Liber IV, 554-570

Aeneas celsa in puppi iam certus eundi
carpebat somnos rebus iam rite paratis. 555
Huic se forma dei uultu redeuntis eodem
obtulit in somnis rursusque ita uisa monere est,
omnia Mercurio similis, uocemque coloremque
et crinis flauos et membra decora iuuenta:
'Nate dea, potes hoc sub casu ducere somnos, 560
nec quae te circum stent deinde pericula cernis,
demens, nec Zephyros audis spirare secundos?
Illa dolos dirumque nefas in pectore uersat
certa mori, uariosque irarum concitat aestus.
Non fugis hinc praeceps, dum praecipitare potestas? 565
Iam mare turbari trabibus saeuasque uidebis
conlucere faces, iam feruere litora flammis,
si te his attigerit terris Aurora morantem.
Heia age, rumpe moras. Varium et mutabile semper
femina.' Sic fatus nocti se immiscuit atrae. 570
 
Eneas
en la alta popa, decidido a partir,
gozaba sus sueños, preparadas ya las cosas según el rito. 555
A este,
la imagen del dios que volvía con el mismo rostro
se le presentó en sueños y así de nuevo pareció aconsejarle,
semejante en todo a Mercurio, en la voz y el color,
y los cabellos rubios y los miembros adornados de juventud:
«Nacido de diosa, ¿puedes conciliar el sueño en estas circunstancias,
560
y no ves además qué peligros te rodean,
insensato, ni oyes soplar los Céfiros favorables?
Aquella
a engaños y un cruel crimen da vueltas en su pecho,
decidida a morir, y suscita variadas tempestades de ira.
¿No huyes de aquí de cabeza, mientras hay posibilidad de escapar? 565
Ya verás el mar enturbiarse con maderos y crueles antorchas
brillar, ya el litoral hervir en llamas,
si la Aurora te alcanza  demorándote en estas tierras.
Ea, vamos, interrumpe la demora. Variable y mudable siempre es
la mujer.» Habiendo hablado así se mezcló con la negra noche. 570

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