AENEIDOS - LIBER IV




AENEIDOS - LIBER IV
Es el famoso libro de los amores de Dido y Eneas. Comienza cuando Dido abre su corazón a Ana, su hermana del alma, y le expone su terrible dilema: se ha enamorado del héroe troyano, pero aún respeta la memoria de Siqueo, su primer marido ya muerto. Animada por las palabras de su hermana, que le reprocha el haber rechazado ya a otros pretendientes africanos, Dido rompe todos los lazos del pudor y se entrega a una ardiente pasión por Eneas.
Juno y Venus, por razones bien distintas, acuerdan propiciar la unión de Dido con Eneas y unir a los dos pueblos. Salen los héroes de cacería; protegidos en una cueva de una repentina tormenta, se consuma su himeneo. 
Instigado por las súplicas de Yarbas, rey de los getulos a quien Dido había despreciado, Júpiter envía a Mercurio para que recuerde a Eneas el objetivo de su misión y le reproche su abandono.
Prepara entonces en secreto la partida, pero Dido lo descubre e intenta convencerle de mil maneras para que se quede a su lado. Al no conseguirlo, la reina decide quitarse la vida y maldecir para siempre a Eneas y a su pueblo. Parten las naves troyanas mientras asoman por encima de las murallas las llamas de la pira de Dido.


At regina graui iamdudum saucia cura
uulnus alit uenis et caeco carpitur igni.
Multa uiri uirtus animo multusque recursat
gentis honos; haerent infixi pectore uultus
uerbaque nec placidam membris dat cura quietem. 5
Postera Phoebea lustrabat lampade terras
umentemque Aurora polo dimouerat umbram,
cum sic unanimam adloquitur male sana sororem:
'Anna soror, quae me suspensam insomnia terrent!
Quis nouus hic nostris successit sedibus hospes, 10
quem sese ore ferens, quam forti pectore et armis!
Credo equidem, nec uana fides, genus esse deorum.
Degeneres animos timor arguit. Heu, quibus ille
iactatus fatis! Quae bella exhausta canebat!

Por su parte, la reina, angustiada hace tiempo por una grave inquietud,
una herida alimenta en sus venas y es consumida por un fuego oculto.
El gran valor de aquel hombre vuelve a menudo a su ánimo y el gran
honor de este pueblo; quedan fijados en su pecho su rostro
y sus palabras y no da plácido descanso a sus miembros la inquietud. 5
L
a Aurora siguiente recorría las tierras con la luz de Febo
y había alejado del cielo la húmeda sombra
cuando así se habla, desequilibrada, a su unánime hermana:
«
Hermana Ana, ¡qué ensueños me aterrorizan indecisa!
¡Qué nuevo huésped se acercó aquí a nuestra casa, 10
a quién pareciéndose en el rostro, qué fuerte en su pecho y en sus armas!
Creo, ciertamente, y no es vana confianza, que su linaje es de dioses.
El temor muestra los espíritus indignos. ¡Ay, por qué hados
él fue lanzado! ¡Qué guerras llevadas a término cantaba!

Si mihi non animo fixum immotumque sederet 15
ne cui me uinclo uellem sociare iugali,
postquam primus amor deceptam morte fefellit;
si non pertaesum thalami taedaeque fuisset,
huic uni forsan potui succumbere culpae.
Anna (fatebor enim) miseri post fata Sychaei 20
coniugis et sparsos fraterna caede penatis
solus hic inflexit sensus animumque labantem
impulit. Agnosco ueteris uestigia flammae.
Sed mihi uel tellus optem prius ima dehiscat
uel pater omnipotens adigat me fulmine ad umbras, 25
pallentis umbras Erebo noctemque profundam,
ante, pudor, quam te uiolo aut tua iura resoluo.
Ille meos, primus qui me sibi iunxit, amores
abstulit; ille habeat secum seruetque sepulcro.'
Sic effata sinum lacrimis impleuit obortis. 30

Si no estuviera asentado en mi ánimo, fijo e inmutable, 15
el no querer unirme a nadie con vínculo conyugal,
después que mi primer amor me falló, burlada, con su muerte;
si no me hubiera hartado del tálamo y de la antorcha nupcial,
a esta sola culpa, quizás, habría podido sucumbir.
Ana (te lo confesaré, en efecto) después de los hados de mi
desgraciado esposo 20
Siqueo y de
mis Penates esparcidos por la matanza de mi hermano,
sólo este doblegó mis sentidos y mi lábil corazón
impulsó. Reconozco los vestigios de la vieja llama.
Pero
primero o quisiera que la tierra profunda se abra para mí,
o que
el padre omnipotente me empuje con su rayo a las sombras, 25
a las pálidas sombras del Erebo y a la noche profunda,
antes de que
, Pudor, te ultraje o rompa tus juramentos.
Aquel, el primero que para sí me unió, mis amores

se llevó
; que los tenga consigo y los conserve en su sepulcro.»
Habiendo hablado así, llenó su regazo con las lágrimas surgidas. 30

Anna refert: 'O luce magis dilecta sorori,
solane perpetua maerens carpere iuuenta
nec dulcis natos Veneris nec praemia noris?
Id cinerem aut manis credis curare sepultos?
Esto: aegram nulli quondam flexere mariti, 35
non Libyae, non ante Tyro; despectus Iarbas
ductoresque alii, quos Africa terra triumphis
diues alit: placitone etiam pugnabis amori?
Nec uenit in mentem quorum consederis aruis?
Hinc Gaetulae urbes, genus insuperabile bello, 40
et Numidae infreni cingunt et inhospita Syrtis;
hinc deserta siti regio lateque furentes
Barcaei. Quid bella Tyro surgentia dicam
germanique minas?

Ana responde: «Oh, más querida que la luz para tu hermana,
¿sola
te consumirás, afligiéndote, en perpetua juventud,
y no dulces hijos ni premios de Venus conocerás?
¿Crees que se preocupan de esto las cenizas o los Manes sepultados?
Sea: doliente, en otro tiempo, ningunos pretendientes te doblegaron 35
ni en Libia, ni antes en Tiro;
fue despreciado Yarbas
y otros caudillos a quienes la tierra de África alimenta
rica en triunfos: ¿Lucharás también contra un amor que te agrada?
¿Y no viene a tu mente en los campos de quiénes te has asentado?
De un lado las ciudades gétulas, linaje insuperable en la guerra, 40
y los númidas sin freno te rodean y la inhóspita Sirte;
de otro lado una región desolada por la sed y los muy furiosos

barceos. ¿Qué voy a decir de las guerras que se surgen en Tiro
y las amenazas de tu hermano?
 

Dis equidem auspicibus reor et Iunone secunda 45
hunc cursum Iliacas uento tenuisse carinas.
Quam tu urbem, soror, hanc cernes, quae surgere regna
coniugio tali! Teucrum comitantibus armis
Punica se quantis attollet gloria rebus!
Tu modo posce deos ueniam, sacrisque litatis 50
indulge hospitio causasque innecte morandi,
dum pelago desaeuit hiems et aquosus Orion,
quassataeque rates, dum non tractabile caelum.' 
His dictis impenso animum flammauit amore
spemque dedit dubiae menti soluitque pudorem. 55

Pienso, ciertamente, que con auspicios divinos y Juno favorable 45
mantuvieron este rumbo por el viento las naves ilíacas.
¡Cómo verás esta ciudad tú, hermana, qué reinos surgir
de una boda tal! ¡Acompañándonos las armas de los troyanos,
con qué grandes hechos se levantará la gloria púnica!
Tú sólo pide la venia a los dioses y, obtenidos sacrificios favorables, 50
entrégate a la  hospitalidad e inventa causas de demorarse,
mientras desencadena su furor en el piélago
el invierno y el acuoso Orión,
y las naves están dañadas, mientras el cielo es tormentoso.»
Con estos dichos inflamó su espíritu de un amor vehemente
y dio esperanza a dubitativa mente y liberó su pudor. 55 
 

Principio delubra adeunt pacemque per aras
exquirunt; mactant lectas de more bidentis
legiferae Cereri Phoeboque patrique Lyaeo,
Iunoni ante omnis, cui uincla iugalia curae.
Ipsa tenens dextra pateram pulcherrima Dido 60
candentis uaccae media inter cornua fundit,
aut ante ora deum pinguis spatiatur ad aras,
instauratque diem donis, pecudumque reclusis
pectoribus inhians spirantia consulit exta.
Heu, uatum ignarae mentes! Quid uota furentem, 65
quid delubra iuuant? Est mollis flamma medullas
interea et tacitum uiuit sub pectore uulnus.

Al principio, se dirigen a los templos y la paz por los altares
buscan; sacrifican ovejas
de dos años escogidas según la costumbre
a Ceres legisladora, y a Febo y al padre Lieo, a Juno antes que a todos, que cuida de los vínculos conyugales.
La propia Dido, bellísima, teniendo una pátera en la diestra 60
la vierte en medio de los cuernos de una blanca vaca,
o da vueltas junto a los pingües altares ante los rostros de los dioses
e instaura un día para las ofrendas y
en los pechos abiertos de los animales,mirando con avidez, consulta sus entrañas palpitantes.
¡Ay, mentes ignorantes de los vates! ¿De qué los votos
a la que está loca, 65
de qué los templos ayudan? Devora la llama sus tiernas médulas,
entretanto, y vive callada en su pecho la herida.

Vritur infelix Dido totaque uagatur
urbe furens, qualis coniecta cerua sagitta,
quam procul incautam nemora inter Cresia fixit 70
pastor agens telis liquitque uolatile ferrum
nescius: illa fuga siluas saltusque peragrat
Dictaeos; haeret lateri letalis harundo.
Nunc media Aenean secum per moenia ducit
Sidoniasque ostentat opes urbemque paratam, 75
incipit effari mediaque in uoce resistit;
nunc eadem labente die conuiuia quaerit,
Iliacosque iterum demens audire labores
exposcit pendetque iterum narrantis ab ore.

Se quema infeliz Dido y vaga por toda
la ciudad enloquecida, como una cierva a la que, lanzada una flecha
desde lejos,
en los bosques de Creta, incauta, hirió 70
un pastor persiguiéndola con sus armas y le dejó el volátil hierro
sin saberlo: aquella
en su huida recorre bosques y desfiladeros
dicteos; queda clavada en su
su costado la letal caña.
Ahora lleva consigo a Eneas por medio de las murallas
y hace ostentación de las riquezas sidonias y una ciudad preparada, 75
empieza a hablar y se detiene en medio de su voz;
ahora, al caer el día, busca el mismo banquete,
y, enloquecida, de nuevo escuchar los sufrimientos ilíacos
pide con insistencia y queda colgada de nuevo
de la boca del que narra.

