Liber II, 132-144

Iamque dies infanda aderat; mihi sacra parari
et salsae fruges et circum tempora uittae.
Eripui, fateor, leto me et uincula rupi,
limosoque lacu per noctem obscurus in ulua 135
delitui dum uela darent, si forte dedissent.
Nec mihi iam patriam antiquam spes ulla uidendi
nec dulcis natos exoptatumque parentem,
quos illi fors et poenas ob nostra reposcent
effugia, et culpam hanc miserorum morte piabunt. 140
Quod te per superos et conscia numina ueri,
per si qua est quae restet adhuc mortalibus usquam
intemerata fides, oro, miserere laborum
tantorum, miserere animi non digna ferentis.'

Y ya estaba presente el día infando; se prepara para mí las cosas sagradas
y los frutos salados y las cintas alrededor de las sienes.
Me escapé, lo confieso, de la muerte y rompí las ligaduras,
y por un cenagoso lago durante la noche a oscuras entre algas 135
me oculté hasta que se hicieran a la mar, si, por casualidad, se hubieran hecho.
Y ya no había para mí esperanza alguna de ver mi antigua patria
ni mis dulces hijos ni mi deseadísimo padre,
a los que aquellos, quizás, no sólo castigarán por mi huida
sino que también pagarán esta culpa con la muerte de esos desgraciados. 140
Esto te pido por los dioses y los núminas conocedores de la verdad,
por si alguna fidelidad inviolada hay que quede todavía
para los mortales en algún sitio: ten piedad de tan grandes sufrimientos,
ten piedad de un espíritu que soporta cosas no dignas.”

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