Liber V, 139-150

Inde ubi clara dedit sonitum tuba, finibus omnes,
haud mora, prosiluere suis; ferit aethera clamor 140
nauticus, adductis spumant freta uersa lacertis.
Infindunt pariter sulcos, totumque dehiscit
conuulsum remis rostrisque tridentibus aequor.
Non tam praecipites biiugo certamine campum
corripuere ruuntque effusi carcere currus, 145
nec sic immissis aurigae undantia lora
concussere iugis pronique in uerbera pendent.
Tum plausu fremituque uirum studiisque fauentum
consonat omne nemus, uocemque inclusa uolutant
litora, pulsati colles clamore resultant. 150

Luego, cuando la ilustre tuba dio su sonido, todos de sus límites,
sin demora, saltaron de sus marcas; hiere el éter un clamor 140
marinero, las aguas hacen espuma revueltas por el batir de brazos.
Hienden a la vez los surcos, y todo entero se abre el mar
convulsionado por los remos y los espolones de tres puntas de las naves.
Ni tan precipitados en la carrera de bigas el campo
recorrieron ni se lanzaron los carros fuera de la barrera, 145
ni así hicieron restallar los aurigas las riendas ondeantes
sobre los veloces carros e inclinados hacia adelante los azotaron.
Entonces con el aplauso y los gritos de los hombres y los ánimos de los que animan
resuena todo el bosque y las playas recogidas
hacen volar la voz, las colinas, golpeadas por el clamor, retumban. 150

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