Post ubi digressi, lumenque obscura uicissim 80
luna premit suadentque cadentia sidera somnos,
sola domo maeret uacua stratisque relictis
incubat. Illum absens absentem auditque uidetque,
aut gremio Ascanium genitoris imagine capta
detinet, infandum si fallere possit amorem. 85
Non coeptae adsurgunt turres, non arma iuuentus
exercet portusue aut propugnacula bello
tuta parant: pendent opera interrupta minaeque
murorum ingentes aequataque machina caelo. 

Después, cuando se han marchado y la luz a su vez 80
la luna oscura oculta y los astros que caen invitan al sueño,
sola en una casa vacía se entristece y en los lechos abandonados
 

se recuesta. A aquel, ausente, ausente ella, lo oye y lo ve,
o en su regazo a Ascanio, abrazada la imagen
de su padre, 85 

retiene, por si puede imitar un amor infando.
No se levantan las torres comenzadas, ni
las armas la juventud 

practica ni los puertos ni los baluartes seguros para la guerra
preparan: quedan pendientes los trabajos interrumpidos y las amenazas
ingentes de los muros y las máquinas que se igualan al cielo.
 

Quam simul ac tali persensit peste teneri 90
cara Iouis coniunx nec famam obstare furori,
talibus adgreditur Venerem Saturnia dictis:
'Egregiam uero laudem et spolia ampla refertis
tuque puerque tuus (magnum et memorabile numen),
una dolo diuum si femina uicta duorum est. 95
Nec me adeo fallit ueritam te moenia nostra
suspectas habuisse domos Karthaginis altae.
Sed quis erit modus, aut quo nunc certamine tanto?
Quin potius pacem aeternam pactosque hymenaeos
exercemus? Habes tota quod mente petisti: 100
ardet amans Dido traxitque per ossa furorem.
Communem hunc ergo populum paribusque regamus
auspiciis; liceat Phrygio seruire marito
dotalisque tuae Tyrios permittere dextrae.' 

Tan pronto como se dio cuenta de que era poseída por tal enfermedad, 90 
la querida esposa de Júpiter, y que la fama no sería un obstáculo a su locura,
se acerca a
la Saturnia Venus con estas palabras:
«Egregia, en verdad, alabanza y amplio botín sacáis
tú y tu hijo (gran y memorable numen),
si una sola mujer es vencida por el engaño de dos dioses. 95
Y, además, no se me escapa que tú, temiendo nuestras murallas,
has tenido las casas de la alta Cartago como peligrosas.
Pero, ¿cuál será la medida, o a dónde vamos ahora con tan gran disputa?
¿Por qué no, mejor, paz eterna y
pactados himeneos
practicamos? Tienes lo que pediste con toda tu mente: 100
arde amando Dido y contrajo por sus huesos la locura.
Este
pueblo común, pues, rijamos y con iguales
auspicios; permítasele servir a marido frigio
y sean confiados a tu diestra
como dote los tirios.» 

Olli (sensit enim simulata mente locutam, 105
quo regnum Italiae Libycas auerteret oras)
sic contra est ingressa Venus: 'Quis talia demens
abnuat aut tecum malit contendere bello?
Si modo quod memoras factum fortuna sequatur.
Sed fatis incerta feror, si Iuppiter unam 110
esse uelit Tyriis urbem Troiaque profectis,
misceriue probet populos aut foedera iungi.
Tu coniunx, tibi fas animum temptare precando.
Perge, sequar.' Tum sic excepit regia Iuno:

A ésta (pues se dio cuenta de que había hablado con intención simulada, 105
para desviar a las orillas líbicas el reino de Italia)
así, en contra, repuso Venus: «¿Qué demente tales cosas
rechazaría o preferiría contender en guerra contigo?
Ojalá, al menos, la fortuna siga al hecho que rememoras.
Pero insegura de los hados me muestro, de si Júpiter querría que una sola 110
fuera la ciudad para los tirios y para los que salieron de Troya,
o si aprobaría que los pueblos se mezclaran o que los pactos se firmaran.
Tú, su esposa, a ti te está permitido tantear su ánimo rogando.
Apresúrate, te seguiré.» Entonces, así continuó la regia Juno:

'Mecum erit iste labor. Nunc qua ratione quod instat 115
confieri possit, paucis (aduerte) docebo.
Venatum Aeneas unaque miserrima Dido
in nemus ire parant, ubi primos crastinus ortus
extulerit Titan radiisque retexerit orbem.
His ego nigrantem commixta grandine nimbum, 120
dum trepidant alae saltusque indagine cingunt,
desuper infundam et tonitru caelum omne ciebo.
Diffugient comites et nocte tegentur opaca:
speluncam Dido dux et Troianus eandem
deuenient. Adero et, tua si mihi certa uoluntas, 125
conubio iungam stabili propriamque dicabo.
Hic hymenaeus erit.' Non aduersata petenti
adnuit atque dolis risit Cytherea repertis. 

«Conmigo estará esa tarea. Ahora, de qué modo lo que apremia 115
puede hacerse, en pocas palabras (atiende) te enseñaré.
A cazar Eneas y con él la desgraciadísima Dido

 al bosque se preparan a ir, cuando a los primeros astros
haya hecho levantar el Titán de mañana y haya descubierto el orbe con sus rayos.
A estos yo una negra nube mezclada con granizo, 120
mientras se mueven los flancos y ciñen el bosque con su batida,
 
desde lo alto derramaré y agitaré con truenos todo el cielo.
Huirán los acompañantes y serán cubiertos por una noche opaca:
Dido y el jefe troyano a la misma cueva
llegarán. Estaré presente, y, si es firme hacia mí tu voluntad, 125
los uniré en estable matrimonio y te la consagraré como propia.
Aquí el himeneo será.» No oponiéndose a la que pedía,
asintió y rió
Citerea, descubiertos los engaños.

Oceanum interea surgens Aurora reliquit.
It portis iubare exorto delecta iuuentus, 130
retia rara, plagae, lato uenabula ferro,
Massylique ruunt equites et odora canum uis.
Reginam thalamo cunctantem ad limina primi
Poenorum exspectant, ostroque insignis et auro
stat sonipes ac frena ferox spumantia mandit. 135
Tandem progreditur magna stipante caterua
Sidoniam picto chlamydem circumdata limbo;
cui pharetra ex auro, crines nodantur in aurum,
aurea purpuream subnectit fibula uestem.
Nec non et Phrygii comites et laetus Iulus 140
incedunt. Ipse ante alios pulcherrimus omnis
infert se socium Aeneas atque agmina iungit.

Al Océano, entretanto, la Aurora surgiendo dejó.
Sale
por las puertas, nacido el sol, la selecta juventud, 130
redes de malla ancha, trampas, venablos de ancho hierro,
y corren los jinetes masilos y fuerza olfativa de los perros.

A la reina, que se detiene en el tálamo,
junto al umbral los principales
de los púnicos esperan, e insigne por la púrpura y el oro
está su caballo y, feroz, las espumantes riendas muerde. 135
Finalmente, avanza, acompañándola una gran multitud,
vestida con una clámide sidonia con pintada orla;
tiene de oro el carcaj, en oro se anudan sus cabellos,
y una fíbula dorada sujeta su vestido púrpura.
Y también los compañeros frigios
y el alegre Julo 140
avanzan. Antes que los otros, más hermoso que todos,
el propio Eneas se le ofrece como acompañante y une las comitivas.

Qualis ubi hibernam Lyciam Xanthique fluenta
deserit ac Delum maternam inuisit Apollo
instauratque choros, mixtique altaria circum 145
Cretesque Dryopesque fremunt pictique Agathyrsi;
ipse iugis Cynthi graditur mollique fluentem
fronde premit crinem fingens atque implicat auro,
tela sonant umeris: haud illo segnior ibat
Aeneas, tantum egregio decus enitet ore. 150

Como cuando la Licia invernal y las corrientes del Janto
abandona y visita la materna Delos Apolo,
y forma coros y,
mezclados alrededor de los altares, 145
cretenses y dríopes y los pintados agatirsos rugen;
él mismo marcha por las cimas del Cinto y ciñe su pelo
que fluye con tierna fronda, moldeándolo, y lo anuda con oro,
resuenan las armas en sus hombros: no más inactivo que aquel iba
Eneas, tan gran belleza resplandece en su egregio rostro. 150

Postquam altos uentum in montis atque inuia lustra,
ecce ferae saxi deiectae uertice caprae
decurrere iugis; alia de parte patentis
transmittunt cursu campos atque agmina cerui
puluerulenta fuga glomerant montisque relinquunt. 155
At puer Ascanius mediis in uallibus acri
gaudet equo iamque hos cursu, iam praeterit illos,
spumantemque dari pecora inter inertia uotis
optat aprum, aut fuluum descendere monte leonem. 

Después que se llegó a los altos montes y a lugares intransitables,
he aquí que las cabras salvajes, arrojadas desde el vértice de su roca,
bajan corriendo de las cimas; de otra parte, los ciervos
atraviesan con su carrera los campos abiertos y aprietan sus filas
en polvorienta huida y abandonan los montes. 155
Y el niño Ascanio en medio de los valles
con su brioso caballo
se divierte y ya a estos con su carrera, ya a aquellos, pasa,
y que le sea dado un espumante jabalí entre los inactivos rebaños con sus votos
desea o que descienda del monte un rubio león.

Interea magno misceri murmure caelum 160
incipit, insequitur commixta grandine nimbus,
et Tyrii comites passim et Troiana iuuentus
Dardaniusque nepos Veneris diuersa per agros
tecta metu petiere; ruunt de montibus amnes.
Speluncam Dido dux et Troianus eandem 165
deueniunt. Prima et Tellus et pronuba Iuno
dant signum; fulsere ignes et conscius aether
conubiis summoque ulularunt uertice Nymphae.
Ille dies primus leti primusque malorum
causa fuit; neque enim specie famaue mouetur 170
nec iam furtiuum Dido meditatur amorem:
coniugium uocat, hoc praetexit nomine culpam. 

