Liber I, 102-123

Talia iactanti stridens Aquilone procella
uelum aduersa ferit, fluctusque ad sidera tollit.
Franguntur remi; tum prora auertit, et undis
dat latus; insequitur cumulo praeruptus aquae mons. 105
Hi summo in fluctu pendent; his unda dehiscens
terram inter fluctus aperit; furit aestus harenis.
Tris Notus abreptas in saxa latentia torquet—
saxa uocant Itali mediis quae in fluctibus aras—
dorsum immane mari summo; tris Eurus ab alto 110
in breuia et Syrtis urget, miserabile uisu,
inliditque uadis atque aggere cingit harenae.

Al que tales palabras profería, la tempestad, estridente por el Aquilón,
golpea de frente la vela y levanta las olas hasta las estrellas.
Pártense los remos; entonces la proa se vuelve y da su lado a las olas;
sigue inmediatamente un escarpado monte de agua con toda su masa. 105
Unos quedan suspendidos en la cresta de la ola; a otros el agua, abriéndose,
les descubre tierra entre las olas; el oleaje se enfurece con las arenas.
El Noto arroja tres naves arrebatadas contra unas rocas que están ocultas --
los ítalos llaman a estas rocas, que están en medio de las olas, “Altares”--,
extraordinaria espalda en la superficie del mar, otras tres el Euro empuja 110
desde alta mar a sitios poco profundos y a las Sirtes, espectáculo miserable de ver,
y las estrella contra los vados y las rodea con un terraplén de arena.


Vnam, quae Lycios fidumque uehebat Oronten,
ipsius ante oculos ingens a uertice pontus
in puppim ferit: excutitur pronusque magister 115
uoluitur in caput; ast illam ter fluctus ibidem
torquet agens circum, et rapidus uorat aequore uortex.
Adparent rari nantes in gurgite uasto,
arma uirum, tabulaeque, et Troia gaza per undas.
Iam ualidam Ilionei nauem, iam fortis Achati, 120
et qua uectus Abas, et qua grandaeuus Aletes,
uicit hiems; laxis laterum compagibus omnes
accipiunt inimicum imbrem, rimisque fatiscunt.

A una, que llevaba a los Licios y al fiel Orontes,
ante sus propios ojos una ingente ola desde lo alto la golpea
en la popa: el piloto es sacudido y cae hacia adelante de cabeza; 115
en cambio, a la nave el oleaje la hace girar tres veces allí mismo
llevándola circularmente, y un rápido torbellino de agua la devora.
Aparecen algunos pocos nadando en el vasto mar,
armas de guerreros y tablas y el tesoro troyano por las olas.
Ya la tempestad vence la resistente nave de Ilioneo, ya la del fuerte Acates, 120
y en la que había sido transportado Abante y en la que el anciano Aletes;
todas reciben el agua enemiga por las flojas uniones de los lados
y se rajan por las hendiduras.

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