Liber III, 219-235

Huc ubi delati portus intrauimus, ecce
laeta boum passim campis armenta uidemus 220
caprigenumque pecus nullo custode per herbas.
Inruimus ferro et diuos ipsumque uocamus
in partem praedamque Iouem; tum litore curuo
exstruimusque toros dapibusque epulamur opimis.
At subitae horrifico lapsu de montibus adsunt 225
Harpyiae et magnis quatiunt clangoribus alas,
diripiuntque dapes contactuque omnia foedant
immundo; tum uox taetrum dira inter odorem.
Rursum in secessu longo sub rupe cauata
[arboribus clausam circum atque horrentibus umbris] 230
instruimus mensas arisque reponimus ignem;
rursum ex diuerso caeli caecisque latebris
turba sonans praedam pedibus circumuolat uncis,
polluit ore dapes. Sociis tunc arma capessant
edico, et dira bellum cum gente gerendum. 235


Cuando llevados aquí entramos al puerto, he aquí que
alegres manadas de bueyes por todos los lados en los campos vemos 220
y ganado caprino sin ninguna custodia por las hierbas.
Corrimos con la espada e invocamos a los dioses y al propio
Júpiter con una parte del botín; entonces en el curvo litoral
levantamos los lechos y con opimos platos comimos.
Pero, súbitamente, con horrífico deslizamiento desde los montes se presentan 225
las Harpías y baten con grandes gritos sus alas,
y nos roban la comida y ensucian todas las cosas con su contacto
inmundo; además, voces feroces entre el olor repugnante.
De nuevo, en un lugar apartado bajo una roca cavada
[rodeada por árboles y terribles sombras] 230
montamos las mesas y repusimos el fuego en los altares;
de nuevo de otra parte del cielo y de oscuros escondrijos
la turba resonando sobrevuela el botín con sus pies ganchudos,
ensucia con su boca la comida. Proclamo, entonces, a mis compañeros
que cojan sus armas y que debe hacerse la guerra contra este cruel linaje. 235


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