Liber II, 171-182

Nec dubiis ea signa dedit Tritonia monstris.
Vix positum castris simulacrum: arsere coruscae
luminibus flammae arrectis, salsusque per artus
sudor iit, terque ipsa solo (mirabile dictu)
emicuit parmamque ferens hastamque trementem. 175
Extemplo temptanda fuga canit aequora Calchas,
nec posse Argolicis exscindi Pergama telis
omina ni repetant Argis numenque reducant
quod pelago et curuis secum auexere carinis.
Et nunc quod patrias uento petiere Mycenas, 180
arma deosque parant comites pelagoque remenso
improuisi aderunt; ita digerit omina Calchas.

Y Tritonia dio estas señales con prodigios indudables.
Apenas fue puesta la estatua en el campamento: ardieron llamas brillantes
en sus abiertos ojos, y un sudor salado fue por sus articulaciones,
y tres veces ella misma en el suelo (admirable de decir)
saltó llevando no sólo una rodela sino también una lanza temblorosa. 175
Al punto Calcas predice que debe cruzarse el mar en la huida
y que los auspicios de Pérgamo no pueden ser rotos con las armas argólicas
a no ser que vuelvan a Argos y lleven de vuelta el numen
que trajeron consigo por el mar y en sus curvas naves.
Y ahora que con el viento se dirigieron a la patria Micenas, 180
preparan las armas y los dioses compañeros y, vuelto a recorrer el mar,
se presentaron de improviso; así interpretó Calcas los auspicios.

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