Entretanto, el cielo a turbarse con un gran murmullo 160 
empieza, sigue una lluvia torrencial mezclada con granizo
y los compañeros tirios, por todas partes, y la juventud troyana
y el dardanio nieto de Venus, por lo campos, separados
techos por el miedo buscaron; bajan corriendo de los montes los ríos.
A la misma cueva Dido y el general troyano 165
llegan. La Tierra, la primera, y Prónuba Juno
dan la señal; brillaron fuegos y el éter
cómplice
de los casamientos y en su alta cumbre ulularon las Ninfas.
Aquel fue el primer día de su muerte y la causa primera
de sus males; pues ni por apariencias ni por rumores se mueve 170
ni ya Dido piensa en un amor furtivo:
matrimonio lo llama, bajo este nombre oculta su culpa.

Extemplo Libyae magnas it Fama per urbes,
Fama, malum qua non aliud uelocius ullum:
mobilitate uiget uirisque adquirit eundo, 175
parua metu primo, mox sese attollit in auras
ingrediturque solo et caput inter nubila condit.
Illam Terra parens ira inritata deorum
extremam, ut perhibent, Coeo Enceladoque sororem
progenuit pedibus celerem et pernicibus alis, 180
monstrum horrendum, ingens, cui quot sunt corpore plumae,
tot uigiles oculi subter (mirabile dictu),
tot linguae, totidem ora sonant, tot subrigit auris.
Nocte uolat caeli medio terraeque per umbram
stridens, nec dulci declinat lumina somno; 185
luce sedet custos aut summi culmine tecti
turribus aut altis, et magnas territat urbes,
tam ficti prauique tenax quam nuntia ueri.
Haec tum multiplici populos sermone replebat
gaudens, et pariter facta atque infecta canebat: 190
uenisse Aenean Troiano sanguine cretum,
cui se pulchra uiro dignetur iungere Dido;
nunc hiemem inter se luxu, quam longa, fouere
regnorum immemores turpique cupidine captos.

Inmediatamente va Fama por las grandes ciudades de Libia,
Fama, mal más veloz que el cual no hay ninguno:
con la movilidad se llena de vigor y sus fuerzas aumenta caminando, 175
pequeña por el miedo, primero, luego se levanta a las brisas
y avanza por el suelo y su cabeza entre las nubes
esconde.
A ella su madre, la Tierra, irritada de ira contra los dioses,
la última, según dicen, hermana de Encélado y de Ceo,
parió rápida por su pies y ligeras alas, 180

monstruo
horrendo, ingente, que tiene tantas plumas en el cuerpo
como ojos vigilantes debajo (sorprendente de decir),
como lenguas, como bocas le suenan, como orejas levanta.
Por la noche vuela estridente entre el cielo y la tierra
por la sombra, y no rinde sus ojos al dulce sueño; 185
por el día se sienta, como guardián, o en la cumbre de un alto tejado
o en torres altas, y aterroriza a grandes ciudades,
nuncia tan tenaz de lo fingido y de lo malo como de lo verdadero.
Entonces con múltiples habladurías los pueblos llenaba
alegrándose de estas cosas e igualmente cantaba cosas hechas y no hechas: 190
que había llegado Eneas, nacido de sangre troyana,
y que
a este hombre se había dignado unirse la hermosa Dido;
que ahora pasaban
entre sí el invierno, cuan largo era, en el lujo,
sin acordarse de sus reinos y cautivados por un deseo vergonzoso.

Haec passim dea foeda uirum diffundit in ora. 195
Protinus ad regem cursus detorquet Iarban
incenditque animum dictis atque aggerat iras.
Hic Hammone satus rapta Garamantide nympha
templa Ioui centum latis immania regnis,
centum aras posuit uigilemque sacrauerat ignem, 200
excubias diuum aeternas, pecudumque cruore
pingue solum et uariis florentia limina sertis.
Isque amens animi et rumore accensus amaro
dicitur ante aras media inter numina diuum
multa Iouem manibus supplex orasse supinis: 205

Por todas partes, la diosa estas cosas feas derrama en las bocas de los hombres. 195
Inmediatamente, tuerce su rumbo hacia el rey Yarbas
e incendia su espíritu con sus dichos y aumenta sus iras.
Este, engendrado por Hamón,
raptada una ninfa Garamanta,
cien templos enormes a Júpiter en sus dilatados reinos,
cien altares puso y había consagrado un fuego vigilante, 200
eternas centinelas de los dioses, y con
sangre de animales
un suelo empapado y umbrales florecientes de variadas guirnaldas.
Y este, loco de espíritu y excitado por el amargo rumor,
 
se dice que ante los altares entre los númina de los dioses
muchas cosas,
suplicante, pidió a Júpiter con las manos hacia arriba: 205

'Iuppiter omnipotens, cui nunc Maurusia pictis
gens epulata toris Lenaeum libat honorem,
aspicis haec? An te, genitor, cum fulmina torques
nequiquam horremus, caecique in nubibus ignes
terrificant animos et inania murmura miscent? 210
Femina, quae nostris errans in finibus urbem
exiguam pretio posuit, cui litus arandum
cuique loci leges dedimus, conubia nostra
reppulit ac dominum Aenean in regna recepit.
Et nunc ille Paris cum semiuiro comitatu, 215
Maeonia mentum mitra crinemque madentem
subnexus, rapto potitur: nos munera templis
quippe tuis ferimus famamque fouemus inanem.' 

«Júpiter onmipotente, a quien ahora la gente maurusia
que asiste a banquetes sobre pintados lechos liba honor leneo,
¿Ves estas cosas? ¿Acaso, padre, cuando blandes tus rayos
te tememos en vano y ciegos fuegos en las nubes
aterrorizan los espíritus e inanes murmullos mezclan? 210
Esa mujer, que errante en nuestras fronteras una ciudad
pequeña por el precio puso, a quien un litoral para arar
y a quien leyes del lugar dimos, nuestra boda
rechazó y acogió a Eneas como dueño para sus reinos.
Y ahora, aquel Paris con su afeminada comitiva, 215
con el mentón y el perfumado cabello con la mitra meonia
ceñidos, se apodera de lo raptado: nosotros regalos a tus templos,
ciertamente, llevamos y favorecemos una fama inane. »

Talibus orantem dictis arasque tenentem
audiit Omnipotens, oculosque ad moenia torsit 220
regia et oblitos famae melioris amantis.
Tum sic Mercurium adloquitur ac talia mandat:
'Vade age, nate, uoca Zephyros et labere pennis
Dardaniumque ducem, Tyria Karthagine qui nunc
exspectat fatisque datas non respicit urbes, 225
adloquere et celeris defer mea dicta per auras.
Non illum nobis genetrix pulcherrima talem
promisit Graiumque ideo bis uindicat armis;
sed fore qui grauidam imperiis belloque frementem
Italiam regeret, genus alto a sanguine Teucri 230
proderet, ac totum sub leges mitteret orbem.
Si nulla accendit tantarum gloria rerum
nec super ipse sua molitur laude laborem,
Ascanione pater Romanas inuidet arces?
Quid struit? aut qua spe inimica in gente moratur 235
nec prolem Ausoniam et Lauinia respicit arua?
Nauiget! Haec summa est, hic nostri nuntius esto.' 

Al que con tales dichos oraba y ocupaba los altares
oyó el Omnipotente y dirigió sus ojos a las murallas 220
reales y a unos amantes que se habían olvidado de una fama
mejor.
Entonces,
así habla a Mercurio y tales cosas manda:
«Ve pues, hijo, llama a los Céfiros y déjate llevar por tus plumas
y al general dardanio, que en la tiria Cartago ahora
espera y no vuelve a mirar las ciudades dadas por los hados, 225
habla y llévale mis palabras por las rápidas auras.
No nos lo prometió su hermosísima madre de tal clase
ni lo salvó para esto dos veces de las armas de los griegos;
sino que sería quien una Italia
preñada de imperios y resonante de guerra
rigiera, quien el linaje de la alta sangre de Teucro 230
propagara, y quien enviara bajo sus leyes a todo el orbe.
Si no le enciende gloria alguna de tan grandes cosas
ni, además, él mismo por su propia alabanza se esfuerza
¿acaso quitará a Ascanio su padre las ciudadelas romanas?
¿Qué trama? o ¿con qué esperanza se demora entre gente enemiga 235
y no se vuelve a mirar la prole ausonia y los campos lavinios?
¡Que navegue! Esto es lo más importante, sé mi mensajero ante este.»

Dixerat. Ille patris magni parere parabat
imperio; et primum pedibus talaria nectit
aurea, quae sublimem alis siue aequora supra 240
seu terram rapido pariter cum flamine portant.
Tum uirgam capit: hac animas ille euocat Orco
pallentis, alias sub Tartara tristia mittit,
dat somnos adimitque, et lumina morte resignat.
Illa fretus agit uentos et turbida tranat 245
nubila.Iamque uolans apicem et latera ardua cernit
Atlantis duri caelum qui uertice fulcit,
Atlantis, cinctum adsidue cui nubibus atris
piniferum caput et uento pulsatur et imbri,
nix umeros infusa tegit, tum flumina mento 250
praecipitant senis, et glacie riget horrida barba.
Hic primum paribus nitens Cyllenius alis
constitit; hinc toto praeceps se corpore ad undas
misit aui similis, quae circum litora, circum
piscosos scopulos humilis uolat aequora iuxta. 255

Había dicho. Se preparaba aquel a obedecer de su gran padre
la orden; y primero anuda a sus pies los talares
aureos, que lo llevan por el aire con sus alas o sobre el mar 240
o sobre la tierra, de la misma manera, con rápido soplo.
Entonces la vara coge: con esta evoca aquel las almas que palidecen
por el Orco, a otras las manda bajo el triste Tártaro,
da
sueños y los quita y libra los ojos de la muerte.
En ella confiado, conduce los vientos y atraviesa las
turbias  245
nubes
. Y ya volando ve la cima y la escarpada ladera
del duro Atlante que sostiene
el cielo con su vértice,
de Atlante, cuya pinífera cabeza ceñida de negras nubes
asiduamente es golpeada por
el viento y la lluvia,
la nieve caída le cubre los hombros, luego ríos se precipitan 250
por su mentón de anciano,
y por el hielo está rígida su hórrida barba.
Aquí se detuvo, primero, apoyándose el Cilenio
en sus alas iguales; de aquí se lanzó de cabeza con todo su cuerpo hacia las olas
a un ave semejante, que alrededor de
las playas, alrededor de
los escollos llenos de peces vuela baja sobre los mares. 255

Haud aliter terras inter caelumque uolabat
litus harenosum ad Libyae, uentosque secabat
materno ueniens ab auo Cyllenia proles.
Vt primum alatis tetigit magalia plantis,
Aenean fundantem arces ac tecta nouantem 260
conspicit. Atque illi stellatus iaspide fulua
ensis erat Tyrioque ardebat murice laena
demissa ex umeris, diues quae munera Dido
fecerat, et tenui telas discreuerat auro.
Continuo inuadit: 'Tu nunc Karthaginis altae 265
fundamenta locas pulchramque uxorius urbem
exstruis? Heu, regni rerumque oblite tuarum!
Ipse deum tibi me claro demittit Olympo
regnator, caelum et terras qui numine torquet,
ipse haec ferre iubet celeris mandata per auras: 270
quid struis? aut qua spe Libycis teris otia terris?
Si te nulla mouet tantarum gloria rerum
[nec super ipse tua moliris laude laborem,]
Ascanium surgentem et spes heredis Iuli
respice, cui regnum Italiae Romanaque tellus 275
debetur.' Tali Cyllenius ore locutus
mortalis uisus medio sermone reliquit
et procul in tenuem ex oculis euanuit auram. 

