutus Achilli 275
uel Danaum Phrygios iaculatus puppibus ignis!
Squalentem barbam et concretos sanguine crinis
uulneraque illa gerens, quae circum plurima muros
accepit patrios. Vltro flens ipse uidebar
compellare uirum et maestas expromere uoces: 280

Era el tiempo en que el descanso primero para los hombres cansados
empieza y por un regalo de los dioses se nos presenta gratísimo.

En sueños, de súbito,
ante mis ojos un tristísimo Héctor 270
pareció que se me presentaba y derramaba muchas lágrimas,
como cuando fue arrebatado por las bigas, negro
por el polvo cruento y con
sus pies tumefactos atravesados por una correa.
¡Ay de mí, cómo estaba, cuán cambiado de aquel
Héctor que volvió revestido con
los despojos de Aquiles 275
o que lanzó fuegos frigios a las popas de los dánaos!
Llevando la barba descuidada
y el cabello cuajado por la sangre
y aquellas heridas,
de las que la mayoría alrededor de los muros
patrios recibió. Además, parecía que yo mismo, llorando,
llamaba al héroe
y emitía tristes voces: 280

Liber II, 254-267

Et iam Argiua phalanx instructis nauibus ibat
a Tenedo tacitae per amica silentia lunae 255
litora nota petens, flammas cum regia puppis
extulerat, fatisque deum defensus iniquis
inclusos utero Danaos et pinea furtim
laxat claustra Sinon. Illos patefactus ad auras
reddit equus laetique cauo se robore promunt 260
Thessandrus Sthenelusque duces et dirus Vlixes,
demissum lapsi per funem, Acamasque Thoasque
Pelidesque Neoptolemus primusque Machaon
et Menelaus et ipse doli fabricator Epeos.
Inuadunt urbem somno uinoque sepultam; 265
caeduntur uigiles, portisque patentibus omnis
accipiunt socios atque agmina conscia iungunt.

Y ya la falange argiva con las naves formadas iba
desde Ténedos a través de los silencios amigos de la callada luna, 255
dirigiéndose al conocido litoral, cuando la popa real llamas
había levantado y, defendido por los hados inicuos de los dioses,
Sinón libera a los dánaos encerrados en el vientre y furtivamente
afloja los cerrojos de pino. Abierto a las brisas
los devuelve el caballo y alegres se lanzan del hueco roble 260
los jefes Tesandro y Esténelo y el cruel Ulises
bajando por la cuerda soltada, y Acamante y Toante
y el Pelida Neoptólemo y Macaonte el primero,
y Menelao y Epeo, el propio artífice de la trampa.
Invaden la ciudad sepultada en sueño y vino; 265
son matados los guardias, y abriendo las puertas
reciben a todos los compañeros y se reúnen los ejércitos cómplices.


Liber II, 250-253

Vertitur interea caelum et ruit Oceano nox 250
inuoluens umbra magna terramque polumque
Myrmidonumque dolos; fusi per moenia Teucri
conticuere; sopor fessos complectitur artus.

Gira entretanto
el cielo y del Océano sale la noche 250
envolviendo con su gran sombra la tierra y el polo
y los engaños de los mirmídones; diseminados por las murallas los teucros
callaron; el sopor abraza las cansadas articulaciones.

Liber II, 241-249

O patria, o diuum domus Ilium et incluta bello
moenia Dardanidum! Quater ipso in limine portae
substitit atque utero sonitum quater arma dedere;
instamus tamen immemores caecique furore
et monstrum infelix sacrata sistimus arce. 245
Tunc etiam fatis aperit Cassandra futuris
ora dei iussu non umquam credita Teucris.
nos delubra deum miseri, quibus ultimus esset
ille dies, festa uelamus fronde per urbem.

¡Oh, patria, oh Ilión, casa de dioses, y famosas en la guerra
muralla de los dárdanos! Cuatro veces en el propio umbral de la puerta
se detuvo y en el vientre cuatro veces las armas sonaron;
Insistimos,
sin embargo, sin darnos cuenta y ciegos por el furor
y al monstruo infeliz colocamos en la sagrada ciudadela. 245
Entonces incluso Casandra abre a los hados futuros
su boca, nunca creída por los teucros por mandato del dios.

Nosotros, míseros, para quienes aquel sería el último día,
los templos de los dioses con fronda festiva cubrimos por la ciudad.

