Liber V, 847-861

Cui uix attollens Palinurus lumina fatur:

'Mene salis placidi uultum fluctusque quietos

ignorare iubes? mene huic confidere monstro?

Aenean credam (quid enim?) fallacibus auris 850

et caeli totiens deceptus fraude sereni?'

Talia dicta dabat, clauumque adfixus et haerens

nusquam amittebat oculosque sub astra tenebat.

Ecce deus ramum Lethaeo rore madentem

uique soporatum Stygia super utraque quassat 855

tempora, cunctantique natantia lumina soluit.

Vix primos inopina quies laxauerat artus,

et super incumbens cum puppis parte reuulsa

cumque gubernaclo liquidas proiecit in undas

praecipitem ac socios nequiquam saepe uocantem; 860

ipse uolans tenuis se sustulit ales ad auras.


Apenas levantando hacia él sus ojos, Palinuro dice:

«¿Me ordenas que ignore el rostro del plácido mar

y las quietas olas? ¿Que yo confíe, acaso, en este monstruo?

¿Entregaré a Eneas (¿qué si no?) a las falaces auras, 850

incluso habiendo sido burlado tantas veces por el engaño de un cielo sereno?»

Tales dichos daba y clavado y agarrando el timón

nunca lo soltaba y mantenía los ojos en las estrellas.

Mas he aquí que el dios con una rama empapada con rocío del Leteo

y con la fuerza soporífera de la Estigia golpea ambas 855

sienes, y cerró los ojos vacilantes del que titubeaba.

Apenas una inesperada quietud había relajado sus articulaciones,

y, cayéndole encima, con una parte arrancada de la popa

y con el timón, cayó a las líquidas aguas

de cabeza y llamando en vano repetidamente a sus compañeros; 860

el mismo [dios] volando se sostuvo como un ave en las tenues auras.

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