No de otra forma entre las tierras y el cielo volaba
hacia el arenoso litoral de Libia y cortaba los vientos
la prole cilenia descendiente de su abuelo materno.
Tan pronto como tocó con sus aladas plantas las cabañas,
a Eneas fundando fortalezas y renovando casas 260
ve. Y aquel tenía una espada estrellada de jaspe amarillo
y resplandecía con una capa de púrpura tiria
colgada de los hombros, regalos que la rica Dido
le había hecho y había bordado sus telas con tenue oro.
Y a continuación lo aborda: «¿Tú ahora de la alta Cartago 265
los cimientos colocas y, rendido a tu esposa, una hermosa ciudad
construyes? ¡Ay, olvidándote de tu reino y tus cosas!
El mismo rey de los dioses desde el luminoso
Olimpo me envía,
el que cielo y las tierras gobierna con su numen,
él mismo me ordena traerte estos mandatos por las rápidas auras: 270
¿qué tramas? o ¿con qué esperanza pasas tus ratos libres en tierras libias?
Si no te mueve gloria alguna de cosas tan grandes, 272
[y, además, tú mismo no afrontas reto alguno por tu alabanza]
a Ascanio que está creciendo y las esperanzas de tu heredero Julo 274
mira, a quien el reino de Italia y la tierra romana 275

se deben». Hablando el cilenio con tal boca

su apariencia mortal en medio del sermón dejó
y se desvaneció de sus ojos, lejos, hacia la
tenue aura.

At uero Aeneas aspectu obmutuit amens,
arrectaeque horrore comae et uox faucibus haesit. 280
Ardet abire fuga dulcisque relinquere terras,
attonitus tanto monitu imperioque deorum.
Heu quid agat? Quo nunc reginam ambire furentem
audeat adfatu? Quae prima exordia sumat?
Atque animum nunc huc celerem nunc diuidit illuc 285
in partisque rapit uarias perque omnia uersat.
Haec alternanti potior sententia uisa est:
Mnesthea Sergestumque uocat fortemque Serestum,
classem aptent taciti sociosque ad litora cogant,
arma parent et quae rebus sit causa nouandis 290
dissimulent; sese interea, quando optima Dido
nesciat et tantos rumpi non speret amores,
temptaturum aditus et quae mollissima fandi
tempora, quis rebus dexter modus. Ocius omnes
imperio laeti parent et iussa facessunt. 295

Y, verdaderamente, Eneas enmudeció, loco ante la visión,
y se erizaron de horror sus cabellos y
la voz se le quedó en la garganta. 280
Arde por alejarse en huida y dejar estas dulces tierras,
atónito por tan gran consejo y mandato de los dioses.
¡Ay! ¿Qué hacer? ¿Con qué palabras ahora se atreverá a abordar a la reina
enloquecida? ¿Cuáles serán sus primeras palabras?
Divide su ánimo veloz ahora aquí y ahora allí 285
y es llevado a varias partes y da vueltas por todas las cosas.
Esta sentencia, al que estaba dudando, pareció mejor:
llama a Mnesteo y a Segesto y al fuerte Seresto,
que preparen en silencio la flota y reúnan a los compañeros junto al litoral,
que preparen las armas y cuál es la causa para cambiar las cosas 290
disimulen; que él, entretanto, puesto que nada sabe
la buenísima Dido y no espera que se rompan amores tan grandes,
intentaría la aproximación y el tiempo más delicado de hablar,
un modo oportuno para estas cosas. Rápidamente todos
obedecen alegres su orden y ejecutan sus mandatos. 295

At regina dolos (quis fallere possit amantem?)
praesensit, motusque excepit prima futuros
omnia tuta timens. Eadem impia Fama furenti
detulit armari classem cursumque parari.
Saeuit inops animi totamque incensa per urbem 300
bacchatur, qualis commotis excita sacris
Thyias, ubi audito stimulant trieterica Baccho
orgia nocturnusque uocat clamore Cithaeron.

Pero la reina los engaños (¿quién puede engañar a alguien que ama?)
presintió, y adivinó los movimientos futuros la primera,
temiendo todas las cosas seguras. La misma impía Fama a la que estaba fuera de sí
contó que se estaba armando la flota y que se preparaba la marcha.
Se enfurece privada de ánimo y encendida por toda la ciudad 300
delira, cual bacante excitada, comenzados los ritos,
cuando la estimulan, al oír a Baco, las orgías
trienales y la llama el nocturno Citerón con su clamor.

Tandem his Aenean compellat uocibus ultro:
'Dissimulare etiam sperasti, perfide, tantum 305
posse nefas tacitusque mea decedere terra?
Nec te noster amor nec te data dextera quondam
nec moritura tenet crudeli funere Dido?
Quin etiam hiberno moliri sidere classem
et mediis properas Aquilonibus ire per altum, 310
crudelis? Quid, si non arua aliena domosque
ignotas peteres, et Troia antiqua maneret,
Troia per undosum peteretur classibus aequor?
Mene fugis? Per ego has lacrimas dextramque tuam te
(quando aliud mihi iam miserae nihil ipsa reliqui), 315
per conubia nostra, per inceptos hymenaeos,
si bene quid de te merui, fuit aut tibi quicquam
dulce meum, miserere domus labentis et istam,
oro, si quis adhuc precibus locus, exue mentem.

Finalmente, increpa a Eneas con estas palabras:
«¿Esperaste
, pérfido, incluso poder disimular tan gran 305
crimen y
en silencio marcharte de mi tierra?
¿A ti, ni nuestro amor ni la diestra dada en otro tiempo
ni Dido que va a morir en cruel funeral te detienen?
¿Es más, también
te apresuras a preparar tu flota bajo la estrella invernal
y a ir por alta mar en  medio de los Aquilones,
cruel? ¿Qué?, ¿si no campos ajenos y casas 310
desconocidas buscaras y permaneciera la antigua Troya,
Troya por tus naves sería buscada a través de un mar agitado?
¿Acaso huyes de mí? Yo, por estas lágrimas y por tu diestra
(puesto que
yo misma nada más ya dejé para mí, desgraciada),
por nuestra boda, por el empezado himeneo, 315
si algo bueno merecí de ti, o fue para ti algo
mío dulce, ten piedad de esta casa que se derrumba,
te lo ruego, y
, si hay todavía lugar para las súplicas, cambia tu mente.

Te propter Libycae gentes Nomadumque tyranni 320
odere, infensi Tyrii; te propter eundem
exstinctus pudor et, qua sola sidera adibam,
fama prior. Cui me moribundam deseris hospes
(hoc solum nomen quoniam de coniuge restat)?
Quid moror? An mea Pygmalion dum moenia frater 325
destruat aut captam ducat Gaetulus Iarbas?
Saltem si qua mihi de te suscepta fuisset
ante fugam suboles, si quis mihi paruulus aula
luderet Aeneas, qui te tamen ore referret,
non equidem omnino capta ac deserta uiderer.' 330
Dixerat. Ille Iouis monitis immota tenebat
lumina et obnixus curam sub corde premebat.

Por tu culpa los pueblos de Libia y los tiranos de los númidas 320
me odiaron, enemigos son los tirios; por tu misma culpa
se extinguió mi pudor y, con la que sola llegaba a las estrellas,
mi fama anterior. ¿A quién me abandonas moribunda, huésped
(puesto que sólo este nombre queda del de cónyuge)?
¿A qué espero? ¿Acaso a que
mi hermano Pigmalión mis murallas 325
destruya  o cautiva me lleve el getulo Yarbas?
Si al menos hubiera sido recibida por mí de ti alguna
descendencia antes de tu huida, si algún pequeñito Eneas
me jugase en el patio, que, sin embargo, te llevase en su rostro,
no ciertamente parecería totalmente cautiva y abandonada.» 330
Había dicho. Él en los mandatos de Júpiter inmóviles tenía
sus ojos y a duras penas ocultaba su preocupación bajo el corazón.

Tandem pauca refert: 'Ego te, quae plurima fando
enumerare uales, numquam, regina, negabo
promeritam, nec me meminisse pigebit Elissae 335
dum memor ipse mei, dum spiritus hos regit artus.
Pro re pauca loquar. Neque ego hanc abscondere furto
speraui (ne finge) fugam, nec coniugis umquam
praetendi taedas aut haec in foedera ueni.
Me si fata meis paterentur ducere uitam 340
auspiciis et sponte mea componere curas,
urbem Troianam primum dulcisque meorum
reliquias colerem, Priami tecta alta manerent,
et recidiua manu posuissem Pergama uictis.
Finalmente, pocas cosas responde: «Yo a ti, que muchas cosas al hablar
enumerar puedes, nunca
, reina, negaré
que mereces el bien, ni me avergonzará acordarme de Elisa 335
mientras de mí mismo me acuerde, mientras un espíritu rija estos miembros.
En favor del hecho pocas cosas diré. Ni yo esta huida furtivamente esconder
esperé (no finjas), ni alguna vez de esposo
pretendí las antorchas o vine a estos pactos.
Si los hados me permitieran guiar mi vida 340
bajo mis auspicios y buscar mis propias preocupaciones,
honraría primero la ciudad de Troya y las dulces
reliquias de los míos, permanecerían las altas casas de Príamo
y por mi mano habría puesto una renacida Pérgamo para los vencidos.

Sed nunc Italiam magnam Gryneus Apollo, 345
Italiam Lyciae iussere capessere sortes;
hic amor, haec patria est. Si te Karthaginis arces
Phoenissam Libycaeque aspectus detinet urbis,
quae tandem Ausonia Teucros considere terra
inuidia est? Et nos fas extera quaerere regna. 350
Me patris Anchisae, quotiens umentibus umbris
nox operit terras, quotiens astra ignea surgunt,
admonet in somnis et turbida terret imago;
me puer Ascanius capitisque iniuria cari,
quem regno Hesperiae fraudo et fatalibus aruis. 355
Nunc etiam interpres diuum Ioue missus ab ipso
(testor utrumque caput) celeris mandata per auras
detulit: ipse deum manifesto in lumine uidi
intrantem muros uocemque his auribus hausi.
Desine meque tuis incendere teque querelis; 360
Italiam non sponte sequor.' 
Pero ahora a la gran Italia Apolo Grineo,
a Italia las suertes licias me ordenaron marchar; 345
este es mi amor, esta mi patria. Si a ti, fenicia, las murallas
de Cartago
te detienen y la vista de una ciudad libica,
¿qué envidia es que, por fin, los teucros se asienten
en tierra ausonia? También nos está permitido buscar reinos externos.
A mí la turbia imagen de mi padre Anquises, cada vez que la noche 350
cubre la tierra con sus húmedas sombras, cada vez que se alzan
los astros de fuego, en sueños me aconseja y me aterroriza;
y mi hijo Ascanio y el daño a su querida vida,
al que defraudo con el reino de Hesperia y los campos predestinados. 355
Ahora, incluso, el mensajero de los dioses enviado por el mismo Júpiter
(pongo por testigos a nuestras cabezas) me trajo por las auras veloces
sus mandatos: yo mismo vi al dios bajo una luz manifiesta
entrando en los muros y bebí su voz con estos oídos.
Deja ya de encenderme a mí y a ti con tus quejas; 360
no por mi voluntad voy a Italia.»

Talia dicentem iamdudum auersa tuetur
huc illuc uoluens oculos totumque pererrat
luminibus tacitis et sic accensa profatur:
'Nec tibi diua parens generis nec Dardanus auctor, 365
perfide, sed duris genuit te cautibus horrens
Caucasus Hyrcanaeque admorunt ubera tigres.
Nam quid dissimulo aut quae me ad maiora reseruo?
Num fletu ingemuit nostro? Num lumina flexit?
Num lacrimas uictus dedit aut miseratus amantem est? 370
Quae quibus anteferam? Iam iam nec maxima Iuno
nec Saturnius haec oculis pater aspicit aequis.
Al que tales cosas decía, desde hace tiempo, hostil mira,
volviendo los ojos aquí y allí y todo lo recorre
con miradas calladas y así, encendida, habla:
«Ni tienes una diosa por madre ni Dárdano es fundador de tu linaje,
pérfido, sino que te engendró el Cáucaso erizado de duros peñascos 365
y las tigresas de Hircania te acercaron sus ubres.
Pues, ¿por qué disimulo o a qué cosas mayores me reservo?
¿Acaso gimió con mi llanto? ¿Acaso bajó sus ojos?
¿Acaso, vencido, se dio a las lágrimas o se compadeció de quien le ama?
¿Qué cosas antepondré a estas? Ya, ya ni Juno máxima 370
ni el padre Saturnio ven estas cosas con ojos justos!

Nusquam tuta fides. Eiectum litore, egentem
excepi et regni demens in parte locaui.
Amissam classem, socios a morte reduxi 375
(heu furiis incensa feror!): nunc augur Apollo,
nunc Lyciae sortes, nunc et Ioue missus ab ipso
interpres diuum fert horrida iussa per auras.
Scilicet is superis labor est, ea cura quietos
sollicitat. Neque te teneo neque dicta refello: 380
i, sequere Italiam uentis, pete regna per undas.
Spero equidem mediis, si quid pia numina possunt,
supplicia hausurum scopulis et nomine Dido
saepe uocaturum. Sequar atris ignibus absens
et, cum frigida mors anima seduxerit artus, 385
omnibus umbra locis adero. Dabis, improbe, poenas.
Audiam et haec Manis ueniet mihi fama sub imos.'
His medium dictis sermonem abrumpit et auras
aegra fugit seque ex oculis auertit et aufert,
linquens multa metu cunctantem et multa parantem 390
dicere. Suscipiunt famulae conlapsaque membra
marmoreo referunt thalamo stratisque reponunt. 
En ninguna parte está segura la fidelidad. Arrojado en la costa, necesitado
te recogí y, loca, te coloqué en una parte de mi reino.
Tu flota perdida y a tus compañeros salvé de la muerte
375
(¡ay, encendida, soy llevada por las furias!): ahora el augur Apolo,
ahora las suertes licias, ahora incluso enviado por el propio Júpiter
el mensajero de los dioses te trae por las auras horribles órdenes.
Sin duda, este es un trabajo para dioses, esta preocupación a los tranquilos
solivianta. Ni te detengo ni tus dichos refuto:
380
vete, con los vientos alcanza Italia, busca tus reinos por las olas.
Espero, ciertamente, si algo pueden los númina piadosos,
que suplicios halles en medio de los peñascos y que por el nombre de Dido
frecuentemente me llames. Te perseguiré con negras llamas, ausente,
y, cuando la fría muerte prive a estos miembros de alma, 385
como una sombra estaré por todas partes. Pagarás tu culpa, ímprobo.
Lo oiré y este rumor me llegará hasta los Manes profundos.»
Con estas palabras terminó la conversación a medias y, afligida,
huyó de las auras y se aleja, y se esconde de las miradas,
dejando a quien mucho dudaba por miedo y mucho se preparaba
a decir. La recogen sus sirvientas y sus miembros sin sentido 390
levantan del tálamo marmóreo y lo colocan en su cama.

At pius Aeneas, quamquam lenire dolentem
solando cupit et dictis auertere curas,
multa gemens magnoque animum labefactus amore 395
iussa tamen diuum exsequitur classemque reuisit.
Tum uero Teucri incumbunt et litore celsas
deducunt toto nauis. Natat uncta carina,
frondentisque ferunt remos et robora siluis
infabricata fugae studio. 400
Migrantis cernas totaque ex urbe ruentis:
ac uelut ingentem formicae farris aceruum
cum populant hiemis memores tectoque reponunt,
it nigrum campis agmen praedamque per herbas
conuectant calle angusto; pars grandia trudunt 405
obnixae frumenta umeris, pars agmina cogunt
castigantque moras, opere omnis semita feruet.
Quis tibi tum, Dido, cernenti talia sensus,
quosue dabas gemitus, cum litora feruere late
prospiceres arce ex summa, totumque uideres 410
misceri ante oculos tantis clamoribus aequor!
Improbe Amor, quid non mortalia pectora cogis!
Y el pío Eneas, aunque calmar a la que está dolida
consolándola desea y con palabras alejar sus preocupaciones,
muchas cosas lamentando y conmovido su ánimo por un amor grande,
395
sin embargo, sigue los mandatos de los dioses y revisa la flota.
Entonces, en verdad, los teucros se esfuerzan y por todo el litoral
sacan las altas naves. Nada la quilla engrasada,
y traen hojosos remos y robles
toscosde los bosques en su afán de huida. 400
Se les ve de un lado para otro y bajando de toda la ciudad:
y como cuando las hormigas asolan un ingente montón de farro
acordándose del invierno y lo ponen bajo su techo,
va por los campos un negro batallón y
su botín a través de las hierbasarrastra por estrecho sendero; unas los grandes trigos empujan
esforzándose con sus hombros, otras cuidan la formación 405
y castigan las demoras, hierve toda la senda con el trabajo.
¡Qué sensación entonces tenías, Dido, viendo tales cosas,
o qué gemidos dabas al ver
hervir el litoral a todo lo largo
desde la más alta ciudadela y  ver todo el mar 410
agitarse ante tus ojos con tan grandes clamores!
¡Ímprobo Amor, a qué no obligas a los mortales pechos!

Ire iterum in lacrimas, iterum temptare precando
cogitur et supplex animos summittere amori,
ne quid inexpertum frustra moritura relinquat. 415
'Anna, uides toto properari litore circum:
undique conuenere; uocat iam carbasus auras,
puppibus et laeti nautae imposuere coronas.
Hunc ego si potui tantum sperare dolorem,
et perferre, soror, potero. Miserae hoc tamen unum 420
exsequere, Anna, mihi; solam nam perfidus ille
te colere, arcanos etiam tibi credere sensus;
sola uiri mollis aditus et tempora noras.
I, soror, atque hostem supplex adfare superbum:
non ego cum Danais Troianam exscindere gentem 425
Aulide iuraui classemue ad Pergama misi,
nec patris Anchisae cinerem manisue reuelli:
Cur mea dicta negat duras demittere in auris?
Quo ruit? Extremum hoc miserae det munus amanti:
exspectet facilemque fugam uentosque ferentis. 430

De nuevo a ir a las lágrimas, de nuevo a intentarlo rogando
se ve obligada
y, suplicante, a subordinar sus ánimos al amor,
para que no deje nada no experimentado en vano la que va a morir. 415
«Ana, ves que por toda la costa se apresuran por uno y otro lado:
de todas partes vinieron; que la vela llama ya a las brisas,
y que en las popas los alegres marineros pusieron coronas.
Yo, si pude esperar a este dolor tan grande,
también soportarlo, hermana, podré. Sin embargo, a mí, desgraciada, sólo esto 420
concédeme, Ana; pues a ti sola aquel pérfido

te respetaba,
incluso a ti te confiaba sus ocultos sentimientos;
sólo tú habías conocido
su disposición y sus momentos de hombre tierno.
Ve, hermana, y habla suplicante a un enemigo soberbio:
no yo con los dánaos destruir
el pueblo troyano 425
en Áulide
juré ni envié mi flota a Pérgamo,
ni destruí la cenizas de su padre Anquises ni sus Manes:
¿Por qué niega que mis palabras
lleguen a sus duros oídos?
¿A dónde corre? Que dé este último presente a su
desgraciada amante:
que espere una huida fácil y unos vientos que lo lleven. 430

Non iam coniugium antiquum, quod prodidit, oro,
nec pulchro ut Latio careat regnumque relinquat:
tempus inane peto, requiem spatiumque furori,
dum mea me uictam doceat fortuna dolere.
Extremam hanc oro ueniam (miserere sororis), 435
quam mihi cum dederit cumulatam morte remittam.'
Talibus orabat, talisque miserrima fletus
fertque refertque soror. Sed nullis ille mouetur
fletibus aut uoces ullas tractabilis audit;
fata obstant placidasque uiri deus obstruit auris. 440
Ac uelut annoso ualidam cum robore quercum
Alpini Boreae nunc hinc nunc flatibus illinc
eruere inter se certant; it stridor, et altae
consternunt terram concusso stipite frondes;
ipsa haeret scopulis et quantum uertice ad auras 445
aetherias, tantum radice in Tartara tendit:
haud secus adsiduis hinc atque hinc uocibus heros
tunditur, et magno persentit pectore curas;
mens immota manet, lacrimae uoluuntur inanes.

