Liber V, 458-476

Nec mora nec requies: quam multa grandine nimbi

culminibus crepitant, sic densis ictibus heros

creber utraque manu pulsat uersatque Dareta. 460

Tum pater Aeneas procedere longius iras

et saeuire animis Entellum haud passus acerbis,

sed finem imposuit pugnae fessumque Dareta

eripuit mulcens dictis ac talia fatur:

'Infelix, quae tanta animum dementia cepit? 465

Non uiris alias conuersaque numina sentis?

Cede deo.' dixitque et proelia uoce diremit.

Ast illum fidi aequales genua aegra trahentem

iactantemque utroque caput crassumque cruorem

ore eiectantem mixtosque in sanguine dentes 470

ducunt ad nauis; galeamque ensemque uocati

accipiunt, palmam Entello taurumque relinquunt.

Hic uictor superans animis tauroque superbus

'Nate dea, uosque haec' inquit 'cognoscite, Teucri,

et mihi quae fuerint iuuenali in corpore uires 475

et qua seruetis reuocatum a morte Dareta.'


No hay demora ni descanso: como repican los nimbos con mucho granizo

sobre los tejados, así el héroe con repetidos golpes

frecuentemente pega con una y otra mano y acosa a Dares. 460

Entonces el padre Eneas no consintió que fueran las iras

más allá ni que Entelo se ensañase con ánimo acerbo,

sino que puso fin a la lucha y al exhausto Dares

rescató consolándolo con sus palabras y le dice tales cosas:

«Infeliz, ¿qué locura tan grande cogió tu pecho? 465

¿No sientes otras fuerzas ni los númenes adversos?

Cede al dios.» Dijo, y con su voz terminó la lucha.

Y así, fieles compañeros a aquel que arrastraba sus rodillas heridas

y movía la cabeza a un lado y a otro y arrojaba por la boca densa sangre

y dientes mezclados con la sangre, 470

lo llevan a las naves; llamados reciben el yelmo y la espada

y dejan la palma y el toro para Entelo.

Este, vencedor, con ánimo crecido y soberbio por el toro:

«Nacido de diosa -dice- y vosotros teucros, aprended estas cosas,

qué fuerzas tuve en mi cuerpo de joven 475

y de qué muerte salvado conserváis a Dares.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario