Liber II, 604-623

Aspice (namque omnem, quae nunc obducta tuenti
mortalis hebetat uisus tibi et umida circum 605
caligat, nubem eripiam; tu ne qua parentis
iussa time neu praeceptis parere recusa):
hic, ubi disiectas moles auulsaque saxis
saxa uides, mixtoque undantem puluere fumum,
Neptunus muros magnoque emota tridenti 610
fundamenta quatit totamque a sedibus urbem
eruit. Hic Iuno Scaeas saeuissima portas
prima tenet sociumque furens a nauibus agmen
ferro accincta uocat.
Iam summas arces Tritonia, respice, Pallas 615
insedit nimbo effulgens et Gorgone saeua.
Ipse pater Danais animos uirisque secundas
sufficit, ipse deos in Dardana suscitat arma.
Eripe, nate, fugam finemque impone labori;
nusquam abero et tutum patrio te limine sistam.' 620
Dixerat et spissis noctis se condidit umbris.
Apparent dirae facies inimicaque Troiae
numina magna deum. 
 
Mira (pues toda la nube, que ahora puesta delante protegiéndote
te oscurece tu visión mortal y, húmeda, alrededor 605
te envuelve en niebla, retiraré; tú no temas de tu madre
algunos mandatos ni rehúses obedecer sus preceptos):
aquí, donde las moles deshechas y las rocas arrancadas
de las rocas ves y el humo ondulante mezclado con el polvo,
Neptuno con su gran tridente los muros y los removidos 610
cimientos golpea y toda la ciudad desde sus bases
destruyó. Aquí la crudelísima Juno las puertas Esceas
ocupa la primera  y, enfureciéndose, al ejército aliado de las naves,
ceñida con la espada, convoca.
Ya la más alta ciudadela, mira, Palas Tritonia 615
habita, brillando en su nimbo, y la cruel gorgona.
Mi propio padre ánimos a los dánaos y fuerzas favorables
proporciona, él mismo suscita a los dioses contra las armas dárdanas.
Huye precipitademente, hijo, y pon fin a tu sufrimiento;
nunca te faltaré y te estableceré seguro en el umbral patrio.” 620
Había dicho y se escondió en las espesas sombras de la noche.
Aparecen, crueles rostros y enemigos de Troya,
los grandes númenes de los dioses.

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