No ya el antiguo matrimonio, que traicionó, pido,
ni que carezca de su hermoso Lacio y deje su reino:

un tiempo muerto
pido, descanso y espacio para mi locura,
hasta que mi fortuna me enseñe a dolerme vencida.
Este último favor pido (ten piedad de tu hermana) 435
que, cuando me lo haya dado, aumentado con mi muerte devolveré.»
Con tales palabras suplicaba y tales llantos la desgraciadísima
hermana lleva y vuelve a llevar. Pero él no se conmueve
con ningún llanto ni voces algunas razonables oye;
los hados se lo impiden y un dios obstruye sus plácidos oídos de hombre. 440
Y como cuando
la robusta encina de añoso roble
los
alpinos Bóreas ahora de aquí, ahora de allí con sus soplidos
luchan entre sí por arrancar; sale un ruido estridente, y las altas ramas
caen a tierra, golpeado su tronco;
ella queda fija en los escollos y cuanto con su punta 445
a las auras etéreas, tanto tiende hasta el Tártaro con su raíz:
no de otro modo se ve batido el héroe de una y otra parte
por las asiduas palabras, y en su gran pecho siente preocupación;
su mente inmóvil permanece, las lágrimas ruedan inanes.

Tum uero infelix fatis exterrita Dido 450
mortem orat; taedet caeli conuexa tueri.
Quo magis inceptum peragat lucemque relinquat,
uidit, turicremis cum dona imponeret aris,
(horrendum dictu) latices nigrescere sacros
fusaque in obscenum se uertere uina cruorem; 455
hoc uisum nulli, non ipsi effata sorori.
Praeterea fuit in tectis de marmore templum
coniugis antiqui, miro quod honore colebat,
uelleribus niueis et festa fronde reuinctum:
hinc exaudiri uoces et uerba uocantis 460
uisa uiri, nox cum terras obscura teneret,
solaque culminibus ferali carmine bubo
saepe queri et longas in fletum ducere uoces;

Entonces, verdaderamente aterrorizada por sus hados, la infeliz Dido
la muerte pide; odia mirar la bóveda del cielo. 450
Y para ejecutar hasta el fin lo empezado y dejar la luz,
vio, al imponer sus ofrendas en las aras que queman incienso,

(horrible de contar)
que los líquidos sagrados ennegrecían
y que
los vinos derramados se convertían en sangre impura; 455
y a nadie contó esta visión, ni a su propia hermana.
Además, hubo en su casa un templo
de mármol
de su antiguo cónyuge, que honraba con honor admirable,
adornado de níveos vellones y fronda festiva:
de aquí le pareció oírse las voces y palabras de su hombre
460
que la llamaba, cuando la oscura noche tenía las tierras,
y que por los tejados un búho solitario con fúnebre canto

a menudo
se quejaba y convertía sus largas voces en llanto.

Multaque praeterea uatum praedicta priorum
terribili monitu horrificant. Agit ipse furentem 465
in somnis ferus Aeneas, semperque relinqui
sola sibi, semper longam incomitata uidetur
ire uiam et Tyrios deserta quaerere terra,
Eumenidum ueluti demens uidet agmina Pentheus
et solem geminum et duplices se ostendere Thebas, 470
aut Agamemnonius scaenis agitatus Orestes,
armatam facibus matrem et serpentibus atris
cum fugit ultricesque sedent in limine Dirae.
Ergo ubi concepit furias euicta dolore
decreuitque mori, tempus secum ipsa modumque 475
exigit, et maestam dictis adgressa sororem
consilium uultu tegit ac spem fronte serenat:

Y muchas predicciones, además, de anteriores vates
la aterrorizan con terrible advertencia. Persigue el fiero Eneas
465
en persona en sus sueños a la que está enloquecida y siempre parece
ser abandonada sola, siempre sin compañía marchar
por un largo camino y
buscar a los tirios en una tierra desierta,
como Penteo ve loco la tropa
de las Euménides
y que se le muestran dos soles y una doble Tebas, 470
u Orestes, hijo de Agamenón,
perseguido en la escena
cuando huye de su madre armada de antorchas y negras
serpientes y en el umbral están sentadas las Furias vengadoras.
Así pues, cuando, vencida por el dolor, se enfureció
y decretó morir, consigo misma el tiempo y el modo 475
delibera, y dirigiéndose a su triste hermana con palabras
oculta en su rostro el plan y serena la esperanza en su frente:

'Inueni, germana, uiam (gratare sorori)
quae mihi reddat eum uel eo me soluat amantem.
Oceani finem iuxta solemque cadentem 480
ultimus Aethiopum locus est, ubi maximus Atlas
axem umero torquet stellis ardentibus aptum:
hinc mihi Massylae gentis monstrata sacerdos,
Hesperidum templi custos, epulasque draconi
quae dabat et sacros seruabat in arbore ramos, 485
spargens umida mella soporiferumque papauer.
Haec se carminibus promittit soluere mentes
quas uelit, ast aliis duras immittere curas,
sistere aquam fluuiis et uertere sidera retro,
nocturnosque mouet Manis: mugire uidebis 490
sub pedibus terram et descendere montibus ornos.
Testor, cara, deos et te, germana, tuumque
dulce caput, magicas inuitam accingier artis.
Tu secreta pyram tecto interiore sub auras
erige, et arma uiri thalamo quae fixa reliquit 495
impius exuuiasque omnis lectumque iugalem,
quo perii, super imponas: abolere nefandi
cuncta uiri monimenta iuuat monstratque sacerdos.' 


«Encontré, hermana, el camino (felicita a tu hermana)
que me devolverá a
este amante o me librará de él.
Junto al fin del Océano y al sol que cae 480
está el último lugar de los etíopes, donde el grandísimo Atlas
hace girar en su hombro el eje ligado a las estrellas ardientes:
de aquí me fue mostrada una sacerdotisa del pueblo masilo,
guardiana del templo de las Hespérides, y que daba al dragón
su comida y cuidaba en el árbol las ramas sagradas, 485
esparciendo húmedas mieles y soporífera adormidera.
Esta promete
que ella con sus poemas libera los corazones
que quiere, pero que a otros duras preocupaciones envía,
que detiene el agua de los ríos y hace retroceder a los astros,
y conmueve a los Manes de la noche: mugir verás 490

bajo sus pies
la tierra y bajar los olmos de los montes.
Pongo por testigos
, querida hermana, a los dioses y a ti y a tu
dulce cabeza, de que a disgusto me someto a las artes mágicas.
Tú en secreto una pira en el interior del palacio
bajo las auras
levanta
, y las armas del hombre, que dejó impío colgadas 495
en el tálamo y todas sus prendas y el lecho conyugal
en el que perecí, ponlos encima: abolir de un nefando
hombre
todos los recuerdos me agrada, y lo indica la sacerdotisa.»

Haec effata silet, pallor simul occupat ora.
Non tamen Anna nouis praetexere funera sacris 500
germanam credit, nec tantos mente furores
concipit aut grauiora timet quam morte Sychaei.
Ergo iussa parat. At regina, pyra penetrali in sede sub auras
erecta ingenti taedis atque ilice secta, 505
intenditque locum sertis et fronde coronat
funerea; super exuuias ensemque relictum
effigiemque toro locat haud ignara futuri.
Stant arae circum et crinis effusa sacerdos
ter centum tonat ore deos, Erebumque Chaosque 510
tergeminamque Hecaten, tria uirginis ora Dianae.
Sparserat et latices simulatos fontis Auerni,
falcibus et messae ad lunam quaeruntur aenis
pubentes herbae nigri cum lacte ueneni;
quaeritur et nascentis equi de fronte reuulsus 515
et matri praereptus amor.

Habiendo dicho estas cosas, calla, a la vez que la palidez ocupa su rostro.
Sin embargo,
Ana no piensa que, bajo ritos nuevos, funerales 500
su hermana oculta
, ni en su mente locuras tan grandes
concibe ni teme cosas más graves que la muerte de Siqueo.
Así pues, prepara las cosas ordenadas.
Pero la reina al fin, levantada una ingente pira al aire
en lugar apartado con teas y encina cortada, 505
adorna el lugar con guirnaldas y lo corona de fronda
funeral; encima, las prendas y la espada dejada
y una efigie en el lecho coloca no ignorante de su futuro.
Se levantan alrededor altares y la sacerdotisa con el cabello suelto,
invoca con voz de trueno a sus trescientos dioses, y a Érebo y Caos 510
y Hécate trigémina, los tres rostros de la virgen Diana.
Había esparcido líquidos simulados de la fuente del Averno,
y se buscan hierbas segadas con hoces de bronce
a la luz de la luna, cubiertas con leche de negro veneno;
se busca el filtro arrancado de la frente de un caballo recién nacido 515
y arrebatado a su madre.

Ipsa mola manibusque piis altaria iuxta
unum exuta pedem uinclis, in ueste recincta,
testatur moritura deos et conscia fati
sidera; tum, si quod non aequo foedere amantis 520
curae numen habet iustumque memorque, precatur.
Nox erat et placidum carpebant fessa soporem
corpora per terras, siluaeque et saeua quierant
aequora, cum medio uoluuntur sidera lapsu,
cum tacet omnis ager, pecudes pictaeque uolucres, 525
quaeque lacus late liquidos quaeque aspera dumis
rura tenent, somno positae sub nocte silenti.

Ella misma, con la harina sagrada y sus piadosas manos junto a los altares,
con un pie libre de cadenas, con el vestido desceñido,
pone por testigos a los dioses de que va a morir y a las estrellas
conocedoras del destino; entonces, por si algún numen justo y memorioso 520
cuida del amante no correspondido,
reza.
Noche era y gozaban del plácido sopor los cansados
cuerpos por las tierras, y habían callado los bosques y las feroces
llanuras, cuando giran los astros en mitad de su movimiento,
cuando calla todo campo, los ganados y las pintadas aves, 525
todo lo que los líquidos lagos y todo lo que los campos ásperos
de zarzas extensamente habita, entregado al sueño bajo la noche silenciosa. 