Liber II, 228-240

Tum uero tremefacta nouus per pectora cunctis
insinuat pauor, et scelus expendisse merentem
Laocoonta ferunt, sacrum qui cuspide robur 230
laeserit et tergo sceleratam intorserit hastam.
Ducendum ad sedes simulacrum orandaque diuae
numina conclamant.
Diuidimus muros et moenia pandimus urbis.
Accingunt omnes operi pedibusque rotarum 235
subiciunt lapsus, et stuppea uincula collo
intendunt; scandit fatalis machina muros
feta armis. Pueri circum innuptaeque puellae
sacra canunt funemque manu contingere gaudent;
illa subit mediaeque minans inlabitur urbi. 240

Entonces, en verdad, por los pechos temblorosos de todos
se introduce un nuevo pavor y que Laocoonte había pagado su crimen,
mereciéndolo, dicen, por haber herido con su lanza la madera sagrada 230
y haber clavado en su lomo la lanza asesina.
Que la estatua debe ser llevada a su sede y que debe ser rogado
el numen de la diosa gritan a la vez.

Dividimos los muros y abrimos las murallas
de la ciudad.
Todos ponen manos a la obra y a los pies deslizamientos de ruedas 235
colocan y al cuello cuerdas de estopa
lanzan; atraviesa los muros la fatal máquina,
preñada de armas.
Alrededor, niños y niñas solteras
canciones sagradas cantan y se alegran al
tocar con su mano la cuerda;
aquella sube y se desliza, amenazante, hacia el centro de la ciudad. 240

Liber II, 216-227

post ipsum auxilio subeuntem ac tela ferentem
corripiunt spirisque ligant ingentibus; et iam
bis medium amplexi, bis collo squamea circum
terga dati superant capite et ceruicibus altis.
Ille simul manibus tendit diuellere nodos 220
perfusus sanie uittas atroque ueneno,
clamores simul horrendos ad sidera tollit:
qualis mugitus, fugit cum saucius aram
taurus et incertam excussit ceruice securim.
At gemini lapsu delubra ad summa dracones 225
effugiunt saeuaeque petunt Tritonidis arcem,
sub pedibusque deae clipeique sub orbe teguntur.

después, a él mismo que venía en auxilio y traía un arma
lo arrebatan y lo ligan con sus ingentes espirales;
abrazándolo ya dos veces por el medio, rodeándolo dos veces por el cuello
con sus lomos escamosos lo sobrepasan por la cabeza con sus altas cervices.
Aquel, simultáneamente, intenta soltar los nudos con sus manos 220
con sus cintas manchadas de baba y negro veneno,
simultáneamente levanta horrendos clamores hasta las estrellas:
como un mugido, cuando un toro herido huye del altar
y escupe de su cerviz el hacha que no acertó.
Por su parte, los dos dragones deslizándose huyen a los templos más altos 225
y se dirigen a la ciudadela de la cruel Tritónida
y a los pies de la diosa y en el círculo de su escudo se esconden.

Liber II, 209-215

Fit sonitus spumante salo; iamque arua tenebant
ardentisque oculos suffecti sanguine et igni 210
sibila lambebant linguis uibrantibus ora.
Diffugimus uisu exsangues. Illi agmine certo
Laocoonta petunt; et primum parua duorum
corpora natorum serpens amplexus uterque
implicat et miseros morsu depascitur artus; 215

Se hizo un sonido en el espumante mar; y ya ocupaban los campos
y con sus ardientes ojos bañados por sangre y fuego 210
lamían sus bocas silbantes con sus lenguas vibrantes.
Huimos exsangues ante la visión. Aquellas en decidida formación
a Laocoonte se dirigen; y, en primer lugar,
abrazando ambas serpientes los pequeños cuerpos de los dos hijos
los rodean y de un mordisco devoran sus míseras articulaciones; 215

Liber II, 199-208

Hic aliud maius miseris multoque tremendum
obicitur magis atque improuida pectora turbat. 200
Laocoon, ductus Neptuno sorte sacerdos,
sollemnis taurum ingentem mactabat ad aras.
Ecce autem gemini a Tenedo tranquilla per alta
(horresco referens) immensis orbibus angues
incumbunt pelago pariterque ad litora tendunt; 205
pectora quorum inter fluctus arrecta iubaeque
sanguineae superant undas, pars cetera pontum
pone legit sinuatque immensa uolumine terga.

Entones algo mayor y mucho más tremendo
se presenta para los desgraciados y turba sus desprevenidos pechos. 200
Laocoonte, elegido por sorteo sacerdote de Neptuno,
solemne un ingente toro sacrificaba ante los altares.
He aquí que dos serpientes de inmensos anillos desde Ténedos por el tranquilo mar
(me horrorizo al contarlo)
se lanzan al piélago y se dirigen al litoral a la par; 205
sus pechos elevados entre las olas y sus escamas
sanguinolentas sobrepasan las aguas, la parte restante
deja atrás el mar y sus lomos, inmensos por su volumen, hacen eses.

