Liber III, 259-269

At sociis subita gelidus formidine sanguis
deriguit: cecidere animi, nec iam amplius armis, 260
sed uotis precibusque iubent exposcere pacem,
siue deae seu sint dirae obscenaeque uolucres.
Et pater Anchises passis de litore palmis
numina magna uocat meritosque indicit honores:
'Di, prohibete minas; di, talem auertite casum 265
et placidi seruate pios.' Tum litore funem
deripere excussosque iubet laxare rudentis.
Tendunt uela Noti: fugimus spumantibus undis
qua cursum uentusque gubernatorque uocabat.


Y a los compañeros por el súbito miedo la sangre gélida
se les puso: decayeron los espíritus y ya no más con las armas, 260
sino con votos y con preces me ordenan pedir la paz,
ya sean diosas, ya funestos y obscenos
pájaros.
Y el padre Anquises desde la playa,
extendidas las palmas,
invoca a los grandes númina e indica las honras oportunas:
Dioses, impedid las amenazas; dioses, impedid un suceso de tal clase 265
y, plácidos, cuidad a los piadosos.” Entonces, de la playa la maroma
ordena arrancar y aflojar las rígidas amarras.
Extienden las velas los Notos: huimos por las aguas espumantes,
por donde nos marcaban el rumbo el viento y el piloto.


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