Liber III, 381-395

Principio Italiam, quam tu iam rere propinquam
uicinosque, ignare, paras inuadere portus,
longa procul longis uia diuidit inuia terris.
Ante et Trinacria lentandus remus in unda
et salis Ausonii lustrandum nauibus aequor 385
infernique lacus Aeaeaeque insula Circae,
quam tuta possis urbem componere terra.
Signa tibi dicam, tu condita mente teneto:
cum tibi sollicito secreti ad fluminis undam
litoreis ingens inuenta sub ilicibus sus 390
triginta capitum fetus enixa iacebit,
alba solo recubans, albi circum ubera nati,
is locus urbis erit, requies ea certa laborum.
Nec tu mensarum morsus horresce futuros:
fata uiam inuenient aderitque uocatus Apollo. 395


En un principio, de la Italia, que tú ya piensas cercana
e, ignorante, te preparas a entrar en puertos vecinos,
lejos te separa un largo camino intransitable por lejanas tierras.
Antes tu remo debe ser doblado en el agua trinacria
y la llanura del mar ausonio
debe ser recorrida con tus naves 385
y los lagos del infierno y la isla de la eea Circe,
antes de que puedas fundar tu ciudad en una tierra segura.
Te diré las señales, tú tenlas guardadas en tu mente:
cuando por ti, angustiado, junto a las aguas de un río secreto
sea encontrada bajo las encinas de la orilla una ingente cerda 390
blanca echada en el suelo, recién parida de treinta
cabezas, las blancas crías en torno a sus ubres,
éste será el lugar de tu ciudad, éste el seguro descanso de tus fatigas.
Y que no te horroricen los mordiscos que darás a las mesas:
los hados encontrarán el camino y Apolo, invocado, se presentará. 395


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