Liber II, 195-198

Talibus insidiis periurique arte Sinonis 195
credita res, captique dolis lacrimisque coactis
quos neque Tydides nec Larisaeus Achilles,
non anni domuere decem, non mille carinae.

Por tales insidias y por la habilidad del perjuro Sinón 195
fue creído el asunto y capturados por engaños y lágrimas forzadas
aquellos a quienes ni el hijo de Tideo ni Aquiles el de Larisa,
ni diez años domaron, ni mil naves.

Liber II, 183-194

Hanc pro Palladio moniti, pro numine laeso
effigiem statuere, nefas quae triste piaret.
Hanc tamen immensam Calchas attollere molem 185
roboribus textis caeloque educere iussit,
ne recipi portis aut duci in moenia posset,
neu populum antiqua sub religione tueri.
Nam si uestra manus uiolasset dona Mineruae,
tum magnum exitium (quod di prius omen in ipsum 190
conuertant!) Priami imperio Phrygibusque futurum;
sin manibus uestris uestram ascendisset in urbem,
ultro Asiam magno Pelopea ad moenia bello
uenturam, et nostros ea fata manere nepotes.'

Aconsejados, en lugar de Paladión, en favor de la divinidad herida
levantaron esta efigie, que expiara el triste sacrilegio.
Sin embargo, Calcas ordenó levantar esta inmensa mole 185
con robles entretejidos y llevarla hasta el cielo,
para que no pudiera ser recibida por las puertas ni ser conducida dentro de la muralla,
ni vuestro pueblo fuera protegido por un antiguo culto.
Pues si vuestra mano hubiera violado los dones de Minerva,
entonces habría una gran perdición (¡ojalá los dioses devuelvan este presagio 190
antes contra él) para el poder de Príamo y los frigios;
si, por el contrario, por vuestras manos hubiera ascendido a la ciudad,
no sólo Asia llegaría con una gran guerra a las murallas del Peloponeso
sino que también este destino permanecería para nuestros nietos.”

Liber II, 171-182

Nec dubiis ea signa dedit Tritonia monstris.
Vix positum castris simulacrum: arsere coruscae
luminibus flammae arrectis, salsusque per artus
sudor iit, terque ipsa solo (mirabile dictu)
emicuit parmamque ferens hastamque trementem. 175
Extemplo temptanda fuga canit aequora Calchas,
nec posse Argolicis exscindi Pergama telis
omina ni repetant Argis numenque reducant
quod pelago et curuis secum auexere carinis.
Et nunc quod patrias uento petiere Mycenas, 180
arma deosque parant comites pelagoque remenso
improuisi aderunt; ita digerit omina Calchas.

Y Tritonia dio estas señales con prodigios indudables.
Apenas fue puesta la estatua en el campamento: ardieron llamas brillantes
en sus abiertos ojos, y un sudor salado fue por sus articulaciones,
y tres veces ella misma en el suelo (admirable de decir)
saltó llevando no sólo una rodela sino también una lanza temblorosa. 175
Al punto Calcas predice que debe cruzarse el mar en la huida
y que los auspicios de Pérgamo no pueden ser rotos con las armas argólicas
a no ser que vuelvan a Argos y lleven de vuelta el numen
que trajeron consigo por el mar y en sus curvas naves.
Y ahora que con el viento se dirigieron a la patria Micenas, 180
preparan las armas y los dioses compañeros y, vuelto a recorrer el mar,
se presentaron de improviso; así interpretó Calcas los auspicios.

Liber II, 160-170

Tu modo promissis maneas seruataque serues 160
Troia fidem, si uera feram, si magna rependam.
Omnis spes Danaum et coepti fiducia belli
Palladis auxiliis semper stetit. Impius ex quo
Tydides sed enim scelerumque inuentor Vlixes,
fatale adgressi sacrato auellere templo 165
Palladium caesis summae custodibus arcis,
corripuere sacram effigiem manibusque cruentis
uirgineas ausi diuae contingere uittas,
ex illo fluere ac retro sublapsa referri
spes Danaum, fractae uires, auersa deae mens. 170

Tú, Troya salvada, sólo mantén las promesas y conserva 160
la fidelidad, si digo cosas verdaderas, si doy a cambio cosas grandes.
Toda la esperanza de los Griegos y la confianza en la guerra comenzada
siempre estuvo en la ayuda de Palas. Pero desde que, en efecto, el impío
hijo de Tideo y Ulises, inventor de engaños,
dirigiéndose a arrebatar del sagrado templo al fatal 165
Paladión, muertos los guardianes de la alta ciudadela,
arrebataron la sagrada efigie y con sus manos cruentas
osaron tocar las virginales cintas de la diosa,
a partir de aquello empezó a decaer y se desvaneció
la esperanza de los Dánaos, se quebraron las fuerzas, adversa la mente de la diosa. 170