At non infelix animi Phoenissa, neque umquam 529
soluitur in somnos oculisue aut pectore noctem 530
accipit: ingeminant curae rursusque resurgens
saeuit amor magnoque irarum fluctuat aestu.
Sic adeo insistit secumque ita corde uolutat:
'En, quid ago? rursusne procos inrisa priores
experiar, Nomadumque petam conubia supplex, 535
quos ego sim totiens iam dedignata maritos?
Iliacas igitur classis atque ultima Teucrum
iussa sequar? Quiane auxilio iuuat ante leuatos
et bene apud memores ueteris stat gratia facti?
Quis me autem, fac uelle, sinet ratibusue superbis 540
inuisam accipiet? Nescis heu, perdita, necdum
Laomedonteae sentis periuria gentis?

Pero no la fenicia infeliz de corazón, ni en ningún momento 529
se abandona a los sueños o acoge en sus ojos o en su pecho 530
a la noche: se redoblan sus penas y resurgiendo de nuevo
amor la enfurece y fluctúa en gran oleaje de iras.
Así aun más insiste y de esta manera da vueltas consigo en su corazón:
«¿Ay, qué hago? ¿De nuevo he de servir de burla a mis antiguos
pretendientes y buscaré
suplicante un matrimonio de númidas, 535
a quienes yo tantas veces ya desdeñé como maridos?
¿He de seguir, pues, a la flota ilíaca y las últimas
órdenes de los teucros? ¿Acaso porque antes les proporcioné ayuda debilitados
y  entre los que bien se acuerdan de este antiguo hecho se mantiene el agradecimiento?
En cambio,
¿quién, si así lo quisiera, me lo permitirá y odiosa 540
me aceptará en sus naves soberbias? ¿No sabes, ay, pobre de ti,
y no conoces todavía los perjurios del pueblo de Laomedonte?

Quid tum? Sola fuga nautas comitabor ouantis?
An Tyriis omnique manu stipata meorum
inferar et, quos Sidonia uix urbe reuelli, 545
rursus agam pelago et uentis dare uela iubebo?
Quin morere ut merita es, ferroque auerte dolorem.
Tu lacrimis euicta meis, tu prima furentem
his, germana, malis oneras atque obicis hosti.
Non licuit thalami expertem sine crimine uitam 550
degere more ferae, talis nec tangere curas;
non seruata fides cineri promissa Sychaeo.'
Tantos illa suo rumpebat pectore questus.

¿Entonces, qué? ¿Acompañaré sola en su huida a los contentos marineros?
¿Acaso con los tirios y todo un apretado puñado de los míos
seré llevada y, a los que hace poco arranqué de la ciudad sidonia, 545
de nuevo llevaré al mar y ordenaré dar velas a los vientos?
Es más, muere, pues te lo has merecido, y aleja tu dolor con la espada.
Tú, vencida por mis lágrimas, tú, hermana, cargas la primera
con estos males y me lanzas, enloquecida, al enemigo.
No se me permitió pasar mi vida desprovista de tálamo sin culpa, 550
según la costumbre de las fieras, sin tocar tales preocupaciones;
no se ha mantenido la fidelidad prometida a la ceniza de Siqueo.»

Tan grandes quejas rompía aquella en su pecho.

Aeneas celsa in puppi iam certus eundi
carpebat somnos rebus iam rite paratis. 555
Huic se forma dei uultu redeuntis eodem
obtulit in somnis rursusque ita uisa monere est,
omnia Mercurio similis, uocemque coloremque
et crinis flauos et membra decora iuuenta:
'Nate dea, potes hoc sub casu ducere somnos, 560
nec quae te circum stent deinde pericula cernis,
demens, nec Zephyros audis spirare secundos?
Illa dolos dirumque nefas in pectore uersat
certa mori, uariosque irarum concitat aestus.
Non fugis hinc praeceps, dum praecipitare potestas? 565
Iam mare turbari trabibus saeuasque uidebis
conlucere faces, iam feruere litora flammis,
si te his attigerit terris Aurora morantem.
Heia age, rumpe moras. Varium et mutabile semper
femina.' Sic fatus nocti se immiscuit atrae. 570
 
Eneas
en la alta popa, decidido a partir,
gozaba sus sueños, preparadas ya las cosas según el rito. 555
A este,
la imagen del dios que volvía con el mismo rostro
se le presentó en sueños y así de nuevo pareció aconsejarle,
semejante en todo a Mercurio, en la voz y el color,
y los cabellos rubios y los miembros adornados de juventud:
«Nacido de diosa, ¿puedes conciliar el sueño en estas circunstancias,
560
y no ves además qué peligros te rodean,
insensato, ni oyes soplar los Céfiros favorables?
Aquella
a engaños y un cruel crimen da vueltas en su pecho,
decidida a morir, y suscita variadas tempestades de ira.
¿No huyes de aquí de cabeza, mientras hay posibilidad de escapar? 565
Ya verás el mar enturbiarse con maderos y crueles antorchas
brillar, ya el litoral hervir en llamas,
si la Aurora te alcanza  demorándote en estas tierras.
Ea, vamos, interrumpe la demora. Variable y mudable siempre es
la mujer.» Habiendo hablado así se mezcló con la negra noche. 570

Tum uero Aeneas subitis exterritus umbris
corripit e somno corpus sociosque fatigat
praecipitis: 'Vigilate, uiri, et considite transtris;
soluite uela citi. Deus aethere missus ab alto
festinare fugam tortosque incidere funis 575
ecce iterum instimulat. Sequimur te, sancte deorum,
quisquis es, imperioque iterum paremus ouantes.
Adsis o placidusque iuues et sidera caelo
dextra feras.' Dixit uaginaque eripit ensem
fulmineum strictoque ferit retinacula ferro. 580
Idem omnis simul ardor habet, rapiuntque ruuntque;
litora deseruere, latet sub classibus aequor,
adnixi torquent spumas et caerula uerrunt. 
Entonces, en verdad, Eneas, aterrorizado por las súbitas sombras,
arrebata su cuerpo del sueño y a sus compañeros fatiga
precipitadamente: «¡Vigilad, hombres, y sentaos a los remos!
¡Soltad
raudos las velas! Un dios enviado del alto cielo
a precipitar la huida y
a desatar las retorcidas amarras 575
he aquí que de nuevo nos anima. Te seguimos, santo entre los dioses,
quienquiera que seas, y obedecemos de nuevo a tu mandato felices.
¡Ojalá nos asistas y
propicio nos ayudes y los astros en el cielo
favorables nos traigas!» Dijo, y saca de la vaina la espada
relampagueante y corta con el sobrio hierro las cuerdas.
580
El mismo ardor tiene a todos a la vez, y se lanzan y corren;
abandonaron las playas, se esconde el mar bajo las naves,
esforzándose agitan las espumas y barren el azul del mar.

Et iam prima nouo spargebat lumine terras
Tithoni croceum linquens Aurora cubile. 585
Regina e speculis ut primam albescere lucem
uidit et aequatis classem procedere uelis,
litoraque et uacuos sensit sine remige portus,
terque quaterque manu pectus percussa decorum
flauentisque abscissa comas 'Pro Iuppiter! Ibit 590
hic,' ait 'et nostris inluserit aduena regnis?
Non arma expedient totaque ex urbe sequentur,
diripientque rates alii naualibus? Ite,
ferte citi flammas, date tela, impellite remos!
Quid loquor? Aut ubi sum? Quae mentem insania mutat? 595
Infelix Dido, nunc te facta impia tangunt?
Tum decuit, cum sceptra dabas. En dextra fidesque,
quem secum patrios aiunt portare penatis,
quem subiisse umeris confectum aetate parentem!
Non potui abreptum diuellere corpus et undis 600
spargere? Non socios, non ipsum absumere ferro
Ascanium patriisque epulandum ponere mensis?
Verum anceps pugnae fuerat fortuna. Fuisset:
quem metui moritura? Faces in castra tulissem
implessemque foros flammis natumque patremque 605
cum genere exstinxem, memet super ipsa dedissem.
Y ya la primera Aurora regaba las tierras con su nueva luz,
dejando el cubil azafrán de Titono. 585
La reina cuando desde su atalaya blanquear
la primera luz
vio y a la flota avanzar con las velas en línea,
y notó las playas y puertos vacíos y sin remeros,
golpeando tres y cuatro veces con la mano su hermoso pecho
y mesándose los rubios cabellos: « ¡Por Júpiter! ¿Se marchará
590
este?», dice. «y ¿se burlará un extranjero de nuestros reinos?
¿No tomarán las armas y lo perseguirán de la ciudad entera,
no arrancarán otros las naves de sus diques? ¡Id,
llevad rápidos las llamas, lanzad flechas, impulsad los remos!
¿Qué estoy diciendo? ¿Dónde estoy? ¿Qué locura muda mi mente?
595
Infeliz Dido, ¿ahora te afectan los hechos impíos?
Entonces hubiera sido conveniente, cuando le dabas tu cetro. ¡Ay, diestra y fidelidad,
que dicen que lleva consigo los patrios Penates,
que subió en sus hombros a un padre vencido por la edad!
¿No pude destrozar su cuerpo arrebatado y por las olas
600
esparcirlo? ¿No pasar por la espada a sus compañeros
y al mismo Ascanio, y ponerlo en la mesa paterna para comer?
Pero incierta habría sido la fortuna de la lucha. Hubiera sido lo mismo:
¿A quién temí, si iba a morir? Antorchas habría lanzado contra su campamento
y habría llenado de fuego todas sus esquinas, y al hijo y al padre 605
habría extinguido con su linaje , y yo misma además me habría entregado.

