Liber III, 441-452

Huc ubi delatus Cumaeam accesseris urbem
diuinosque lacus et Auerna sonantia siluis,
insanam uatem aspicies, quae rupe sub ima
fata canit foliisque notas et nomina mandat.
Quaecumque in foliis descripsit carmina uirgo 445
digerit in numerum atque antro seclusa relinquit:
illa manent immota locis neque ab ordine cedunt.
Verum eadem, uerso tenuis cum cardine uentus
impulit et teneras turbauit ianua frondes,
numquam deinde cauo uolitantia prendere saxo 450
nec reuocare situs aut iungere carmina curat:
inconsulti abeunt sedemque odere Sibyllae.


Cuando, llevado allí, hayas llegado a la ciudad de Cumas
y a los lagos divinos y al Averno resonante de bosques,
verás a la vate inspirada, que bajo una profunda roca
canta los hados y deposita en las hojas notas y nombres.
Cualesquiera poemas que ha escrito en las hojas la doncella 445
las pone en orden y las deja encerradas en la cueva:
allí permanecen inmóviles en sus lugares y no se mueven de su orden.
Pero, cuando, girado el gozne, un tenue viento
las empuja y
la puerta perturba las tiernas hojas,
nunca más de prender a las que vuelan por la cava roca 450
ni de ponerlas en su sitio o juntar los poemas se preocupa:
se alejan los que no han obtenido respuesta y odian la sede de la Sibila.


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