Liber VI, 140-155

Sed non ante datur telluris operta subire 140
auricomos quam quis decerpserit arbore fetus.
Hoc sibi pulchra suum ferri Proserpina munus
instituit. Primo auulso non deficit alter
aureus, et simili frondescit uirga metallo.
Ergo alte uestiga oculis et rite repertum 145
carpe manu; namque ipse uolens facilisque sequetur,
si te fata uocant; aliter non uiribus ullis
uincere nec duro poteris conuellere ferro.
Praeterea iacet exanimum tibi corpus amici
(heu nescis) totamque incestat funere classem, 150
dum consulta petis nostroque in limine pendes.
Sedibus hunc refer ante suis et conde sepulcro.
Duc nigras pecudes; ea prima piacula sunto.
Sic demum lucos Stygis et regna inuia uiuis
aspicies.' Dixit, pressoque obmutuit ore. 155


Pero no se permite penetrar en los secretos de la tierra 140
antes de que alguien haya cortado los retoños
de dorados cabellos del árbol.
La hermosa Prosérpina decidió que se le llevara
esta ofrenda. Arrancado el primero, no falta otro
de oro y
la rama echa hojas del similar metal.
Así que busca atentamente con tus ojos y cógela con tu mano 145
según el rito cuando la halles; pues ella misma por su gusto y fácilmente
te seguirá, si los hados te llaman; de otra manera, ni con todas tus fuerzas
podrías vencer ni arrancarla con el duro hierro.
Además yace sin vida el cuerpo de uno de tus amigos
(lo ignoras, ¡ay!) y con su muerte mancilla a la flota entera, 150
mientras tú
pides consejo y te demoras en mi umbral.
Ponlo primero en su lugar y dale sepultura.
Toma unas ovejas negras; que sean la expiación primera.
Así, por fin,
contemplarás los bosques estigios y los reinos
prohibidos a los vivos.» Dijo y calló cerrando la boca. 155

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