Liber IV, 279-295

At uero Aeneas aspectu obmutuit amens,
arrectaeque horrore comae et uox faucibus haesit. 280
Ardet abire fuga dulcisque relinquere terras,
attonitus tanto monitu imperioque deorum.
Heu quid agat? Quo nunc reginam ambire furentem
audeat adfatu? Quae prima exordia sumat?
Atque animum nunc huc celerem nunc diuidit illuc 285
in partisque rapit uarias perque omnia uersat.
Haec alternanti potior sententia uisa est:
Mnesthea Sergestumque uocat fortemque Serestum,
classem aptent taciti sociosque ad litora cogant,
arma parent et quae rebus sit causa nouandis 290
dissimulent; sese interea, quando optima Dido
nesciat et tantos rumpi non speret amores,
temptaturum aditus et quae mollissima fandi
tempora, quis rebus dexter modus. Ocius omnes
imperio laeti parent et iussa facessunt. 295

Y, verdaderamente, Eneas enmudeció, loco ante la visión,
y se erizaron de horror sus cabellos y
la voz se le quedó en la garganta. 280
Arde por alejarse en huida y dejar estas dulces tierras,
atónito por tan gran consejo y mandato de los dioses.
¡Ay! ¿Qué hacer? ¿Con qué palabras ahora se atreverá a abordar a la reina
enloquecida? ¿Cuáles serán sus primeras palabras?
Divide su ánimo veloz ahora aquí y ahora allí 285
y es llevado a varias partes y da vueltas por todas las cosas.
Esta sentencia, al que estaba dudando, pareció mejor:
llama a Mnesteo y a Segesto y al fuerte Seresto,
que preparen en silencio la flota y reúnan a los compañeros junto al litoral,
que preparen las armas y cuál es la causa para cambiar las cosas 290
disimulen; que él, entretanto, puesto que nada sabe
la buenísima Dido y no espera que se rompan amores tan grandes,
intentaría la aproximación y el tiempo más delicado de hablar,
un modo oportuno para estas cosas. Rápidamente todos
obedecen alegres su orden y ejecutan sus mandatos. 295

No hay comentarios:

Publicar un comentario