Liber II, 1-9

Conticuere omnes intentique ora tenebant
inde toro pater Aeneas sic orsus ab alto:
 

Callaron todos y atentos sus rostros mantenían,
entonces el padre Eneas desde su alto lecho así empezó:


"Infandum, regina, iubes renouare dolorem,
Troianas ut opes et lamentabile regnum
eruerint Danai, quaeque ipse miserrima uidi 5
et quorum pars magna fui. quis talia fando
Myrmidonum Dolopumue aut duri miles Vlixi
temperet a lacrimis? et iam nox umida caelo
praecipitat suadentque cadentia sidera somnos.
 

“Un indecible dolor, reina, me pides renovar,
cómo las riquezas troyanas y un reino digno de lamento
destruyeron los Dánaos, y las desgraciadísimas cosas que yo mismo vi 5
y de las que fui parte importante. ¿Quién, al contar tales cosas,
de los Mirmidones o Dólopes o soldado del duro Ulises
se abstendría de las lágrimas? Y ya la noche húmeda del cielo
se precipita y los astros cayendo invitan al sueño.

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