Liber II, 67-75

Namque ut conspectu in medio turbatus, inermis
constitit atque oculis Phrygia agmina circumspexit,
'heu, quae nunc tellus,' inquit, 'quae me aequora possunt
accipere? Aut quid iam misero mihi denique restat, 70
cui neque apud Danaos usquam locus, et super ipsi
Dardanidae infensi poenas cum sanguine poscunt?'
Quo gemitu conuersi animi compressus et omnis
impetus. Hortamur fari quo sanguine cretus,
quidue ferat; memoret quae sit fiducia capto. 75

Así pues, cuando turbado en medio a la vista de todos,
quedó desarmado y con sus ojos vio alrededor los grupos frigios,
“Ay, ¿qué tierra ahora,” dijo, “qué mares me pueden
acoger? O ¿ qué, en definitiva, me queda ya a mí desgraciado, 70
que no tengo ningún lugar junto a los Dánaos, y, además,
los mismos Dardánidas, hostiles, piden castigos con sangre?”
Con este gemido los espíritus se cambiaron y todo el ímpetu
se contuvo. Lo exhortamos a decir de qué sangre creció,
o qué hace; que recuerde qué confianza tiene, una vez capturado. 75

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