Liber II, 402-412

Heu nihil inuitis fas quemquam fidere diuis!
Ecce trahebatur passis Priameia uirgo
crinibus a templo Cassandra adytisque Mineruae
ad caelum tendens ardentia lumina frustra, 405
lumina, nam teneras arcebant uincula palmas.
Non tulit hanc speciem furiata mente Coroebus
et sese medium iniecit periturus in agmen;
consequimur cuncti et densis incurrimus armis.
Hic primum ex alto delubri culmine telis 410
nostrorum obruimur oriturque miserrima caedes
armorum facie et Graiarum errore iubarum.

¡Ay, en nada le está permitido a uno confiar contra la voluntad de los dioses!
He aquí que era arrastrada la doncella hija de Príamo
de sus cabellos sueltos, Casandra,
fuera del templo y del santuario de Minerva,
tendiendo hacia el cielo sus
ardientes ojos en vano, 405
sus ojos, pues cadenas retenían sus tiernas manos.
No soportó este espectáculo, enfurecida su mente, Corebo,
y se lanzó dispuesto a morir en medio del ejército;
todos lo seguimos y nos precipitamos contra muchas armas.
Entonces, primero, desde el alto tejado del templo por la flechas 410
de los nuestros somos abatidos y surgió una misérrima matanza
por el aspecto de nuestras armas y el error de los
penachos griegos.

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