Liber V, 169-182

Ille inter nauemque Gyae scopulosque sonantis

radit iter laeuum interior subitoque priorem 170

praeterit et metis tenet aequora tuta relictis.

Tum uero exarsit iuueni dolor ossibus ingens

nec lacrimis caruere genae, segnemque Menoeten

oblitus decorisque sui sociumque salutis

in mare praecipitem puppi deturbat ab alta; 175

ipse gubernaclo rector subit, ipse magister

hortaturque uiros clauumque ad litora torquet.

At grauis ut fundo uix tandem redditus imo est

iam senior madidaque fluens in ueste Menoetes

summa petit scopuli siccaque in rupe resedit. 180

Illum et labentem Teucri et risere natantem

et salsos rident reuomentem pectore fluctus.


Aquel entre la nave de Gías y los escollos resonantes

costea el camino izquierdo por dentro y súbitamente al primero 170

pasa y, dejada atrás la meta, ocupa aguas tranquilas.

Entonces, en verdad, un ingente dolor surgió en los huesos del joven

y carecieron de lágrimas sus mejillas, y al cobarde Menetes,

olvidándose de su propio decoro y de la seguridad de sus compañeros,

lo arroja al mar de cabeza desde la alta popa; 175

él mismo se pone como rector de la dirección, él mismo como piloto

exhorta a sus hombres y dirige el timón hacia la costa.

Por su lado, Menetes cuando apenas logró salir de la profunda hondura,

pesado y ya anciano y chorreando con la ropa empapada,

busca lo alto del escollo y se sienta en una roca seca. 180

De él cayendo y nadando se rieron los teucros,

y se ríen al vomitar de su pecho agua salada.

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