Liber IV, 1-14


At regina graui iamdudum saucia cura
uulnus alit uenis et caeco carpitur igni.
Multa uiri uirtus animo multusque recursat
gentis honos; haerent infixi pectore uultus
uerbaque nec placidam membris dat cura quietem. 5
Postera Phoebea lustrabat lampade terras
umentemque Aurora polo dimouerat umbram,
cum sic unanimam adloquitur male sana sororem:
'Anna soror, quae me suspensam insomnia terrent!
Quis nouus hic nostris successit sedibus hospes, 10
quem sese ore ferens, quam forti pectore et armis!
Credo equidem, nec uana fides, genus esse deorum.
Degeneres animos timor arguit. Heu, quibus ille
iactatus fatis! Quae bella exhausta canebat!


Por su parte, la reina, angustiada hace tiempo por una grave inquietud,
una herida alimenta en sus venas y es consumida por un fuego oculto.
El gran valor de aquel hombre vuelve a menudo a su ánimo y el gran
honor de este pueblo; quedan fijados en su pecho su rostro
y sus palabras y no da plácido descanso a sus miembros la inquietud. 5
L
a Aurora siguiente recorría las tierras con la luz de Febo
y había alejado del cielo la húmeda sombra
cuando así se habla, desequilibrada, a su unánime hermana:
«
Hermana Ana, ¡qué ensueños me aterrorizan indecisa!
¡Qué nuevo huésped se acercó aquí a nuestra casa, 10
a quién pareciéndose en el rostro, qué fuerte en su pecho y en sus armas!

Creo, ciertamente, y no es vana confianza, que su linaje es de dioses.
El temor muestra los espíritus indignos. ¡Ay, por qué hados
él fue lanzado! ¡Qué guerras llevadas a término cantaba!

No hay comentarios:

Publicar un comentario