Liber IV, 345-361

Sed nunc Italiam magnam Gryneus Apollo, 345
Italiam Lyciae iussere capessere sortes;
hic amor, haec patria est. Si te Karthaginis arces
Phoenissam Libycaeque aspectus detinet urbis,
quae tandem Ausonia Teucros considere terra
inuidia est? Et nos fas extera quaerere regna. 350
Me patris Anchisae, quotiens umentibus umbris
nox operit terras, quotiens astra ignea surgunt,
admonet in somnis et turbida terret imago;
me puer Ascanius capitisque iniuria cari,
quem regno Hesperiae fraudo et fatalibus aruis. 355
Nunc etiam interpres diuum Ioue missus ab ipso
(testor utrumque caput) celeris mandata per auras
detulit: ipse deum manifesto in lumine uidi
intrantem muros uocemque his auribus hausi.
Desine meque tuis incendere teque querelis; 360
Italiam non sponte sequor.' 
 
Pero ahora a la gran Italia Apolo Grineo,
a Italia las suertes licias me ordenaron marchar; 345
este es mi amor, esta mi patria. Si a ti, fenicia, las murallas
de Cartago
te detienen y la vista de una ciudad libica,
¿qué envidia es que, por fin, los teucros se asienten
en tierra ausonia? También nos está permitido buscar reinos externos.
A mí la turbia imagen de mi padre Anquises, cada vez que la noche 350
cubre la tierra con sus húmedas sombras, cada vez que se alzan
los astros de fuego, en sueños me aconseja y me aterroriza;
y mi hijo Ascanio y el daño a su querida vida,
al que defraudo con el reino de Hesperia y los campos predestinados. 355
Ahora, incluso, el mensajero de los dioses enviado por el mismo Júpiter
(pongo por testigos a nuestras cabezas) me trajo por las auras veloces
sus mandatos: yo mismo vi al dios bajo una luz manifiesta
entrando en los muros y bebí su voz con estos oídos.
Deja ya de encenderme a mí y a ti con tus quejas; 360
no por mi voluntad voy a Italia.»

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