Liber I, 238-253

Hoc equidem occasum Troiae tristisque ruinas
solabar, fatis contraria fata rependens.
Nunc eadem fortuna uiros tot casibus actos 240
insequitur. Quem das finem, rex magne, laborum?
Antenor potuit, mediis elapsus Achiuis,
Illyricos penetrare sinus, atque intima tutus
regna Liburnorum, et fontem superare Timaui,
unde per ora nouem uasto cum murmure montis 245
it mare proruptum et pelago premit arua sonanti.
Hic tamen ille urbem Pataui sedesque locauit
Teucrorum, et genti nomen dedit, armaque fixit
Troia; nunc placida compostus pace quiescit.
Nos, tua progenies, caeli quibus adnuis arcem, 250
nauibus (infandum!) amissis, unius ob iram
prodimur atque Italis longe disiungimur oris.
Hic pietatis honos? Sic nos in sceptra reponis?'

Con esto, ciertamente, me consolaba de la caída de Troya y de sus tristes ruinas,
contrapesando los Hados contrarios con otros Hados.
Ahora la misma fortuna persigue a unos hombres llevados por tantos avatares. 240
¿Qué final das, gran rey, a sus sufrimientos?
Anténor pudo, deslizándose por medio de los aqueos,
penetrar seguro el golfo de Iliria y el interior del reino de los liburnos
y sobrepasar la fuente del Timavo,
de donde por nueve bocas con gran murmullo del monte 245
va como un mar impetuoso y con su agua sonante cubre los campos.
Él, sin embargo, colocó aquí la ciudad de Pátavo
y los terrenos de los teucros y dio nombre a su pueblo y colgó las armas troyanas;
ahora descansa tranquilo en plácida paz.
Nosotros, progenie tuya, a quienes concedes la ciudadela del cielo, 250
perdidas (¡horror!) nuestras naves, somos abandonados por la ira de una sola persona
y separados de las costas ítalas.
¿Ésta es la recompensa a nuestra piedad? ¿Así nos repones en nuestro cetro?"

No hay comentarios:

Publicar un comentario