Sol, qui terrarum flammis opera omnia lustras,
tuque harum interpres curarum et conscia Iuno,
nocturnisque Hecate triuiis ululata per urbes
et Dirae ultrices et di morientis Elissae, 610
accipite haec, meritumque malis aduertite numen
et nostras audite preces. Si tangere portus
infandum caput ac terris adnare necesse est,
et sic fata Iouis poscunt, hic terminus haeret,
at bello audacis populi uexatus et armis, 615
finibus extorris, complexu auulsus Iuli
auxilium imploret uideatque indigna suorum
funera; nec, cum se sub leges pacis iniquae
tradiderit, regno aut optata luce fruatur,
sed cadat ante diem mediaque inhumatus harena. 620

Sol, que todas las obras de las tierras recorres con tus llamas,
y tú, Juno, intérprete y cómplice de estas preocupaciones,
y Hécate, ululada en las encrucijadas nocturnas por las ciudades
y Furias vengadoras y dioses de la moribunda Elisa, 610
recibid estas cosas, dirigid vuestro benemérito numen hacia los malvados
y oid nuestras preces. Si es necesario que toque
puerto este ser infando y nade hasta las tierras,
y así lo piden los hados de Júpiter, está fijado este término,
que, sin embargo, perseguido por la guerra y las armas de un pueblo audaz, 615
expulsado de sus fronteras, arrancado del abrazo de Julo
implore auxilio y vea los indignos funerales
de los suyos; y que, cuando se haya entregado a leyes de paz
inicuas, ni disfrute del reino ni de la luz deseada,
sino que caiga antes de su día e insepulto en medio de la arena. 620

Haec precor, hanc uocem extremam cum sanguine fundo.
Tum uos, o Tyrii, stirpem et genus omne futurum
exercete odiis, cinerique haec mittite nostro
munera. Nullus amor populis nec foedera sunto.
Exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor 625
qui face Dardanios ferroque sequare colonos,
nunc, olim, quocumque dabunt se tempore uires.
Litora litoribus contraria, fluctibus undas
imprecor, arma armis: pugnent ipsique nepotesque.'
Haec ait, et partis animum uersabat in omnis, 630
inuisam quaerens quam primum abrumpere lucem.
Estas cosas pido, esta última voz mía derramo con mi sangre.
Luego vosotros, oh tirios, a su estirpe
y a todo su futuro linaje
perseguid con odio
, y dedicad estos presentes
a mis cenizas. No haya ni amor
entre los pueblos ni pactos.
Y que surja algún vengador de mis huesos
625
que persiga con fuego e hierro a los colonos dardanios
ahora, más tarde, en el momento en que se den las fuerzas.
Costas contrarias a sus costas, olas contra sus olas
imploro, armas contra sus armas: que peleen ellos mismos y sus nietos.»
Estas cosas dice, y dirigía su ánimo a todas partes, 630
buscando cuanto antes
romper la odiada luz.

Tum breuiter Barcen nutricem adfata Sychaei,
namque suam patria antiqua cinis ater habebat:
'Annam, cara mihi nutrix, huc siste sororem:
dic corpus properet fluuiali spargere lympha, 635
et pecudes secum et monstrata piacula ducat.
Sic ueniat, tuque ipsa pia tege tempora uitta.
Sacra Ioui Stygio, quae rite incepta paraui,
perficere est animus finemque imponere curis
Dardaniique rogum capitis permittere flammae.' 640
Sic ait. Illa gradum studio celebrabat anili.
At trepida et coeptis immanibus effera Dido
sanguineam uoluens aciem, maculisque trementis
interfusa genas et pallida morte futura,
interiora domus inrumpit limina et altos 645
conscendit furibunda rogos ensemque recludit
Dardanium, non hos quaesitum munus in usus.
Entonces habló brevemente a Barce, la nodriza de Siqueo,
pues a la suya la negra ceniza la tenía en su antigua patria:
«A Ana, mi querida nodriza, llama aquí a mi hermana:
dile que se apresure a lavar su cuerpo con agua del río, 635
y que lleve consigo los animales y las víctimas indicadas.
Que venga así, y tú misma cubre tus sienes con piadosa cinta.
Los sacrificios a Júpiter Estigio, que empezados preparé según el rito,
está en mi ánimo terminar y poner fin a mis preocupaciones
y abandonar a la llama la pira de la efigie del dardanio.» 640
Así dice. Aquella apresuraba el paso con
afán senil.
Pero Dido,
trémula y enfurecida por sus enormes proyectos,
volviendo su mirada en sangre y cubriendo de manchas
sus temblorosas mejillas y pálida por la muerte cercana,
irrumpe en los umbrales interiores de la casa y sube furibunda 645
a la alta pira y
desenvaina la espada dardania,
presente no indicado para estos usos.

Hic, postquam Iliacas uestis notumque cubile
conspexit, paulum lacrimis et mente morata
incubuitque toro dixitque nouissima uerba: 650
'Dulces exuuiae, dum fata deusque sinebat,
accipite hanc animam meque his exsoluite curis.
Vixi et quem dederat cursum Fortuna peregi,
et nunc magna mei sub terras ibit imago.
Vrbem praeclaram statui, mea moenia uidi, 655
ulta uirum poenas inimico a fratre recepi,
felix, heu nimium felix, si litora tantum
numquam Dardaniae tetigissent nostra carinae.'
Dixit, et os impressa toro 'Moriemur inultae,
sed moriamur' ait. 'Sic, sic iuuat ire sub umbras. 660
Hauriat hunc oculis ignem crudelis ab alto
Dardanus, et nostrae secum ferat omina mortis.'
Dixerat, atque illam media inter talia ferro
conlapsam aspiciunt comites, ensemque cruore
spumantem sparsasque manus. It clamor ad alta 665
atria: concussam bacchatur Fama per urbem.

Entonces, después que los vestidos ilíacos y el
conocido lecho
contempló, deteniéndose un poco en lágrimas y recuerdos,
se recostó en el lecho y dijo sus últimas palabras:
650
«Dulces prendas, mientras los hados y el dios lo permitían,
recibid este alma y libradme de estas preocupaciones.
He vivido y he recorrido el curso que Fortuna me había dado,
y ahora irá bajo las tierras mi gran imagen.
Fundé una ciudad preclara, vi mis propias murallas,
655
vengando a mi esposo, castigué a un hermano enemigo,
feliz, ¡ay! demasiado feliz, si tan sólo nuestros litorales
nunca hubieran tocado las naves dardanias.»
Dijo, y, con el rostro pegado al lecho: «Moriremos sin venganza,
pero muramos», dice. «Así, así me agrada  ir bajo las sombras. 660
Que devore este fuego con sus ojos desde alta mar el troyano
cruel y lleve consigo la maldición de mi muerte.»
Había dicho, y en medio de tales cosas la ven las acompañantes
cayendo sobre el hierro, y la espada espumante
de sangre y las manos salpicadas. Va el clamor a los altos 665
atrios: Fama va como una bacante por una ciudad conmovida.

Lamentis gemituque et femineo ululatu
tecta fremunt, resonat magnis plangoribus aether,
non aliter quam si immissis ruat hostibus omnis
Karthago aut antiqua Tyros, flammaeque furentes 670
culmina perque hominum uoluantur perque deorum.
Audiit exanimis trepidoque exterrita cursu
unguibus ora soror foedans et pectora pugnis
per medios ruit, ac morientem nomine clamat:

Con lamentos y gemidos
y ulular femeninos
crujen los techos
, resuena con grandes llantos el éter,
no de otro modo que si, desplegados los enemigos, cayera toda
Cartago o la antigua Tiro, y llamas enloquecidas 670
se revolvieran por los tejados de los hombres y por los de los dioses.
Lo oyó exánime y aterrorizada en
temblorosa carrera
su hermana, hiriéndose
con las uñas el rostro y el pecho con los puños,
pasa corriendo por el medio y llama a la que estaba muriendo por su nombre:

'Hoc illud, germana, fuit? me fraude petebas? 675
Hoc rogus iste mihi, hoc ignes araeque parabant?
Quid primum deserta querar? Comitemne sororem
spreuisti moriens? Eadem me ad fata uocasses,
idem ambas ferro dolor atque eadem hora tulisset.
His etiam struxi manibus patriosque uocaui 680
uoce deos, sic te ut posita, crudelis, abessem?
Exstinxti te meque, soror, populumque patresque
Sidonios urbemque tuam. Date, uulnera lymphis
abluam et, extremus si quis super halitus errat,
ore legam.' Sic fata gradus euaserat altos, 685
semianimemque sinu germanam amplexa fouebat
cum gemitu atque atros siccabat ueste cruores.
«¿Esto era aquello, hermana? ¿Con engaño me solicitabas? 675
¿Esto esa pira, estos fuegos y los altares me preparaban?
¿Qué lamentaré, abandonada, primero? ¿Acaso a tu hermana como compañera
despreciaste muriendo? Si me hubieras llamado a los mismos hados,
el mismo dolor con la espada y la misma hora nos habrían llevado a ambas.
¿Levanté también esto con estas manos y con mi voz invoqué
680
a los dioses patrios, para así, puesta en el lecho, faltarte, cruel?
Quitaste la vida a ti y a mí, hermana, y al pueblo y a los padres
sidonios y a tu propia ciudad. Dejadme, sus heridas
con agua
lavaré y, si, además, anda errante un último aliento,
con mi boca lo recogeré.» Tras haber hablado así, había subido los altos escalones, 685
y estrechaba a su hermana medio muerta abrazándola en su seno
con un gemido y con su vestido secaba la negra sangre.

Illa grauis oculos conata attollere rursus
deficit; infixum stridit sub pectore uulnus.
Ter sese attollens cubitoque adnixa leuauit, 690
ter reuoluta toro est oculisque errantibus alto
quaesiuit caelo lucem ingemuitque reperta.
Tum Iuno omnipotens longum miserata dolorem
difficilisque obitus Irim demisit Olympo
quae luctantem animam nexosque resolueret artus. 695
Nam quia nec fato merita nec morte peribat,
sed misera ante diem subitoque accensa furore,
nondum illi flauum Proserpina uertice crinem
abstulerat Stygioque caput damnauerat Orco.
Ergo Iris croceis per caelum roscida pennis 700
mille trahens uarios aduerso sole colores
deuolat et supra caput astitit. 'Hunc ego Diti
sacrum iussa fero teque isto corpore soluo'.
Sic ait et dextra crinem secat, omnis et una
dilapsus calor atque in uentos uita recessit. 705


Aquélla
intentando levantar sus pesados ojos de nuevo
desfalleció; produjo un ruido estridente la herida en lo más hondo de su pecho.
Tres veces elevándose y apoyándose en el codo se levantó, 690
tres veces volvió a caer en el lecho y buscó con ojos errantes
en lo alto del cielo
la luz y gimió profundamente al encontrarla.
Entonces Juno omnipotente, apiadándose de su largo dolor
y de una muerte difícil a Iris envió desde el Olimpo
a liberar su alma que luchaba y sus atados miembros. 695
Pues porque
se marchaba no reclamada ni por su hado ni por la muerte
sino, desgraciada, antes de su día y encendida de súbito furor,
todavía no le había cortado Prosérpina el rubio cabello
de su frente ni había condenado su cabeza al Orco Estigio.
Así pues, Iris con sus alas de azafrán cubiertas de rocío 700
vuela por el cielo arrastrando con el sol de frente mil colores
variados y se detuvo sobre su cabeza. «Yo esta ofrenda a Dite
llevo como se me ordena y te libero de este cuerpo.»
Así dice y corta un mechón con la diestra, y al tiempo todo
calor desapareció y hacia los vientos se retiró su vida. 705